~22~

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~Jessia~

—no lo notas raro a Mateo?—le pregunto a Xime mientras comemos unos sándwiches, estamos en la hora de descanso, en el patio sentadas en las escaleras.

—raro como?—frunce el ceño y lleva la mirada a Mateo que está adentro acostado en el sillón, desdé donde estamos solo lo vemos por la mitad.

Él gira el celular en su mano mientras mira un punto fijo en el piso

—no sé, está...triste?—pregunto más para mí

—anda con problemas con la novia me dijo, no le hace bien, pero está enamorado y cuando pasa eso te bancas muchas cosas que están mal, ese es el resultado—dice apuntandolo con la cabeza

—algo hablamos—digo sin dejar de mirarlo—a ver para—dejo la bolsa con la comida atrás mío y me levanto decidida a sacarlo del trance triste donde se encontraba aunque sea un rato.

Camino hasta frenar adelante de él, su mirada recorre mi cuerpo desde los pies hasta mis ojos, sonrío mirándolo.

—que pasa Palacios, tu frente pide auxilio de tanto que la fruncis—me rio logrando un intento de sonrisa en él.

—tengo sueño—se acomoda en el sillón, niego, yo también dije mil veces que tenía solo sueño cuando estaba destruida por dentro, conozco tan bien el dolor que puedo ver cómo actúan las personas ante él

—me acompañas a comprar?—busco una escusa para sacarlo de ese pensamiento que le hace fruncir el ceño y tenerlo lejos de acá.

—ahora?—pregunta

—no, mañana, tranqui—logro que se ría

—vamos—dice al fin

Se levanta y sonrió satisfecha, al acercarme a Xime le guiño el ojo al hablar para que me siga la corriente.

—voy a comprar el pegamento ese que me habías pedido—ella sonríe asintiendo

—toma, trae dos por las dudas—me rio negando, no necesitaba nada en realidad.

Acepto la plata y salimos con Mateo, diez pasos contados y el silencio es dueño del momento

—sigue todo igual por lo que veo—hablo y siento como suspira

—sí, pero no quiero hablar de eso peque—niego sonríendo por el apodo que me había elegido hace un tiempo.

Dos años nos llevamos y de creé mayor por eso y bueno no hablemos de la altura porque se siente alto al llevarme una cabeza.

—hablemos de la sonrisa que se te perdió hace unos días, no para, algo mejor—hablo con entusiasmo fingido—del mal humor insufrible que tenés hace unos días—lo miro esperando una respuesta, él sonríe negando

—no seas mala—me rio

—me da miedo tu seriedad, a veces pienso que estás enojado hasta conmigo, cuando te conocí no eras así, a veces estabas serio y también daba miedo, pero bastaba hablar con vos para saber que solo era el aspecto, ahora no solo estás serio sino que contestas mal sin darte cuenta, cuanto más vas a aguantar?—ahora la que se puso seria soy yo.

—no sabía que causaba eso, no es enojó con nadie, o sí—suspira mirando el piso, esperando que el semáforo nos de el paso—es conmigo, no puedo ir encontrá de lo que siento—me mira haciendo una seña con la boca

—tampoco podés ir hacia el lado que te lástima, hay que saber retirarse a tiempo soldado—se ríe negando

—no es el tiempo de retirarse, soldada—sonríe negando y ahí entendí que no iba a soltar esa mano que tanto lo lastimaba estos días, y esa respuesta provocó una sensación rara en mí.

No dije nada, me frené en una ferretería y entre a comprar el pegamento que no necesitamos, él me espero afuera, compré cualquiera que pegue bien las suelas de los zapatos, aunque no nos sirva ahora, nos serviría en algún momento.

—te tengo que confesar algo—digo rompiendo el silencio nuevamente de regreso a Neuen

—te escucho—contesto

—no tenía que comprar nada, fue una escusa para sacarte de ahí, te veo apagado y no me gusta, se que no soy nadie para meterme, pero si lo que pasa te cambia, estás en el lugar incorrecto, se lo que el dolor hace en las personas, no dejes que eso te consuma—hice una mueca con la boca y toque el timbre para que abran la puerta

—por que sabes lo que hace el dolor en las personas?—pregunta frenando la puerta que yo acababa de empujar para abrir

—porque viví más dolor de lo que puedas imaginar lamentablemente, pero estamos hablando de vos—conteste

—por que de mí? No podemos hablar de vos, últimamente hablamos de mí—suspira—que te lástima peque?—su pregunta me aturde

Que le voy a decir, que tengo un padre alcohólico, que me golpea cuando se enoja por cosas simples como no lavar un plato, que grita que soy culpable de su adicción, de su mierda, de la muerte de mi mamá, que siento el dolor hasta los huesos por la ausencia de mi madre, que tengo diecisiete años y las ganas de vivir son tan pocas, para que cargarlo con toda mi mierda si él está sufriendo por su propia mierda.

—que se me haya roto una uña—le muestro uno de mis dedos y provocó que se ría, sabe que estoy hablando de mentira

—dale boba, estoy hablando en serio—sus ojos oscuros me miran fijo haciéndome sentir chiquita ante su interrogación

—estoy bien yo, Palacios—sonríe negando—aparte logré lo que quería y eso me hace sentir mucho mejor—empujo al fin la puerta y entramos

—que lograste?— pregunta atrás mío

—que sonrías aunque sea un rato—conteste y pude percibir esa sonrisa nuevamente

—gracias por lograrlo, últimamente lo logras muy seguido, pero la próxima no inventes nada peque, solo pedilo—lo miro y aún veo esa sonrisa en su boca haciéndome sonreír, suspiro con una sensación en mi pecho, una sensación linda, reconfortante.

—te tomo la palabra que vas a aceptar mi compañía insoportable nuevamente—veo como se ríe negando

—mas vale que voy a aceptar tu compañía, peque, siempre—sonrío sin poder dejar de mirarlo a los ojos mientras pienso en como Maira puede hacerlo sufrir si Mateo es un sol, a veces tenemos todo eso que no merecemos de la persona que más queremos y eso le estaba pasando a Mateo, eso me pasa a mi todos los días.

—ya sé—digo sonríendo—el sábado te invito a merendar o algo así, te va?—pregunto

—merendar?—se ríe

—que te causa risa?—hablo seria

—nada, no esperaba tu invitación pero obvio que acepto—sonrío nuevamente

—bueno el sábado entonces?

—el sábado peque—sonríe.

Él se va con sus productores y yo voy con Xime que está en la habitación de vestuario.

—y que onda?—pregunta

—estas más metido en esa—niego dejando la bolsa con el pegamento sobre un estante

—esta enamorado, hay que entenderlo—levanta los hombros

—sí pero no justifica que sufra de esa manera—hago una mueca con la boca—lo invite a merendar el sábado así que necesito que me cubras—la veo sonreír

—pero por supuesto—dice sonriente y niego porque cuando le pedí que me cubra para ir con Gabi, no quiso ni lo hizo—pero el sábado laburamos, con él encima, no te dijo nada?—niego—ni se debe acordar, así que no va a poder ser, igual seguro terminemos acá como siempre—levanta los hombros

Solo esperaba que no venga con la novia, últimamente cuando venía con ella ni nos hablaba a Xime y a mí y eso me molestaba, aparte de que lo notaba incómodo, retraído, no era el Mateo que había conocido hace unos meses atrás.

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Ay Mateo estás hasta las manos que no te deja ver nada 😖

Ahora sí, nos leemos mañana wachiiis 🥰 lxs amo 💕💕

Mañana será otro día ~ TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora