35. nefasto.

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Ya habíamos hablado de la culpa previamente. De sus causas y consecuencias, y de lo terrible que puede llegar a ser si lo dejamos actuar con autonomía. Renjun fue víctima de ello, sin embargo, su caso fue una injusticia, puesto que la culpa no fue suya, sino, tal vez, de alguien quien ni siquiera ha recibido el castigo de su error, de su grave error que traería el resultado más nefasto de todos.




El coche entró sosegadamente cuando el enorme portón de metal se abrió por completo. Mark se estacionó en el patio trasero y, sin ningún apuro, caminó hasta dentro de casa. Ya era de noche por lo que, entre la oscuridad, pequeñas lámparas de luz blanca se esparcían por todo el patio, dándole un aura mágica y fantástica.

Mark le puso seguro al coche antes de entrar en casa, apretando el botón de la llave. Se sentía más relajado, Taeyong lo había dejado venirse antes porque no tenía mucho más que hacer allí en el trabajo. La persona que siempre lo mandoneaba se había quedado en casa, por lo que no tenía mucho más que hacer. A veces Johnny era un dolor de cabeza, pero no podía negar que le tenía un cariño y un respeto especial.

Y, tan distraído estaba con sus ideas que por poco se cae de bruces al suelo al resbalarse con el piso empapado de agua.

Se tambaleó por un segundo, pero alcanzó a sujetarse de la puerta. Recuperó el aliento y cuando sus pies estuvieron más seguros, miró a su alrededor: absolutamente todo estaba lleno de agua.

—¿Por qué esta tan mojado...? —se preguntó en un susurro, extrañado.

Se adentró en casa con cuidado, guardando las llaves dentro de su chaqueta y caminando lentamente para no tener que resbalarse otra vez.

Se adentró en la cocina, y se dio cuenta de que también estaba inundada de agua como la entrada. «¿Qué cojones?» pensó

Un olor a quemado mezclado con humedad se impregnó en sus fosas nasales, y Mark se extrañó, y continuó adentrándose en casa. Cuando llegó al salón, entendió.

La cortina estaba quemada hasta la mitad, aún podía ver pequeños vahos de humo brotar de la tela. Hubo un peligro de incendio y eso activó la regadera del techo para apagarlo.

Suspiró, sintiéndose más tranquilo. Sin embargo, la inquietud volvió tan pronto como se fue, como un efecto boomerang, al percatarse de lo silenciosa que estaba la casa en aquel momento.

Johnny debía de estar en casa, después de todo, ese fue el motivo por el cual se tomó el día libre. Si la casa estaba tranquila estando Johnny dentro de ella es porque algo estaba sucediendo o, en efecto, algo estaba tramando.

—¿Johnny? —lo llamó, pero, evidentemente, no obtuvo respuesta. Bufó al darse cuenta de la tontería que había hecho.

Comenzó, entonces, a buscarlo por casa. No estaba en el salón, así que supuso que estaría en su oficina. Llegó allí, pero su puesto estaba tan vacío como el resto de la casa.

Le hubiese restado importancia y se hubiese ido a dormir si no fuese por la punzada que estaba sintiendo en su pecho, la cual era su intuición gritándole que algo sucedía, y que debía de investigar. Por lo que, muy a su pesar, comenzó a pasearse por el primer y segundo piso, buscando entre las habitaciones y los pasillos, mas no veía ningún rastro de Johnny.

Bajó las escaleras de vuelta a la primera planta, encontrándose con el piso y los muebles mojados y el causante de ello, la gran cortina que ya estaba a la mitad por todo lo que se había quemado.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora