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~Jessia~

Sí la vida no está encontrá mío ya no se que es lo que pasa, porque decidió no ir a trabajar justo hoy que lamentablemente me tengo que quedar acá encerrada por sus malditos golpes.

Lo único que corría por mi cabeza es que no hay nada para comer y eso lo enojaría nuevamente.

Respire profundo y con mucho miedo salí de la pieza y me metí al baño, me tomé un momento para mirarme en el espejo y volver a llorar.

Tenía un hematoma en el ojo izquierdo, y al costado de la nariz también descansaba un hematoma.

Negué limpiándome las lágrimas y abrí la ducha, me bañé rápido y salí envuelta en la toalla hacia mi pieza.

Miré el placar y agradecí que estemos en invierno, me puse un jean, una remera, el buzo gigante que me había prestado Xime, las zapatillas, me peine y antes de salir agarre unos lentes oscuros, con eso más la capucha por ahí nadie se daba cuenta de las marcas.

Con la cabeza baja pase por enfrente de él, no quería ni respirar de solo pensar que algo así lo enojaría nuevamente, pero su voz me congeló en el lugar

—Jessia—trague saliva temblando y así me di vuelta aún con la mirada en el piso—a donde vas?—pregunto

—a comprar para comer—odie con toda mi alma que el miedo sea tan notable en mi voz

—mirame—pidio, lo dude, no quería, no después de cómo fue ayer, me da miedo y esa es la verdad—Jessia—volvio a pedir, el ceño se me frunció levemente al escucharlo tan calmado, así que en cámara lenta lleve la mirada a él.

Vi como con los ojos me examino cada rincón de mi cara, como tragó saliva y apretó su mandíbula con fuerza, su mirada era otra, no podía descifrar su semblante.

—voy a comprar yo, ponete hielo varias veces al día así la inflamación baja—hablo como hacía tanto tiempo no se dirigía a mí, habló amable, tranquilo.

—no me cuesta nada ir—hable con miedo a contra decirlo

—no podés salir a la calle así, yo...—suspiro, podía ver qué tenía una pelea en su interior que no lo dejaba hablar, estaba arrepentido de la paliza que me dio ayer? No puede ser, es Mario—solo voy yo, hace lo que te dije—se levantó y volví a temblar al ver como se acercaba a mí—ayer fue un día realmente de mierda, hoy tratemos que no sea igual—dijo mirándome fijo el ojo que tenía lastimado, solo asentí sin decir nada.

Agarro las llaves y salió de la casa dejándome arrinconada contra la pared sin saber que hacer.

No lo justificó en lo absoluto, pero realmente ayer fue un día de mierda para los dos, la muerte de mi mamá a él también le duele obvio, ella fue su primer amor, su primera novia, se que en algún momento de su vida la amo.

Crecieron juntos y de golpe ya que yo llegue a sus vidas, tuvieron que ser padres a temprana edad, pasaron muchas cosas y estoy segura que atrás de la muralla que se creó Mario, hay un buen hombre, sino mi mamá no lo hubiese amado tanto, estoy segura de eso.

En mi corta vida aprendí que todos tenemos un lado bueno, que los golpes de la vida van ocultando ese lado, te van transformando, vas mutando por así decirlo, sin darte cuenta, a veces esa transformación que el dolor nos hace, es para mal y a veces no, Mario es una persona que no supo que hacer, que se dejó ganar por ese dolor, la ira, el rencor, pero puedo ver lo difícil que debe ser para él ver la destrucción que provoca, vamos, nadie estaría orgulloso de hacerle mal a otra persona, o por ahí soy yo que siempre busco lo bueno en la gente y tengo la esperanza que mi padre en algún momento abra los ojos y gane esa batalla que tiene con el dolor que acumuló durante su vida.

Mario, Lupe y Xime son mi única familia, la única que tengo cerca, lo poco que me queda, por ahí nadie entienda mi postura o no sepan porque aguanto tanto estar acá con él, pero es mi padre, es mi sangre y el amor es mucho más grande que todo, al igual que la esperanza, no importa que tanto mal me pueda hacer, o que a veces yo misma diga que no quiero estar más acá, no podría alejarme y dejarlo solo, él también es una persona lastimada como yo, y aunque sienta ese rencor hacia mí, soy lo único que tiene.

Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos, volví a la pieza para buscarlo, una llamada de un número que no tengo agendado, por ahí es el trabajo o en su defecto, el colegio, así que atendí.

—hola, quién habla?—pregunte sentándome en la cama

—hola peque—no hacía falta que me diga quién es, por cómo me llamo ya lo supe

—hola—conteste

—me contó Xime que estás enferma, como te sentís?—suspire aliviada agradeciendo a mi amiga por cubrirme una vez más

—maso pero voy a sobrevivir—dije sonríendo mientras dramatizada todo

—estas más tranquila hoy? Quiero hablar de lo que pasó ayer—suspire negando

—Palacios—dije dándole a entender que no siga

—sh vos escuchame—me quedé en silencio dándole a entender que hablé—actue para la mierda lo sé, no tendría que haber llegado al punto que llegue, lo que te voy a decir no justifica nada de lo que pasó pero te lo quiero contar—escuche como suspiró—conozco a Gabriel desde hace mucho y se lo que puede llegar a ser o como actuar pero entendí que no me tengo que meter, menos si eso implica que vos te enojes conmigo, solo te voy a decir que no voy a romperte más las pelotas con el tema pero tampoco me pidas que me lleve bien con él—sonreí negando

—Palacios no hace falta que te lleves bien con él, solo no quiero que pase lo de ayer, a vos no te gustaría que yo te esté diciendo con quién te podés hablar y con quién no—sonreí por lo que iba a decir a continuación—aparte para eso está tu novia—me reí

—no seas mala peque—escuche como se reía provocando una linda sonrisa en mí—cuando vas a volver?—pregunto y la sonrisa se me borró

—no sé, ni bien me sienta mejor voy a ir, no me extrañes mucho—dije y escuché como se reía

—lo voy a intentar—dijo y ahí estaba Mateo haciéndome sonreír más de lo que me gustaría

—de dónde sacaste mi número?—pregunte frunciendo el ceño aunque no me pueda ver

—contactos—dijo y me reí

—anda contactos—escuche la puerta y abrí los ojos grandes—te tengo que dejar, más tarde hablamos si?—hable rápido

—bueno agendame y hablame cuando quieras o si necesitas algo me podés escribir sabes?—sonreí asintiendo

—dale Palacios, cuídate—conteste

—cuídate peque—corte la llamada

No pude evitar sonreír mirando el celular, me sorprendió su llamado pero lo agradecí internamente porque sin darse cuenta me ayudó mucho hablar con él, me hizo sentir bien a pesar de la tristeza que cargo, y ahí estaba Mateo nuevamente provocando sonrisas en mí cuando todo a mi alrededor es un desastre.

—Jessia—el grito de mi padre me hizo saltar del susto, suspiré rogando que no esté enojado por cualquier cosa, salí y lo encontré acomodando cosas que había comprado y eso se me hizo tan raro—compre para hacer pastel de papa—dijo sin mirarme, fruncí el ceño pensado o que fue casualidad o que sabe perfectamente que esa es mi comida favorita.

—bueno pa, ya me pongo a cocinar—dije acercándome—deja que acomodó yo—me atreví a decirle

—bueno sí, yo voy a llevar el microondas a ver si tiene arreglo, en un rato vuelvo—contesto aún sin mirarme, solo asentí y lo vi irse.

Sonreí mientras acomodaba todo pensando que ese momento fue un momento de paz entre los dos que hace mucho tiempo no compartíamos y a mi me pareció genial, y me sentí bien a pesar de todo lo que pasó ayer, sentí que al fin pudimos tener unos minutos de paz en la misma habitación sin sentir miedo, enojó o tristeza y eso fue una caricia al alma, por ahí realmente estaba arrepentido de lo que pasó y está era su manera de disculparse.

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Buenasssss...
Que les pareció el capítulo de la doña Xime, les copo la idea?

Mañana será otro día ~ TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora