La llegada de Rusia al lugar dio esperanza a los países que se encontraban presentes en aquel cuarto. Cuando todo se creía perdido, cuando la desesperación comenzaba a inundar sus corazones, él apareció a su rescate. Reino creyó que no vendría. Pensó que quizás estaba enojado con su persona por todo lo que había hecho pero allí estaba, acudió a su rescate y le estaba eternamente agradecido. Tosió, sus heridas eran graves y estaba débil pero sabía que no moriría. Los países potencia como él tenían mayor resistencia a heridas como lo eran un tiro en el pecho.
— Así que te unirás a la fiesta. —Las palabras de China llamaron la atención de los presentes. Una sonrisa retorcida se hacía a la vista en su rostro— No estaba previsto pero será divertido, ¿Cierto, USA?
— ¡Ya cállate! —Apretó su agarre contra el asiático, no lo dejaría ir por nada en el mundo. Ya todo estaba acabado, China no tenía escapatoria.
— Mis hombres tienen el lugar rodeado, tus subordinados están muertos. —Se adentró a la habitación, con un arma en manos mientras le hablaba a China, quien ahora mantenía un semblante serio. No gustaba de lo que escuchaba— Me encargué personalmente de llamar a las autoridades.— Ja... ¿Realmente creen que me vencieron? —Una vez estuvo a un lado del norteamericano, lo ayudó a ponerse de pie, apuntando con su arma a China. Éste último, al ya no tener el peso de USA sobre su cuerpo, se apresuró a sentarse pero no se movió más que eso— Sabes que una simple arma no me matará y cuando sea libre, volveré por todos y cada uno de ustedes.
— Eso no pasará. (That will not happen) — Se apresuró a decir USA. Estando de pie a un lado del ruso, limpió con la manga de su camisa un poco de sangre que chorreaba de su frente por culpa de un corte. Luego volteó su cabeza para poder mirar al argento y a su padre. Argentina le miró con cansancio y preocupación ante las palabras de China pero cuando vio la sonrisa llena de seguridad que su amado le dedicaba, supo que todo estaría mejor a partir de ahora— No lo permitiré. Me encargaré personalmente de encerrarte en una prisión. No solo recibirás una sanción, haré que pagues por todo esto.— Has dañado suficiente, China. —Con un simple chasquido de dedos realizados por el ruso, dos guardias se adentraron al cuarto para tomar con fuerza los brazos de aquel enemigo y obligarlo aponerse de pie frente a todos ellos. Rusia tomó con fuerza tu mentón y le obligó a mirarlo directamente a los ojos— Pero antes de matarte, me llevaré a Reino Unido de aquí para curar sus heridas.
— La ONU se encargará de él. —Rusia observó al que dijo aquello. Era Argentina, quien tenía en brazos al europeo— Quiero que lo haga. Quiero que se lo lleven lejos de mi vista y lo encierren para siempre...
— Argentina, Argentina.
El celeste y blanco tembló ante el sonido tan espeluznante que la voz de China había soltado. Tuvo un escalofríos cuando sus miradas se cruzaron. Locura. Los ojos del asiático estaban envueltos en una locura irracional y que daba demasiado miedo. Cuando USA estaba por callarlo de un golpe por haberse atrevido a mencionar el nombre de su pareja, el de bandera roja se apresuró a decir las siguientes palabras. Unas palabras que no se borrarían de la mente del portador de sol por mucho tiempo.
— No soy el único que quiere tu luz....
...
...
El cuarto se mantuvo en silencio una vez que se llevaron a China. A pesar de que USA le dijo que no hiciera caso a las palabras de aquel hombre, Argentina no podía mantenerse completamente tranquilo. Pronto, llevaron a UK a un hospital para que sus heridas fueran atendidas. La noche llegó y la luna hizo su primera aparición. Sus hijos, de igual forma, fueron atendidos por los mejores médicos. Por suerte, no tenían heridas. USA recibió algunos puntos y gran parte de su cuerpo fue vendado. Él, por otro lado, estaba mejor que el resto. Ahora, esperaba sentado en las escaleras de la entrada principal del hospital donde estaban. Uno de los mejores hospitales de Inglaterra.
— ¿Tomando un descanso? —Argentina miró a quien le había hablado, notando que detrás suyo llegaba Rusia, con un vaso de agua en manos, el cual entregó al argento— ¿Puedo sentarme?
— Obvio, chabon... —La presencia del ruso era, en cierta manera, aliviante para nuestro protagonista. No quería estar demasiado tiempo solo fuera del hospital, ahora temía un poco más por su vida y la de las personas que amaba. Al recibir aquel vaso, le dio un sorbo y dedicó una pequeña pero sincera sonrisa a su amigo— Gracias.
— No hay de que.
— No, me refiero a... lo que hiciste. —El más alto se mostró confundido— Nos salvaste.
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¡Maldito gringo! [USArg] CountryHumans
FanfictionEl odio y el rencor debían ser parte del pasado. Pero avanzar no es fácil, menos para alguien como Argentina que tantas decepciones había tenido a lo largo de la historia y con ello, la desconfianza que tomó hacía el resto creció. Entonces, ¿Cómo c...