45. final.

777 89 212
                                    




El final ya está aquí.

El destino nos deparó un final específico, el destino los trajo hasta aquí, sin importar las causas ni las consecuencias, ellos por fin estaba experimentando el final que les había sido predeterminado. El final ya está aquí, así, tan de repente, luego de muchos errores, traiciones y sacrificios.






Sus ojos se abrieron de la impresión al presenciarlo frente a él, ejerciendo contacto visual después de verlo vivo cuando creyó que estaba muerto. Se sentía como en un sueño, tan magnífico, que inevitablemente las lágrimas se acumularon en sus ojos. El pecho se le encogió de la emoción, de la felicidad, y un montón de sensaciones al tener a Renjun junto a él otra vez, vivo. Mas, al ver que sus ojos lo miraban con confusión, se asustó. Su corazón dio un vuelco, disparándole los nervios a todo lo largo de su sistema nervioso. Renjun miraba a Jeno perdido, como si no supiese lo que estaba pasando a su alrededor, como si estuviese en un lugar completamente desconocido. Apartó la vista de él para vislumbrar el lugar que lo rodeaba, sin entender en lo absoluto dónde estaba, o cómo había llegado aquí, ni siquiera quién era. Volvió su vista a Jeno y frunció sus ojos, como si se estuviese esforzando por reconocerlo, como si supiese quién es, como si tuviese su nombre en la punta de la lengua, pero no podía decirlo. Jeno apartó la vista al verlo, reprimiendo sus deseos por llorar. Se veía tan débil... sus brazos habían enflaquecido, y sus piernas más flacas, incluso su rostro estaba delgado, más de lo que de por sí ya era.

—Renjun... ¿nos reconoces? —preguntó Haechan, acercándose a él y tomando su mano. A pesar de haber estado durmiendo dentro de una cápsula con agua tibia, su mano se sentía fría como el hielo—. Somos tu equipo... tu familia —le dijo, tratando de refrescar su memoria. Su tono de voz era tranquilo, aunque por la expresión de su rostro; ojos abiertos, cejas alzadas y mandíbula apretada, demostraba cierto atisbo de desesperación.

Renjun miró una vez más a su alrededor, sin comprender aún lo que sucedía. Volvió a mirar a Jeno por tercera vez, esta vez sin lograr hacer contacto visual. Jeno miraba hacia el suelo, con sus manos apoyadas en el borde de la cápsula. De sus ojos goteaban pequeñas lágrimas, las cuales Renjun no entendía a qué se debían. Oyó un gemido de su parte, al parecer se estaba resistiendo por no comenzar a sollozar. Renjun lo vio mientras él estaba a punto de desplomarse, sin embargo, luego de unos segundos, se apartó las lágrimas con el dedo índice, tomó una pequeña bocanada de aire, y alzó la vista encontrándose con los brillantes ojos inocentes de Renjun observándolo.

Aquella mirada y aquella pequeña sonrisa que Jeno forzó para que no lo viera llorar le refrescó la mente en un santiamén. Esa expresión era inconfundible, esos ojos, ese tatuaje en el pómulo, esos labios tan delgados que tuvo el privilegio de probar más de una vez. Renjun lo reconoció al momento, recordando lentamente todos y cada uno de los recuerdos que había tenido junto a él. Sus labios inconscientemente se abrieron de la impresión, el semblante inocente en sus ojos cambió a un brillo de esperanza, de felicidad.

—¿Jeno? —soltó en un resuello.

La expresión de desesperanza en Jeno cambió tan rápido apenas oyó la primera sílaba de su nombre. Dio un paso adelante y tomó la mano de Renjun, guardándola entre las suyas para asegurarse que realmente estaba junto a él, teniendo miedo de que fuera a perderlo una segunda vez. Su mirada se intensificó, como si estuviese presenciando un milagro. Los ojos de Renjun seguían irradiando cierto atisbo de confusión, no estando seguro de si estaba diciendo lo correcto. Apartó su vista de Jeno, mirando a todos y cada uno de los demás miembros. Se sorprendió al ver lo sucios y heridos que estaban, ¿Por qué habrá sido? Se preguntó.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora