CAPÍTULO 23

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No tardó ni un minuto más en la oficina, cuando el reloj marcó la hora de salir Piper salió desesperada a buscar algo de ropa adecuada para asistir a ese concierto de "Pearl Jar" al que había sido invitada, pues en realidad no tenía siquiera mas de un par de jeans de mezclilla, y aunque no estaba por completo convencida de asistir, se dijo a sí misma que la iniciativa de Alex de involucrarla un poco más en su vida no le iba nada mal, de hecho, le agradaba que se hubiera tomado el tiempo para ir a buscarla hasta su oficina e invitarla personalmente a ese evento.
Se lo pensó mientras se medía un par de chaquetas de cuero muy parecidas a la que la guitarrista solía usar y llegó a la conclusión de que tal vez y después de todo, Alex también necesitaba compañía y estaba acercándose a eso de pronto, así que tal vez ella no tuviera que volver a ir sola a ningún evento mientras el tratado de paz con la pelinegra siguiera en pie.

Eligió al final un outfit de color negro que pensó adecuado, y aunque terminó decidiendo comprarse un blazer que podría utilizar después, en lugar de una chaqueta que seguramente estaría guardada en su armario la mayor parte del tiempo, y a penas tuvo el tiempo justo de ir a su departamento, darse una ducha rápida y arreglarse para el concierto.
Camino allá, las calles y avenidas estaban abarrotadas, pues una buena cantidad de fanáticos de la banda también se dirigía hacia el auditorio donde se llevaría a cabo tal evento, y comprendió entonces por qué la insistencia de Alex porque estuviera allá temprano.
Condujo hasta poder encontrar un sitio donde estacionarse, y totalmente desorientada bajó del auto entre fanáticos, reporteros y un montón de vendedores, cuyos artículos eran inconfundibles por tener el rostro de Alex en su mayoría.

Se formó en la fila más corta, que era precisamente la zona VIP, y antes de sufrir un paro cardiaco por no encontrar su boleto a la primera, pudo localizarlo en una de los bolsillos ocultos de su pequeña cartera de mano.
Con los nervios comiéndole las entrañas y la impaciencia comenzando a hacer estragos entre anuncios espectaculares y pantallas con promoción del evento donde las integrantes de la banda parecían bastante imponentes, al fin llegó hasta el acceso después de casi cuarenta minutos.
Entregó su boleto, le dieron una pulsera y entre algunos empujones logró ubicarse en el sitio que Alex le había dicho.

Piper se sentía por completo fuera de su zona de confort. Otra vez estaba adentrándose en el territorio de Alex, y aunque aquello no era en absoluto malo, si era una manera de dejar a la pelinegra ganar lo que sea que estuviera en juego.
Trató de calmarse a sí misma pensando en lo extraña que lucía ella entre ese montón de personas emocionadas por el concierto, y entonces comenzó a notar la diferencia de su atuendo comparado con el de las demás personas que estaban ahí, y aunque trató de calmarse lo más que pudo, simplemente no podía dejar de notar lo diferente que ella lucía.
Las luces parpadeaban y la banda aún no subía al escenario, pero sus pies la estaban matando, por lo que se regañó mentalmente por no haberse comprado también un par de tenis para la ocasión.

Mientras sus dudas y comparaciones mentales la tenían envuelta en un mar de ideas de que no debería estar ahí, entre el público hubo alguien que no pudo evitar distinguir esa cabellera rubia que había deseado muchas veces acariciar sin el éxito siquiera de tocar uno solo de sus rizos.
Trató de acercarse a una distancia segura y enfocó su celular hacia la hermosa rubia que lucía desesperada lejos de todas las personas que la rodeaban, y de inmediato sonrió.
No es que fuera la mejor fotografía, pero era algo, y dado que tenía una ardua investigación que encabezar para conseguir el pago prometido, ya era un buen inicio.
Las pruebas no eran exactamente sólidas, pero iba a tratar de vigilar la interacción entre Piper con Alex, puesto que hacía un par de semanas, cuando casualmente se encontraba comiendo en uno de los restaurantes cercanos a su trabajo, un periodista al que Piper había corrido de su oficina por querer entrometerse de más en la vida privada de sus clientes de dicha banda, escuchó a Larry conversar con uno de sus compañeros respecto al caso que tenía a todo "Reznikov Asociados" en un ir y venir de comentarios en boca de todos.
La conversación llamó la atención del reportero por el especial desprecio con el que Larry hablaba respecto a Alex, y esa conversación que había tenido con Piper respecto a que deberían ayudar a la guitarrista dándole una escopeta, por lo que obviamente, el trabajador del famoso periódico pudo deducir que la rockera no era de su agrado, y no quiso desperdiciar su oportunidad.

LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora