18. recordar

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Desde el otro lado de la historia, la situación de Johnny y Taeyong parecía haber empeorado. Jaemin había jugado sucio con ellos, y con burla les restregó en la cara lo ilusos que eran al pensar que poner vigilancia en su casa sería un plan viable.

Y ahora no sólo era él, sino que Jisung también parecía haberse burlado de ellos al perder por completo el contacto con el grupo.

—¡Todo esto es culpa tuya! —le reprochó el pelirrojo a Taeyong, apuntándolo con dedo acusador.

—¡¿Por qué?! —saltó el otro—. ¡Si tú fuiste el que dio la idea primero! —fulminó al mayor con la mirada.

Johnny bufó en respuesta, empuñando su mano, aguantándose las ganas de aventársela contra su preciosa cara con toda la fuerza que poseía.

—¡Oh, cállate! —replicó, cruzándose de brazos y dándole la espalda.

—No, porque sabes que tengo razón —espetó él, apoyando sus manos sobre la mesa—. ¿En qué estabas pensando cuando creías que esto era una buena idea? Sabes que Jaemin y Jisung no son tontos, es obvio que en algún momento se pondrían en tu contra.

Ahora era Taeyong quien se había cruzado de brazos y le había dado la espalda. Al parecer él era el único en esta casa que razonaba bien.

—Sí, sí, como digas —masculló el grandulón—. Me las arreglaré solo, porque veo que no estás dispuesto a ayudarme.

—Sí lo estoy —respondió Taeyong antes de que Johnny saliera por la puerta del comedor—. Siempre y cuando me asegures que serás tú quien gane.

Johnny paró en seco frente al umbral, su diestra cubriendo el pomo de la puerta. Miró a Taeyong de soslayo, viendo cómo él le observaba con inquisición. Se quedó unos segundos así, con la mente en blanco. Porque por más que lo negase, sabía que hacía todo esto por temor a saborear el amargo sabor de la venganza de parte de su más grande enemigo.

Finalmente salió del comedor sin añadir ninguna palabra más a la discusión. Entró a la siguiente sala, donde estaban las oficinas de cada uno. El primero en acudir a él fue Jungwoo, quien lo miraba fijamente al mismo tiempo que acomodaba sus lentes redondos.

—¿Qué? —saltó Johnny con molestia, aún mosqueado por lo que acababa de ocurrir.

—Sé cómo localizar a Park Jisung —dijo él sin necesidad de preámbulo—. Puede que el dispositivo esté apagado, o en efecto, destruido, pero siempre quedan rastros de su último uso, sobre todo la ubicación.

La expresión de Johnny cambió drásticamente de un ceño fruncido a una sonrisa ladina al oírle.

—¿Y qué esperas? Mucho trabajo y poco tiempo —le dijo, dándole unas palmaditas en la espalda para que volviera a trabajar. Jungwoo obedeció, volviendo a su asiento para centrarse en su tarea.

Después de todo, aún había miembros útiles en este grupo. Bueno, los contrataba para trabajar, pero habían pasado tanto tiempo juntos que el apego era demasiado fuerte como para separarlos. Porque sí, aunque no lo parezca, Johnny se aferra más a las personas de lo que le gustaría, y ese sería, tal vez, su mayor defecto, puesto que, si la traición tenía cabida en alguna de sus amistades, el rencor y el odio no tardarían en crecer dentro de él, y si eso sucede, no hay quien pueda pararlo, como ahora.

Caminó hasta su oficina, tenía mucho más trabajo que planificar.

Mark, desde el otro lado, observaba con meticulosidad la escena que se acababa de presentar delante de él. Creía haberse salvado de los problemas, pero con lo que sucedió recién veía que esto sólo era el comienzo de uno muy grande. Con Jisung no tenía problemas, pero sabía que, si Johnny decidía dar un paso más hacia el equipo de Jaemin, Jisung no tardaría en sospechar de él, y eso podría traerle tan malas consecuencias de las que les daba mucho miedo imaginar.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora