36. confesión.

430 80 71
                                    




La calle estaba, irónicamente, ruidosamente silenciosa. La tensión reinaba en el radio de la casa en donde se encontraban los cuatro chicos, escuchando, sin poder creerlo, el testimonio de un miembro del equipo enemigo. Podían oír los latidos de sus corazones chocar contra su pecho, podían oír incluso el viento chocar contra los edificios.

Cuando Mark dio el anuncio, todos soltaron un fuerte jadeo de sorpresa, y luego, silencio absoluto. Haechan abrió tanto los ojos que pareció, por un segundo, que se saldrían de sus órbitas. Chenle se quedó pasmado en su lugar, sintiendo el aire escapársele de los pulmones por la impresión. Jaemin se quedó petrificado en su lugar, y Jisung, también.

El primero en romper el silencio fue Donghyuck, quien soltó una risita nerviosa antes de hablar:

—Mark, esta broma no da ni puta gracia... —dijo, sin creerle. Su voz temblaba y sus manos jugueteaban inquietas con la tela de su chaleco. Sus ojos se inundaron en lágrimas al ver que su novio se mantenía serio.

—No puede ser... no puede ser cierto... —musitaba Chenle, apunto de tener un ataque de nervios. Se dejó caer sobre la escalera, sentándose en uno de sus escalones. Se agarró la cabeza, sintiendo todo su cuerpo temblar. Miró el suelo sin pestañear en ningún momento, sólo dejando que el agua mojara sus ojos y después cayeran las lágrimas sobre sus zapatos—. Lo vi hace sólo unos días... Y se veía bien... Esto tiene que ser mentira...

—Es verdad. —Reafirmó Mark. Su voz estaba tan temblorosa como Haechan y sus ojos tan brillantes por las lágrimas como Chenle. Se veía tan afectado como los demás, y estaba en todo su derecho, puesto que Renjun, a pesar del poco tiempo que estuvo con él, fue el único que logró entenderlo por años. Fue el único que entendió su condición de Retrógrado, porque era como él. Le dolió verlo allí, le dolió ver lo malo que podía llegar a ser Johnny, alguien que, hace sólo unos días, aún lo veía como su salvador—. No estaría aquí si se tratase de una mentira.

Sorbió su nariz, y alzó la vista para ver a los demás. Jaemin seguía mirando el suelo con los ojos fuera de sus órbitas, en completo estado de trance. Su cuerpo estaba aquí, mas no así con su mente, la cual había volado lejos apenas supo de la noticia, y del montón de noticias que sus otros miembros confesaron antes. Jisung estaba más o menos igual, sólo que su expresión era tan aterrada y su rostro estaba tan pálido que parecía que en cualquier momento se desmayaría. Chenle seguía mirando el suelo, sentado sobre la escalera. Haechan era el único que lo miraba, el único que parecía tener un poco de compostura aquí.

—Yo... yo lo vi. Sé que está muerto porque lo vi —comenzó a explicar, tratando de pensar en qué palabras usar—. Vi cuando dejó de respirar. Vi cuando estaba en la camilla, y su pecho dejó de subir y bajar. Vi su rostro; sus ojos estaban cerrados y su piel estaba amarilla de pálida. —Su voz se quebró, y volvió a bajar la vista al ver que, si seguía mirándolos, se largaría a llorar junto con ellos—. Sé que está muerto porque... porque lo metieron dentro de una bolsa y cerraron la cremallera para llevárselo a una morgue. Por eso corrí hasta acá.

La escena no cambió. Todos seguían tal cual que antes, sólo que ahora el dolor se sentía aún más fuerte al saber que esto era real y que no podían hacer nada para cambiarlo.

A Donghyuck se le escapó un sollozo que estuvo reprimiendo hacía un rato, y de ahí, supo que no podría parar de llorar. Las lágrimas borbotearon de sus orbes sin ningún tipo de control, y en menos de diez segundos su cara ya estaba brillante por las lágrimas. Mark reaccionó y lo estrechó entre sus brazos, dejando que llorara sobre su pecho. Su camisa se empapó, y los sollozos de su novio fueron aún más audibles. Vio cómo sus hombros saltaban ante el llanto, y tragó saliva para contener sus ganas de llorar. No podía largarse a llorar también, sino esto se volvería un verdadero desastre, más de lo que ya era.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora