40. traición.

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¿Qué tan cruel puede ser el destino? No se sabe con exactitud, pero lo que sí, es que su ilimitado poder y soberanía tiene la facultad para darle esperanzas a una vida... o para arruinarla.

«Debí haber muerto en aquel momento también. Debí haberme desfallecido y empapado en mi propia sangre también, pero el destino es cruel, tan cruel queno tendrá piedad ni aun después de haberte arruinado la vida.» Pensó Jaemin con la boca de la pistola entre sus dientes.




5 años atrás, 2078.


Sus ojos admirando la vista, su diestra sosteniendo la lata de cerveza. Jaemin observaba embelesado el paisaje que se le presentaba, el cual consistía en casas y edificios destruidos. No era lo más lindo que había visto, pero al menos el naranjo color del sol de ocaso embellecía aquel tan triste panorama.

El silencio le traía calma, y el alcohol impregnándose en su organismo hacía de su entorno algo más ameno y en paz, a pesar del estrés que ha estado experimentado por todo el trabajo que ha tenido que ejercer.

—¡Deja de beber tanto! —Una voz imponente lo reprochó a las lejanías. Jaemin giró su vista hacia el costado, viendo como un jovial Johnny se adentraba en el gran balcón y se acercaba a él a zancadas, con el ceño fruncido y sus manos alzándose para quitarle directamente la lata de las manos. Jaemin desistió, dejando que su amigo, casi hermano, le arrebatase su bebida de las manos y la arrojase muy lejos por los aires—. Tienes sólo 18 años, no deberías estar bebiendo tanto.

—Sólo era un sorbito... —se quejó el menor, acomodándose en la silla y cruzándose de piernas.

—El sorbo número mil en el día —espetó el otro, arrastrando la silla hacia atrás y sentándose junto a él a la mesita—. Debes dejar de beber tanto, sobre todo sabiendo, como científico, las consecuencias que trae.

Jaemin rodeó sus ojos con hastío, pero segundos después, esbozó una leve sonrisa. Johnny era un gran amigo, aunque a veces se comportara peor que sus padres. Era tan impredecible, que uno jamás podía adivinar su siguiente movimiento, ni siquiera Jaemin o Taeyong, quienes lo han conocido desde que tienen memoria, han podido hacerlo.

El inicio de su amistad data de muchos años atrás. La típica amistad que surge debido a los padres, quienes también son buenos amigos. Crecieron y se criaron juntos, por lo que confianza a ellos les sobraba. Estando en las altas y en las bajas, estos tres amigos pudieron sobrellevar siempre cualquier obstáculo.

—Te ves cansado —comentó Johnny de pronto, mirándolo con preocupación—. ¿Te sientes muy estresado?

—Sí —afirmó, soltando un suspiro y acariciando sus sienes—. El proyecto para la feria de ciencias de la universidad me tiene a punto de colapsar.

—Debiste haberte quedado en la escuela... —musitó el mayor. Jaemin rechistó.

—Dile eso a mis padres. ¿Quién les dijo que entrar a la universidad antes de tiempo era buena idea? —se quejó, endureciendo su expresión—. Sé que tengo una mente brillante, pero eso no significa que sea capaz de soportar tanto estrés... Además, tener que recibir al grupo de Retrógrados en casa cada noche me agota, porque estoy obligado a participar con ellos.

—¿Tus padres siguen con ese plan? —inquirió. Jaemin asintió.

—Claramente. Y no piensan parar hasta conseguirlo, al parecer —dijo, bajando la vista hasta sus manos—. Están demasiado convencidos de que podrán volver a tener un sistema como el antiguo, el que existía antes de la Era de Edén, pero no sé... a veces tengo la corazonada de que se están metiendo en un terreno demasiado peligroso.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora