44. reencuentro

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El silencio que le siguió después fue sepulcral. Donghyuck dejó de llorar automáticamente, Chenle dio un paso hacia adelante de la impresión, a Jisung se le cayó la mandíbula al suelo, Jaemin cerró los ojos con fuerza. Johnny se les quedó mirando, confundido.

—¿Cómo... cómo que no está muerto? —cuestionó Haechan. Su voz se oyó gangosa y débil por haber llorado tanto.

—Pues... simplemente, no lo está —replicó Johnny con la voz en un hilo. Parecía que cada segundo que pasaba le costaba más hablar. El dolor en su pierna era demasiado intenso—. ¿Qué les hace pensar que está muerto?

—Mark... Mark nos lo dijo —confesó el moreno. Johnny rechistó.

—Mark es un tonto. Sacó conclusiones por sí solo.

—Hey —salto Haechan, poniéndose de inmediato a la defensiva. Estuvo a punto de abalanzarse sobre él para golpearlo, sin embargo, Jeno lo interrumpió, colocando su mano sobre su pecho para pararlo.

—¿Dónde está ahora? —preguntó Jeno con una voz imponente. Por el fruncir de su ceño y la intensidad de su mirada se podía advertir la rabia acumulada en él.

—¿Para qué quieres saber? No vas a poder llevártelo... ¡Agh! —sus palabras fueron interrumpidas por el ataque repentino de Jeno sobre su pierna, la cual pisó con todas sus fuerzas—. ¡Está dormido en uno de los nichos de la morgue! —replicó en un chillido. Gimió varias veces después cuando Jeno aflojó su pisada sobre él.

—¡Johnny! —gritó alguien detrás de ellos. Todos se giraron para ver quién era, encontrándose con un tambaleante Taeyong acercándose hacia ellos con la intención de proteger a su líder. Su cara estaba pálida, pero aquel detalle era contrastado por las gotas de sangre derramándose por sus sienes. Su caminar era errático, moviéndose de allá para acá como si en cualquier momento fuese a desplomarse. El equipo se alarmó cuando sacó de su bolsillo una daga, caminando directamente hacia Jaemin, empero, no fue tan difícil de vencer debido a su débil estado. Jeno fue quien defendió a su compañero, alzando su pie y apartando a Taeyong de su camino con una patada, cayendo sin cuidado sobre Johnny y luego rodando hasta quedarse tirado a su lado. Sus ojos idos y su mirada de confusión demostraban que no estaba en sus cinco sentidos. Tosió un par de veces, vomitando sangre y manchándose la cara.

—¿Qué hiciste con Renjun? —Jeno siguió con sus preguntas como si no hubiese pasado nada.

—Ah... —suspiró Johnny con hastío. Al parecer, aun después de todo lo que pasó y de encontrarse en aquel estado, no pensaba decir nada al respecto. Mas Jeno ya no tenía ni la paciencia ni la energía para seguir dándole más vueltas al asunto, por lo que, sin siquiera pensárselo, sacó de su bolsillo una cuchilla y antes de que Johnny pudiese decir o hacer nada, se la entierra en el costado. El grito que salió de sus labios retumbó en los oídos de todos como un gran estruendo.

—¡Quítalo! ¡Quita esa mierda de mí! —bramó, refiriéndose al cuchillo. Jeno hizo caso, sonriendo con satisfacción. La sangre salpicó por todos lados, y pronto sería cuando su camisa comenzase a teñirse de aquel tan característico color carmesí que ahora pintaba también toda la habitación con la sangre de todos los muertos—. Ahg... mierda...

—Responde ahora, o te entierro el cuchillo de nuevo.

La mirada de odio que le propagó Johnny no provocó ni siquiera un pequeño escalofrío en el cuerpo de Jeno, y Johnny entonces supo, que estaba en tremenda desventaja. Suspiró con dolor, resignándose.

—Lo devolví al estado en el que llegó... ahora está profundamente dormido en una cápsula hasta Dios sabe cuándo... —hablaba con dificultad, pero aquello no era impedimento para dejar de lado su manera tan cínica y jocosa para hablar. Quiso soltar una risilla burlesca, pero fue interrumpido por un repentino ataque de tos con sangre. Tomó una gran bocanada de aire en un jadeo agónico, para después agregar—: Pero, en realidad, el verdadero procedimiento no lo hago yo, sino Kun.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora