Sylvie recibió con curiosidad la carta especialmente mal doblada que habían dejado en su buzón.
Se colocó un par de guantes porque en realidad no sabía qué esperar de aquel documento, así que sin pensarlo más comenzó a leer la letra escrita con descuido que tenía en aquel documento.
Leyó un par de veces el contenido y la dirección que venía al pie de la página, donde la solicitaban, pero había algo muy extraño en todo aquello.Alex jamás había vuelto a buscarla, como le había prometido, y dado el daño que ella sabía que le había causado, entendía que la pelinegra se hubiera alejado, pero de eso a que ahora le estuviera pidiendo ir a buscarla era sin duda algo que no cuadraba en todo aquello.
Marcó el número que venía también adjunto y no hubo respuesta, así que, si quería averiguar si Alex era quien la estaba contactando en realidad, no había más remedio que ir a buscarla a la dirección que ella o quien sea había escrito en la carta.Salió del hospital mirando su reloj en la muñeca marcando las seis de la tarde, y aunque tal vez no era la mejor hora para ir a buscar a su ex novia, sabía que si no lo hacía en ese momento, ya no encontraría el valor para atreverse a buscarla.
Caminó hasta su auto aún con los pensamientos en lo terrible que había sido su actitud con la guitarrista y el daño terrible que le había causado cuando era su novia, y un suspiro salió de su pecho al abrir la puerta, que por la distracción de su cabeza revuelta, comenzó a sonar pues había olvidado apagar la alarma.
Subió al auto y trató de calmar su respiración, así como sus pensamientos que estaban quitándole todo rastro de concentración.
Ingresó la llave y lo primero que hizo antes de avanzar, fue revisar la carta misteriosa y colocar la dirección en el GPS para que le indicara como llegar a ese departamento.Estaba ubicado en una zona bastante reservada de la ciudad, y aunque ella jamás había pensado que Alex tuviera gustos tan refinados para elegir un departamento, se sorprendió al ver el imponente edificio a penas se detuvo cerca de el.
Los ventanales eran de vidrio oscuro con cortinas que perfectamente combinaban con la pintura del exterior, y el jardín bien cuidado le daba el aspecto de una verdadera casa de alguien con dinero y mucho buen gusto.
A penas bajó del auto le temblaron las piernas, casi haciéndola caer de bruces por el mismo nerviosismo que ahora le estaba comenzando a quitar la valentía que sentía hacía minutos atrás.
El recibidor y el ascensor tenían el mismo buen gusto que el edificio entero, y aunque sabía que el piso de ella era el que había estado observando desde afuera, todo el lugar parecía increíblemente sincronizado en buen gusto.
Cuando bajó del ascensor y caminó casi dando tumbos por la alfombra, la respiración se le aceleró como si hubiera subido por las escaleras en vez de hacerlo por el ascensor.
Alex aún le movía el piso, sin siquiera haberla visto, y estaba convencida de que si de pronto la estaba buscando, era porque seguramente aún apreciaba algo de ella.Alex había sido tan buena cuando fueron novias que incluso Sylvie se sentía avergonzada de todo el daño que le había causado de cualquier manera, y no quería pensar en ello, pero era imposible.
Cada vez que la había golpeado o empujado creyendo que la engañaba, o las veces que, cuando la pelinegra quería darle una sorpresa y ella pensando que le ocultaba algo la había humillado y le había roto a saber cuántas cosas, entre ellas guitarras eléctricas y otros aparatos, cada una de las veces en que Alex no quería tener sexo con ella y Sylvie la obligaba a ir con ella a la cama y hacer lo que ella quería.
Se sentía verdaderamente avergonzada, pero al mismo tiempo agradecida también porque la misma pelinegra a la que había maltratado a su antojo, la había ayudado a salir de todas sus malas actitudes sanando en aquel hospital donde ahora ella misma estaba ayudando a las personas que como ella, necesitaban controlar sus actitudes para no dañar a los demás.Se acercó a la puerta y antes de tocar con la mano temblorosa, se limpió el sudor en el vestido y se arregló un poco el cabello.
Es cierto que ella había visto a Alex en la televisión o en algunos artículos en revistas o periódicos, pero nada se comparaba a estar parada frente a su puerta y a punto de tocar.
Presionó el timbre y retrocedió un paso aguardando porque la hermosa pelinegra abriera la puerta.
Cada segundo fue eterno, combinándose con el latir apresurado de su corazón que necesitaba con urgencia volver a verla en persona.
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LOVE HER MADLY
Fanfiction«Cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loco por ti.» "No me vengas a dar lecciones de cordura, cuando lo que necesito es que alguien en su sano juicio quiera enloquecer conmigo." ~Benjamín Griss~ *En esta obra se incluyen personajes basados...