꧁Capitulo 3: El día que te dejé ir꧂

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"Se fuerte, se libre, mi pequeño pedazo de sol"

"Este pueblo te habrá visto morir... Pero yo lo convertiré en tu hogar para que regreses"

"Y pobre de aquel que quiera hacerte daño porque caerá fulminado"

"Tan cierto como que mi sangre corre por tus venas"

"Tú volverás a mi..."

Un suave beso fue depositado sobre la pequeña cabeza de aquella dulce bebé. Una criatura inocente, rodeada de caos y muerte, tan ajena a la tristeza que rondaba en aquel momento. Su padre se despedía de ella con pesar, entregándola a los brazos de su enemigo mientras una amarga lágrima recorría su mejilla.

Volverás a mi, Malvinas. −Repitió aquel joven que por tanto tiempo luchó y luchó para finalmente haber perdido por la fuerza y astucia del enemigo. Argentina sentía un fuerte nudo en su garganta, tuvo todo y a todos en su contra pero luchó por el amor a ella.

Él luchó con toda su alma.

Pero perdió.

Chile tomó en brazos a la niña, viendo como Argentina se desmoronaba frente a él. La culpa que sentía no se comparaba a la culpa que sentiría por el resto de su vida.

Estará bien, Arg...

Lo sé. −Respondió en interrupción al peruano. Su mirada se dirigió a su enemigo, viéndole a lo lejos con dolor e irá. Aquel señor con sombrero de copa la tenía en brazos ahora− Ella es fuerte.

"Yo soy fuerte", quiso decir.

Ese momento concluyó con la partida del europeo. Reino Unido había obtenido lo que siempre quiso: Destruir no solo física, sino emocionalmente a aquel país independizado y fuerte. Le arrebató a su más preciado tesoro, rompió su esperanza, apagó su luz. Porque desde aquel momento, Argentina no sería el mismo. En su interior, algo cambio, algo se rompió. Dolor, traición, pérdida.

Y un muchacho que le veía de lejos, sabiendo que todo esto fue injusto pero que nada hizo por detenerlo. Porque él era egoísta. Tanto como su padre.

She will come back to you...

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Recuerdos amargos llegaban a su mente. Como todas las noches, no lograba conciliar el sueño. Y allí estaba, en ese maldito hotel, en ese maldito territorio. En su cuarto, cual compartía con su pequeño hermano; había bajado de la cama, colocando sus descalzos pies en el suelo, sintiendo el frío de éste recorrer su cuerpo en forma de un escalofríos. Caminó con intenciones de irse, no sin antes dar una rápida mirada a su otra sangre. Entonces, cerró con delicadeza la puerta evitando hacer mucho ruido. Bajando escaleras, se dirigió hasta la cocina de aquel lugar. No era un lugar sumamente espacioso, por lo cual no era necesario hacer grandes recorridos para llegar a la sala, cocina, etc. Todo estaba conectado, era mejor así. "Más simple", pensó.

Tomó un vaso entre sus manos, le colocó agua fresca y la bebió. Su boca estaba seca, demasiado para su gusto. Su cabeza dolía, o más bien sus pensamientos. No recordaba la última vez que había "dormido". Siempre era lo mismo, el dolor que en su pecho residía jamás se iba pero en las noches era cuando se intensificaba. Una noche es lo que pedía. Una noche en paz, donde pudiera dormir sin temor a...

¡Maldito gringo! [USArg] CountryHumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora