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~Jessia~

—bueno me vas a contar que pasó?—pregunto Xime frenando el auto a solo un par de cuadras de Neuen.

—que va a pasar? Mateo al igual que vos, no acepta mi amistad con Gabi—suspire frustrada esquivando su mirada.

—pero algo tuvo que pasa para que Mateo reaccioné así, nunca lo vi tan enojado como hoy—por el rabillo del ojo pude ver cómo negaba mirándome

Suspiré pensando en como reaccionó Mateo al darse cuenta que fume con Gabi, no quería ni imaginar como reaccionaría mi amiga si se llegaba a enterar, se enojaría conmigo y a Gabriel lo mata, eso traería problemas en nuestro trabajo y no quería llegar a eso ni pensarlo.

—Xime no paso nada, nos encontró ahí se respondieron cosas que no les gustó a ninguno de los dos y bueno terminó todo como vos nos encontraste, le grité a Mateo, él a Gabi, Gabi le respondió y todo empeoró—me di vuelta para mirarla—no se porque razón se llevan así, pero lo que sí sé, es que Mateo no es nadie para elegir mis amistades—volví a correr la mirada hacia la ventana

—solo puedo decirte que Mateo tiene sus motivos y que las cosas no se arreglan así, gritando e insultando, amenazando? Las cosas no son así Jessi—dijo frustrada, lo que me faltaba hoy es que ella se ponga del lado de Mateo

—hable como me salió, como me siento, y sinceramente ahora no me importa, es un día de mierda y Mateo empeoró todo, me quiero ir a mí casa—hable fría

—no venís a casa conmigo y mamá?—pregunto aflojando

—no lo voy a dejar solo justo hoy, mañana voy—conteste.

No dijo nada, solo encendió de nuevo el motor y en silencio llegamos a la puerta de mi casa, suspiré cerrando los ojos, la saludé con un abrazo.

—cualquier cosa sea la hora que sea, me llamás yeyi por favor—la miré sonríendo a penas y asentí

—sí, anda tranquila y decile a la madrina que mañana voy—ella asintió.

La volví a abrazar y al fin baje del auto, caminé hasta la puerta y la abrí tranquila, sabía que todavía no iba a estar, vaya a saber uno a la hora que se digne a aparecer.

Desde que falleció mi mamá que este día siempre estoy con él, no importa que caiga fin de semana y tenga que estar de mi madrina como hoy, pase lo que pase este día no lo dejaba solo.

Siempre llegaba ebrio, aunque una vez no fue a trabajar y se quedó acá, tomando toda la noche mientras yo era la encargada de llevarle la bebida hasta el sillón.

Nunca se lo tomaba igual a este día y sinceramente sentía miedo por cómo se iba a sentir hoy, con que iba a salir.

Me di una ducha rápida y empecé a cocinar, no iba a hacer gran cosa ya que seguramente él al igual que yo, no tenía apetito, así que unos fideos con salsa estaba bien.

La hora pasaba y él no venía, no se porque aún lo sigo esperando como si fuera que en algún momento íbamos a cenar juntos y en paz.

Tenía el plato adelante mío, el silencio me estaba aturdiendo pero una parte de mí estaba tranquila así. Lleve la mirada a esa silla, donde ella se sentaba, era su lugar en la mesa, no podía evitar pensarla más de lo normal, sentí el nudo formarse en mi garganta y las lágrimas acumularse en mis ojos.

Por qué no podía tener el apoyo de mi padre en este día, por qué no escuchaba de su parte esas palabras que te dicen todos en este momento? Nada de eso iba a pasar nunca.

Negué levantándome y lleve el plato a la mesada de la cocina, no tenía hambre así que quedó igual a como lo serví.

Me acosté agarrando el cuadro con su foto que descansaba en mi mesa de luz, la miré unos minutos, que mujer hermosa, pensé y sonreí al igual que ella en la foto, la lleve a mi pecho y me abrace a ella cerrando los ojos deseando que todo sea una pesadilla y que entré por esa puerta para leer los cuentos juntas como solíamos hacer cada noche.

Mañana será otro día ~ TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora