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~Ximena~

De nuevo esta sensación de mierda en mi cuerpo. En mi cabeza, esa idea de él poniéndole las manos encima a mi mejor amiga, me saca de quicio. Es su papá y aun así la lastima, a veces no logro comprender cómo alguien que se supone que tiene que amarte y protegerte del mundo te puede hacer mal.

Recibir una llamada de Jessia diciéndome que nuevamente apareció borracho y que otra vez la marcó, helaba mi cuerpo pero no podía hacer nada porque ella no me lo permitía.

Sabía que a pesar de que era un monstruo ella lo amaba y no la culpaba su corazón no tenía maldad y no la dejaba sentir otra cosa.

Estoy triste, tendríamos que estar acá las dos en este lugar que tan importante se hizo para nosotras, disfrutando de estas juntadas mágicas que yo sé que a ella tanto le gustan. Pero sus golpes son imposibles de ocultar esta vez, necesita tiempo para que desaparezcan.

Estoy en el patio de nuestro lugar de trabajo, tirada en el pasto mirando las estrellas, pensando en mi tía en lo distinto que quizás sería todo si ella estuviera acá, en lo felices que quizás seríamos todos, según mi mamá estaba tan cerca de alejarse.

Es tan loco sentir a veces un dolor ajeno como propio, eso me pasaba con Jessia, es mi hermana, mi chiquita y todo lo que a ella le pasaba a mi me dolía muchísimo, así iba a ser siempre.

Estaba tan colgada en mis pensamientos que no escuche cuando camino hacia mi, si sentí cuando se sentó al lado mío, era de las muchas hermosas personas que conocimos acá adentro y la que últimamente me ayudaba a sacarles sonrisas a mi hermana, eso generaba algo hermoso en mi.

—¿Puedo no?—gire mi cabeza hacia él y vi su sonrisa.

—Ya te sentaste enano, ¿para que me preguntas ?—escuche cómo se reía, yo también sonreí pero seguí con mi vista fija en el cielo.

—Solo para molestarte claro está.—se generó un silencio que yo no tenía ganas de llenar prefería seguir callada.—Que raro que viniste sola, pensé que hoy era uno de esos días donde Jessia dormía en tu casa, creí que iba a estar acá.—me tense automáticamente al pensar en mi amiga, aunque me muriera de ganas no podía decir nada.

—No hoy no, pasaron cosas.—me mordí la lengua antes de seguir hablando este tema no me correspondía.

—¿Qué pasó?—me miro intrigado, sé que no entendía nada.

—Nada enano, boludeces no me hagas caso.—intente sonreír pero no me salió, todo esto cada vez me pesaba más, día a día esta carga se hacía más pesada, no porque no pudiera sino porque yo sabía que necesitábamos ayuda, si, las dos porque este problema lo íbamos a transitar siempre juntas.

—¿Sabes una cosa?—se hizo un silencio, no hablé, eso era su pie para que siga hablando.—A veces siento que ustedes esconden muchísimas cosas. No las entiendo, no soy boludo me doy cuenta.—suspire, sabía que tenía razón, pero está no era mi historia, yo solo era una actriz secundaria.

—Estás flashando enano. No pasa nada en serio.

—las veces que vi marcas en Jessia, ¿En serio crees que me trago esas excusas de “me golpee con la puerta”?—hizo las comillas y escuche su risa carente de humor mientras negaba con la cabeza.

Otra vez el silencio, nuevamente mi cabeza navegando por ese pequeño, gran problema que teníamos. Ya no sabía que hacer, esto en cualquier momento se nos iba a ir de las manos yo lo sé.

En ese momento se me vino mi tía a la cabeza, su miedo, sus marcas que aún recuerdo aunque era chica, sus lágrimas que eran disfrazadas con excusas llamadas telenovelas, los enojos del tío y sus gritos. Siempre creí que mi tía era una heroina super fuerte y valiente, pero me equivoqué.

Mañana será otro día ~ TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora