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—permiso, disculpe profe—hablo la secretaria entrando al salón interrumpiendo la clase

—sí, adelante—contesto mi profesor de literatura

—Valdez venga un momentito y traiga su cuaderno—me señaló, levanté las cejas por inercia, me pare y caminé saliendo del salón con ella adelanté, lo único que me faltaba era que me llamen la atención por insistir con el tema del examen.

Fuimos hasta la dirección, se sentó detrás del escritorio y yo enfrente, la miraba fijo esperando que hable, hasta que lo hizo al fin.

—nos comunicamos con Marcela, tu profesora de historia, le comentamos lo sucedido—suspire escuchando atentamente—hubo una equivocación con las notas, en si con los apellidos Vélez y Valdez—busco la nota en una hoja, me miro sonríendo—Valdez su nota es nueve y su compañero Vélez es el que se sacó seis—solte un suspiro acompañado de una sonrisa de alivio, yo sabía que tenía que ser un error, había estudiado mucho y nunca desapruebo los exámenes.

—gracias—dije sonríendo

—no por favor, disculpe por el error, y esperemos que no vuelva a pasar, entregueme su cuaderno así le modifico la nota—me sonrió extendiendo su brazo, se lo di y espere en silencio que modifique la nota.

En cuanto me lo devolvió, le agradecí y salí de la dirección rumbo al salón con una enorme sonrisa.

Sentía alivio, si que lo sentía, todo dependía de esta nota, mi trabajo, mi paz en mi propia casa, poder salir y ojalá no se volviera a repetir lo de ayer.

Cuando salí, de camino a casa compré lo necesario para la cena, algunas cosas que faltaban en casa y a paso apurado tome camino hasta mi casa.

El sol pegaba de lleno a mi cara, es un hermoso día, necesitaba estar acostada en algún parque, con los ojos cerrados disfrutando de la paz que me daría ese momento.

Me hacía falta un recreo, si, un recreo de mi propia vida, por un día jugar a que no tengo un padre que se ahoga en alcohol, me grita odiandome con todas sus fuerzas, que a veces se le va la mano y se deja llevar por su enojó, jugar a que tengo a mi madre en vida, que aún la puedo abrazar, la puedo escuchar, que me alumbra el camino con su mirada, jugar a que somos una familia feliz, nos amamos, nos acompañamos y sobre todo somos el pilar de cada uno.

Un gusto amargo apareció en mi boca junto ese horrible nudo en la garganta que te obliga a cerrar los ojos con fuerza a causa del dolor, porque todo eso que pensaba era solo mi imaginación, mi padre no iba a cambiar, nunca más voy a tener a mi madre y jamás fuimos ni vamos a ser una familia feliz.

Abrí la puerta de mi casa, entre y fui a la cocina a acomodar las compras que hice, después pase a mi pieza donde deje la mochila y me cambié con ropa más cómoda.

Quería llamar ya a Xime y contarle sobre la nota, pero sabía que estaba en el trabajo, me había comentado que hoy tenía que retirar unas remeras para Mateo y llevar ropa a la tintorería, se me hizo raro ya que eso lo hace los domingos.

Negué con la cabeza, no podía permitirme seguir estando mal, si había algo que aprendí o me hicieron aprender de golpe, es que tengo que ser fuerte y no dejar que la tristeza me consuma, cuesta llevar eso acabo, pero se puede, así que deje de lado todos esos pensamientos, puse música y empecé a limpiar, no sin antes mandarle un mensaje a mi amiga que me llame cuando esté libre.

No tardó más que dos minutos en llamarme, sonreí porque así es ella, no importa que estuviese haciendo, siempre estaba para mí y eso me llenaba el alma de una manera única.

—hola—dije acomodaba las sillas arriba de la mesa para poder pasar el trapo sin ningún estorbo

—amiga, está todo bien?—pregunto y por el ruido de fondo supe que se encontraba en la calle.

—si, más que bien, al final se equivocaron de nota, me vino a buscar la secretaría y me dijo que se equivocaron de apellido, me saque con un nueve—hable contenta

—bien lpm—dijo mi amiga del otro lado y me hizo reír—yo recién salgo de neuen, hablé con Luis y le dije que por unos días no ibas a poder venir, tranqui que no dije nada de todo lo que pasó—suspire porque sinceramente me daba vergüenza que la gente supiera mi realidad.

—gracias—susurre y se hizo un silencio que rompí enseguida—hoy habló con Mario y seguro que ya mañana vuelva a trabajar—sonreí

—bueno amiga, cualquier cosa me llamás ya sabés—asentí aunque no me este viendo

—sí, gracias, ahora voy a seguir limpiando así termino temprano y puedo prepararme mentalmente para hablar con Mario—me reí al notar lo ridícula que me oía, Xime suspiro pesadamente, no le hacía nada de gracia pero yo buscaba el lado de reírme aunque sea a costa de mi tristeza porque sino me iba a terminar destruyendo y no quería eso.

—dale, descansa bien que mañana tenes trabajo fuera de neuen y seguro que estemos a las corridas—asentí como empleado a jefe y me reí de mi propio pensamiento

—dale Xime, más tarde te hablo, cuídate—conteste

—vos también cuídate ye—dijo para después cortar.

Suspiré mirando mi alrededor y sin ganas continúe limpiando preparándome mentalmente para enfrentar a mi padre, aunque sabía que era algo bueno lo que tenía para decirle, el miedo me dominaba siempre cuando lo tenía enfrenté.

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Deje que terminara de comer, junte los platos y demás cosas que usamos, lave y limpie todo, caminé a mi pieza, saque el cuaderno de la mochila, respire profundo antes de salir.

Me acerqué a la mesa y extendí el brazo dejando el cuaderno sobre ella, él miró el cuaderno y después a mí

—otra nota baja?—pregunto soberbio, tragué saliva tratando de tranquilizarme para no tartamudear.

—no, hubo un error con mi nota de historia, pero ya lo solucionaron—hable lo más calmada que podía.

Sin decir nada agarró el cuaderno y busco la nota, una sonrisa que no supe descifrar apareció en su boca, tenía algo a favor, hoy no estaba ebrio.

Vi que levanto a penas su mirada a mí después de leer la nota donde la secretaria explicaba el error que cometieron, suspiró cerrando el cuaderno y volvió a mirar la pantalla del televisor.

Me quedé parada esperando que así como se enojó por la mala calificación, aunque sea me diga bien pelotuda, aprobaste.

—que más querés?—pregunto sin mirarme

—no nada, solo que..—me quedé callada pensado que podía salir muy mal lo que iba a decir, pero no me importó, lo tenía que decir—me vas a dejar volver a trabajar?—susurre odiandome por el notorio miedo en mi voz, él sonrió negando y me miró

—seguro moviste cielo y tierra para que arreglen la nota así poder ir a ese trabajo de mierda—elevó el tono de voz y me paralice sin saber que decir—mira Jessia, un error más y te juro por lo que sea, que de acá adentro no salís más, solo para el colegio, me escuchaste?—y ahí estaba otra vez esa mirada de odio sobre mí, esa que me hacía sentir la persona más chiquita del mundo, asentí sin omitir palabra—ahora andate y déjame en paz—hizo ese gesto con la mano dándome a entender que salga de su vista.

Agarre el cuaderno y en silencio me metí a mi pieza, me acosté y le avisé a Xime que mañana iría con ella.

Cerré los ojos intentando dormir, tendría que estar contenta porque volvía a trabajar, pero no podía, la tristeza ocupaba mucho más lugar en mi.

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Y acá el segundo capítulo del día, una mezcla de sensaciones 🥺

Nos leemos mañana wachiiis 🥰 lxs amo 💕💕

Mañana será otro día ~ TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora