34. aturdido.

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La mirada vacilona del pelirrojo lo dejó helado, estático en su lugar como si tuviese el poder de Medusa, de convertirlo en piedra con tan sólo mirarlo a los ojos.

Su cuerpo se estremeció al verlo tan relajado con el diario en sus manos. Esto no estaba en su plan, ¿qué hacía ahora? Su mente se volvió en blanco, ninguna idea nacía, ni la más básica.

—D-Dámela —tartamudeó, golpeándose mentalmente porque su sistema nervioso no estaba trabajando óptimamente; lo que ordenaba su cerebro no lo hacía su cuerpo.

Johnny levantó una comisura de su labio, sonriendo ladino. Ignoró su petición por completo, y en cambio, abrió el diario para comenzar a leerlo en voz alta.

Johnny quiere implementar el método de Jaemin para trabajar. ¡Eso es mentira! —Objetó al instante, frunciendo el ceño y haciendo puchero. Si quería verse tierno o juguetón haciendo eso, no le quedaba en lo absoluto—. Tenía esta idea desde hace mucho. Que Jaemin también la haya usado antes es mera coincidencia. ¿Por qué le copiaría cosas a un perdedor como él?

«Porque lo observas a cada momento, ¿tal vez?» Dijo Renjun para sus adentros.

Johnny continuó, pasando un par de páginas más.

Puedo decir con seguridad que ninguno está del todo cuerdo, tanto así, que llega a ser intimidante —leía entre dientes, sin dejar de fruncir el ceño—. Puede ser, tal vez, no te doy la razón, pero tampoco te la quito —comentó, conforme con su escrito. Al segundo después reaccionó, soltando un mohín y mirándolo con decepción—. ¡Me estás haciendo quedar como el malo! Deberías cambiar eso. También deberías cambiar otras cosas, tienes información errónea, aunque, nada mal para un Retrógrado como tú... —sonrió con satisfacción.

Le incomodaba que siempre se tomara todo tan relajadamente. Era irónicamente inquietante, como si no tuviese nada que perder, como si nada de lo que hiciera tuviera importancia. Usaba un tono tan sarcástico y una mirada tan vacilona que uno nunca estaba seguro cuándo hablaba en serio y cuándo no.

Estaba loco de remate.

Renjun tensó cada músculo de su cuerpo, endureciéndose como roca. Si mostraba un signo de debilidad de seguro temblaría como jalea y terminaría deshaciéndose allí mismo delante de él. Y aquello era lo último que quería que pasara.

Tenía que idear algo pero ya, aunque con Johnny enfrente suyo amenazándolo con hacer lo que sea que quiera hacer, no podía pensar con claridad.

—Devuélvemelo, por favor —quiso sonar firme, pero su voz tembló en la última sentencia, haciéndolo sonar casi como si le estuviera rogando. Nada estaba saliendo bien.

Johnny bufó, hastiado. Miró hacia sus cejas y chasqueó su lengua, como decepcionado del chico. Toqueteó un poco más la libreta, para después decir:

—Bueno, si tanto lo quieres... —arrastró sus palabras, y dirigió su mirada hacia Renjun, esbozando una sonrisa juguetona—. Atrápalo... antes que yo.

Alzó su brazo y tiró la libreta escaleras abajo. Renjun vio la libreta abrirse y sus hojas aletear para después caer sin cuidado al primer piso, golpeando las escaleras.

Soltó un jadeo, viendo cómo todo su plan se iba al carajo, sintiendo que desde ahora en adelante el mundo se rebelaría en su contra, quizás de una manera demasiado cruel de lo que él podía soportar.

La mirada de Johnny seguía sobre él, como esperando a que corriese desesperado en busca de su cuaderno, sin embargo, los pies de Renjun permanecían en su lugar, como si las suelas de sus zapatos fuesen de pegamento. Su corazón se aceleró y sus sentidos se agudizaron, provocando que la adrenalina tomara las riendas del asunto desde en ese entonces hacia adelante.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora