CAPÍTULO 18

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Los ojos de Piper se dirigieron con una mezcla de burla y furia a Alex, mientras se alejaba haciendo que la soltara con rapidez.

— ¿Estás loca? — continuó avanzando hacia su auto. — ¿De qué planeta vienes? No puedes ir por ahí haciendo ese tipo de proposiciones como si estuvieras ofreciendo un cupón de descuento. — Alex sonrió.

— Ya lo sé, y no lo hago... Es la primera vez que pido algo así. — sonrió avergonzada.

Alex le había pedido sexo a cambio de sexo, nada de sentimientos ni tampoco una segunda vez, solamente sexo desenfrenado, libre de prejuicios y tabúes que les permitiera a las dos limar asperezas con el fin de estar en paz en el trabajo y en cualq...

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Alex le había pedido sexo a cambio de sexo, nada de sentimientos ni tampoco una segunda vez, solamente sexo desenfrenado, libre de prejuicios y tabúes que les permitiera a las dos limar asperezas con el fin de estar en paz en el trabajo y en cualquier situación que pudieran necesitar verse, para ella era más que claro que lo necesitaban.
Pero lo más importante: solamente iban a tener una noche juntas, esa era la regla de oro.
No había hecho nada a su parecer indecente, ella creía que era algo considerado de su parte el pedir aquello y no acosar a la rubia, cosa que jamás había hecho con ninguna mujer. 
Había querido alejarse de ella y mantener todo profesional, pero lo cierto era que no había podido mantenerse al margen, y sobre todo, no podía negar lo mucho que quería volver a sentir a la rubia cerca.
Anhelaba sus labios y su aroma, quería sentir su piel cálida y erizada vibrando con sus caricias, y no olvidarse de venerar un solo centímetro de la piel de Piper con manos y lengua; llenarla de besos y hacerla suya un montón de veces antes de dejarla ir.
Pero al parecer Piper no lo entendía y se había ofendido con aquella proposición, tanto que ahora parecía incluso más molesta con ella dando zancadas hasta estar frente a su auto.

— Como si yo fuera a creerte eso. — se rio.

— Hablo en serio... — puso la mano en su espalda baja mientras la abogada buscaba la llave de su auto, y por supuesto que se congeló al sentir la suave caricia de Alex. — Mira, no vamos a negar que hay una chispa entre nosotras dos que se enciende como pólvora a penas estamos cerca. Yo te gusto y tú... — se mordió los labios. — Joder, me gustas muchísimo. Así que, ¿por qué no hacerlo?

— ¿Solo sexo? — Piper le miró los labios.

— El más asombroso y caliente sexo que te puedas imaginar. — asintió con frenesí. — No tienes idea de lo mucho que quiero llenarte de orgasmos. Eso debería ser considerado un gran halago. — dijo como para sí misma y ahí estaba la primer risita genuina por parte de la rubia.

— Estás loca. — bajó la mirada con las mejillas sonrojadas. — Digamos que, hipotéticamente, yo aceptara tu proposición, ¿qué sucedería?

— Bueno, iríamos a mi departamento o al tuyo si lo prefieres, donde te sientas más cómoda, hipotéticamente... También hipotéticamente, tendríamos sexo increíble hasta hartarnos y después, al día siguiente solamente seríamos abogada y cliente. No voy a llamarte para decirte lo asombroso que fue, ni voy a impedirte salir con quien tu quieras. Tampoco te hostigaré con mensajes ni te pediré una noche más. Simplemente vamos a disfrutarnos una noche y superar todo como las adultas que somos. Todo hipotéticamente, claro. — esa era la primera vez que veía a la pelinegra hablar con seriedad, por lo que se quedó pensativa unos segundos que Alex no iba a desaprovechar, así que se acercó un poco más a ella y cerca de su oído le susurró: — Te prometo que voy a hacer que valga la pena, te vas a correr como nunca en tu vida y me verás de rodillas frente a ti las veces que quieras, voy a dejarte dominar, si tu quieres.

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