9. sospecha

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La luz del sol se escabulló por la ventana, acariciando el soñoliento rostro de Jeno, quien dormía plácidamente sobre el sillón de cuero. Su cuerpo, descubierto, se retorció al sentir los rayos de sol arder su torso. Se despertó a regañadientes, dándose cuenta de que un nuevo día empezaba para él.

Se incorporó en su lugar, dándose cuenta de que estaba solo en la habitación. La cama estaba hecha y la habitación limpia, y supuso que Renjun se había despertado temprano y ordenado el lugar.

Tomó su reloj inteligente de la mesa de centro, y la pantalla de inmediato le mostró la hora: las dos de la tarde en punto. Era temprano para él, pero por lo que veía, había sido el último en despertar.

Se levantó por fin, desperezándose y poniéndose algo de ropa para bajar a comer. Se colocó el reloj y guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón. Se quedó quieto al ver que aún le quedaba una cosa por guardar: Ese aparato.

Inevitablemente las entrañas se le revolvieron al recordar lo que sucedió entre él y ese micrófono durante la madrugada. Decidió romperlo, por seguridad, y ahora lo guarda como evidencia, por si en algún momento, a alguien se le ocurriese declarar ser dueño de ello. Prefería dejarlo como un secreto antes que aclamar públicamente de que estaban siendo monitoreados mediante micrófonos. Sin embargo, y si su intuición no le traicionaba, podía ser posible que Jisung haya sido el autor del hecho, y si así era, no podía confiar de que éste sea el único aparato en toda la casa, sino que puede haber incluso más, incluso en su propia habitación, y por qué no pensarlo también, podía estar siendo observado en ese mismo instante mediante una cámara de la cuál él no sería capaz de descubrir.

Gruñó, inseguro. Sentía el pánico recorrerle el cuerpo entero. Aquí no estaban seguros, y quizás no lo estarían hasta que se deshicieran de Jisung...

Pero, ¿quién le aseguraba que Jisung haya sido el culpable? Renjun también estuvo junto a Jisung la noche anterior.

—No, Renjun no sería capaz de hacer algo así... —negó con la cabeza.

¿Y quién le decía que no? Conoció a Renjun hace tan sólo un par de días, no lo conocía de nada, y fácilmente, podría estar actuando.

Soltó un suspiro y volvió a negar con la cabeza. Ya encontraría al culpable después, por ahora, sólo debía de guardárselo y olvidarlo por unos momentos.

Bajó las escaleras, y al llegar, su cuerpo se tensó por completo al ver a dos hombres uniformados entrar en casa.

Jaemin los recibía, mientras que los otros sólo observaban, intranquilos, la escena que se desenvolvía frente a sus ojos.

—¿Qué pasó? —preguntó Jeno, mirando con diligencia a los policías que ni siquiera se molestaron en ser discretos al observarlo de pies a cabeza.

Jaemin iba responderle, pero uno de los policías se le adelantó, sacando la placa de su bolsillo y mostrando su identificación.

—Mi nombre es Jung Jaesung y él es Moon Taewan —se refirió a su compañero, un policía muchos centímetros más pequeño que él—. Tenemos una orden de inspección reportada por vecinos del barrio debido a comportamientos sospechosos.

Jeno frunció el ceño. Este barrio estaba tan desolado como el mismo desierto. Algo no estaba bien...

—Adelante —le ofreció Jaemin, dejando que hiciesen lo que quisieran con la casa.

Ambos policías, entonces, empezaron a inspeccionar, moviendo las cosas de su lugar, levantando los cojines de los sofás, abriendo y cerrando cajones, entrando a las habitaciones del primer piso; incluso movieron muebles por si acaso encontraban algo sospechoso.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora