29. inseguridad.

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Sus pies se arrastraron perezosamente sobre el suelo, con la cabeza cabizbaja y los hombros caídos, como si hubiese sido derrotado, y en cierta forma, así era.

Jaemin se sentía derrotado, destrozado, arrepentido, pero tal parecía ser que su orgullo y su tozudez no se iría ni aun poniendo a sus queridos en peligro.

¿Por qué no simplemente podía tirar la toalla y mandarse a cambiar? ¿Cuándo sería el día en el que Jaemin dejaría su terquedad, sus miedos y sus prejuicios de lado para poder hacer algo bueno no sólo para él, sino que para los demás también?

Había llegado a un punto en donde ni siquiera él mismo se soportaba. Él quería cambiar, una parte de sí le decía que debía hacerlo, sin embargo, la otra parte de sí, aquella que aún se aferra a su pasado y a su errónea ideología, le decía que no, que si lo hacía sería un craso error.

Estaba entre la espada y la pared, sin tener la opción de escaparse por los laterales.

Se quitó la camiseta con rabia, la envolvió, y con el mismo sentimiento la estampó contra la pared. Quería soltar un poco la frustración, pero tenía tanto acumulado que no le bastaba con un poquito.

Se dejó caer en la cama de espaldas, y apático, sacó el teléfono de su bolsillo. Lo encendió, la fuerte luz de la pantalla le encandiló un poco los ojos. Vio la hora, las tres y cuarto de la madrugada. Todavía le faltaban un par más de insomnio antes de que le diera sueño y pudiese dormir aunque sea un par de horas.

Lo desbloqueó, y se dirigió a su lista de contactos. Tenía a Chenle, Haechan, Jisung... y Jeno.

Se detuvo, mirando por varios segundos su nombre. Suspiró.

—Te vas a arrepentir... —masculló en respuesta a su impulso de llamarlo.

Pero, ¿qué más podía hacer? Se encontraba auténticamente preocupado, no tenía la menor idea de a dónde se había metido, y mucho menos si tenía un techo en donde poder comer y dormir correctamente. Conocía a Jeno, sabía que era alguien valiente e independiente, pero sabía también, que podía caer tan bajo como esa vez en la que lo conoció.

«Lo llamaré. Una sola vez. Si contesta, le pediré perdón. Si no contesta...»

Marcó el número en un impulso de valentía, y antes de que pudiese arrepentirse, el teléfono ya estaba marcando.

Esperó por varios segundos, el pitido repitiéndose una y otra vez lo mantenía nervioso, si Jeno contestaba su mente seguramente se volvería en blanco y no diría nada de lo que tiene ahora pensado.

Su corazón se saltó un bombeo cuando el pitido dejó de sonar.

—¡Jeno...! —exclamó, incorporándose de la cama de un salto.

Lo sentimos, el número al cual usted acaba de marcar, se encuentra apagado, o no disponible. Deje su buzón de voz...

Cortó la llamada y aventó el teléfono contra la cama, rebotando sobre ella varias veces. Volvió a tirarse sobre la cama, frustrado.

—Ya no pienso seguir insistiendo... —susurró, tirando de sus cabellos en un signo de frustración.









El ambiente dentro del coche se sentía pesado y sofocante, como si el oxígeno se estuviese acabando allí dentro. Renjun carraspeó su garganta, virando su vista hacia la ventana de al lado para no tener que mirar a Taeyong de reojo, quien, a diferencia de él, se veía bastante calmado y normal.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora