2083 ー NCT

24. desvanecimiento.

N/A: Esta parte es mayoritariamente smut, por lo que si deciden saltárselo (sé que a algunxs no les gusta o les incomoda esto), pueden seguir leyendo desde el separador que pondré más adelante (este: ------) No los interrumpo más, ya pueden continuar leyendo <3

El pelirrojo cayó sobre el edredón, sorprendido por el acto tan atrevido de Renjun. Su corazón latió con fuerza, y sus ojos, atónitos, se mantenían fijos en esa mirada tan sensual que el mayor le estaba proyectando.

Se quedó quieto como estatua, mientras que el otro, sin pensárselo demasiado, procedió a continuar con lo que había empezado. Se sentó sobre el regazo de Jeno, y posando sus manos sobre su estómago, las movió con lentitud hacia adelante al mismo tiempo que se inclinaba para acercarse a su rostro y besarlo de nuevo de una manera sensual que a Jeno empezaba a confundirle.

Renjun era más bien tímido, pero ahora parecía comportarse de la manera opuesta. Era extraño, pero a Jeno no le incomodaba ni mucho menos, es más, le gustaba lo que estaba sucediendo aunque fuese inusual.

Saborearon sus labios por enésima vez, deseándose con la misma intensidad que nació desde el primer beso. Jeno se dejó llevar por completo por los candentes toques que Renjun dejaba en su torso, el cual acariciaba con cuidado con sus delicados dedos por sobre su camiseta. Y él, no queriendo quedarse atrás y dejándose llevar por sus deseos, tomó la cara del mayor con sus manos, y con suavidad, empezó a bajarlas desde allí, moldeando todo su cuerpo con cada uno de sus dedos de manera minuciosa, memorizando cada rincón de su piel como si su vida dependiese de ello. Tocó su cuello, sus brazos, su cintura, sus caderas... hasta que de pronto, la ropa empezó a hacerse molesta.

Renjun fue el primero en dar el siguiente paso. Se separó de Jeno al minuto después de besarlo, dándose unos segundos para poder respirar. Se incorporó, y aun sentado sobre el regazo del menor, se miraron directa e intensamente a los ojos por varios segundos.

Ahora sólo existían ellos dos. Inmersos en su propio mundo, en su propio lugar seguro. Sólo Lee Jeno y Huang Renjun. En estos momentos, nadie existía en el mundo más que ellos, y eso era lo único importante.

El pecho de Jeno subía y bajaba con rapidez. Jadeaba ligeramente, ayudándose con su boca para poder respirar mejor. Renjun estaba en el mismo estado, tanto había subido la temperatura en el ambiente y en sus cuerpos que pequeñas gotas de sudor empezaban a escaparse de sus sienes.

Renjun se acercó nuevamente a él, depositándole un beso corto en los labios. Jeno, sin quitar sus manos de la cintura del mayor, no pudo contenerse más e introdujo sus dedos dentro su camiseta. Sintió una corriente eléctrica recorrer desde las yemas de sus dedos hasta expandirse por todo su cuerpo al percibir la piel de Renjun por primera vez, erizándole hasta el más pequeño de sus cabellos.

Y el otro, por su parte, no pudo contener el pequeño jadeo que le provocó el sentir el tacto del pelirrojo sobre su estómago. Sintió todo su cuerpo descontrolarse, sintió las mariposas en su estómago, y una descarga eléctrica atravesar toda su espina dorsal con tanta intensidad que él tampoco pudo aguantarse. Quería sentir a Jeno con todas las definiciones posibles a esa palabra. Quería tocarlo, besarlo, abrazarlo, tenerlo lo más cerca posible como si fuese la última vez que pudiese estrecharlo entre sus brazos.

Y tal como deseó, se hizo. Tímidamente escabulló ambas manos dentro de su camisa, y cuando tocó su abdomen, supo que esto ya no tendría vuelta atrás. Todo en su cuerpo se encendió como una pequeña llama en un gran montón de pastizal: un incendio seguro se mirara por donde se mirase.