CAPÍTULO 42

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La mente de Zelda siguió maquinando un montón de cosas que podía hacer para afectar a Alex, pues aunque aparentemente el enviar a Sylvie a casa de Piper no había surtido ningún efecto visible, tenía más ases bajo la manga, y uno de ellos incluía a Artesian, con quien había estado saliendo en las últimas semanas.
La mujer estaba emocionada, había estado en una racha poco activa en cuestión de relaciones, y cuando de pronto Zelda comenzó a mostrarle interés, no pudo evitar sentirse "en el mercado" otra vez.

El viaje a Australia estaba planeado para iniciar el domingo. El jet se suponía que iba a estar listo al rededor de las tres de la tarde, pues el martes al medio día tenían esa cita con los abogados de Vinnie que estaban dispuestos a colaborar con Piper para hacer que sus clientes tuvieran el mejor arreglo posible y rápido, y dadas las 14 horas de diferencia horaria, a penas tendrían un poco de tiempo para reponerse del jet lag.
Alistaban algunas maletas el sábado por la tarde, entre besos y provocaciones que las habían distraído un par de veces de lo que pretendían, pero ahora era Piper quien trataba más de mantener la calma, puesto que su trabajo era algo de mucha importancia y a lo que le daba la mayor seriedad posible, pero Alex adoraba hacerla enfadar sobre todo en ese terreno minado que era el aspecto laboral en la vida de Piper.
Estaba comenzando a desabrocharle los jeans ante las quejas y reparos de la rubia, cuando su celular comenzó a sonar.

— Te salvó la campana. — sonrió la pelinegra dándole un último besito en el cuello.

Tomó su celular y al ver que era Artesian respondió de inmediato. Hacía ya un par de días que no tenía noticias de su publicista, pues su vida pública estaba en una etapa tan tranquila, que se comunicaban quizá un par de veces por semana con correos electrónicos para fijar las fechas de entrevistas y demás.

— Hola, ¡vaya milagro! — sonrió de buena gana.

— Hola, Alex. — su voz parecía un tanto apagada. — ¿Cómo va todo?

— Genial, ya sabes... No hay problemas de ningún tipo y estoy feliz con quién estoy... ¿Qué tal estás tú?

— Todo bien, aunque me preguntaba si sería posible verte más tarde.

— ¿Sucede algo? — su foco de alerta se encendió de inmediato y el de Piper también, puesto que de inmediato volteó a ver a su novia.

— Solo necesito hablar contigo, nada de alarmarse pero si es importante.

— Bien, ¿te parece a las siete?

— Perfecto. Ya conoces mi dirección, te espero aquí.

— Claro, ahí estaré.

— Nos vemos más tarde entonces.

La llamada terminó y aunque Piper no estaba nada complacida con aquella cita que ahora Alex tenía con su publicista, trató de calmarse pensando en que solamente eran cuestiones de trabajo las que estaban llevando a la pelinegra a esa hora al departamento de Artesian.
Tenía un nudo en el estómago, como si algo en su cuerpo le estuviera dando una advertencia, pero se dijo a sí misma que seguramente eran los celos que de nuevo estaban causando estragos en ella.
La guitarrista prometió que volvería pronto para que se ducharan juntas, y esa promesa fue la que dejó más tranquila a la rubia después de despedir a su novia con un largo y apasionado beso en la puerta de su departamento.

Alex condujo escuchando uno de sus playlist favoritos, y cuando estaba entrando al fin a la calle privada donde residía su publicista, en el estéreo de su auto sonaba "Stay with me" de Faces haciéndola menear la cabeza al ritmo de la potente voz del vocalista que lograba poner todo el ambiente en su simple auto.
Apagó el auto y aguardó hasta que la canción terminó para bajar y colocar la alarma.
No era la primera vez que estaba en aquel sitio, pero en esa ocasión le pareció por demás oscuro, cosa que se le hacía un poco extraña, pero decidió no darle importancia.

LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora