39. furia.

430 77 55
                                    




Los cinco restantes dentro del auto permanecían en silencio. El coche avanzaba a una velocidad moderada, siendo el ruido blanco del motor y del viento lo único que irrumpía en la fuerte tensión que existía dentro de aquel lugar.

Respiraciones agitadas, latidos del corazón, escalofríos. Cada uno tenía una reacción distinta, mas todos compartían el mismo objetivo: vengar la muerte de Renjun. De aquel chico que no mereció morir así, tan injustamente, tan repentinamente como si su existencia no hubiese sido relevante.

Jaemin bajó la velocidad al acercarse a la calle en donde, se suponía, debían de esperar. Se estacionó en la entrada de la calle, cuidándose de que nadie sospechoso estuviese alrededor.

—¿Mark no ha dado ninguna señal aún? —le preguntó el líder a Haechan, viéndolo por el espejo retrovisor. Él negó con la cabeza, sin dejar de mirar el teléfono.

Jaemin se recostó en su asiento, quitando sus manos del volante y soltando un suspiro. El coche seguía en silencio. Antes hubiese agradecido por ello, y es que el grupo en general era muy ruidoso, sin embargo, esta vez le inquietaba más de lo que a él le gustaría. Le hacía sentir inseguro, como si no estuviese seguro de lo que iría a pasar luego. Su intuición le gritaba algo que él no podía entender, pero tampoco ignorar.

Observó a Jeno, quien permanecía quieto en el asiento del copiloto, en su propio mundo. Su expresión endurecida definía con aún más nitidez sus marcadas facciones; sus cejas pobladas, su ceño fruncido, sus labios pequeños. Incluso su cuerpo se veía tenso, como si estuviese a punto de estallar de la rabia.

Jaemin decidió quedarse en silencio en vez de preguntarle si estaba bien, porque sabía, por experiencia propia, que hablarle mientras echaba humos por la cabeza no traería buenas consecuencias.

—¡Oh! ¡Me habló! —la exclamación de Donghyuck los tomó a todos desprevenidos, haciéndolos saltar de sus asientos—. Dice que no hay moros en la costa.

—Perfecto. —replicó Jaemin, cambiando su semblante por uno más determinado. La adrenalina comenzó a recorrerle el cuerpo apenas pensó en lo que posiblemente podría suceder después. Sólo esperaba que, en el mejor de los casos, pudiesen resolverlo sin mayores conflictos de por medio...

...Pero tratándose de Johnny, cualquier cosa podía ser esperable. Y por esa misma razón, también, es que le tenía miedo.

—Vamos —ordenó, tomando el arma de la guantera y guardándola dentro del bolsillo de su chaqueta. Miró a su equipo, quien asintió sin dudar ni un segundo, y luego, Jaemin volvió a encender el coche para acercarse a la casa.

Se paró justo en la entrada del estacionamiento, y uno a uno fueron saliendo del coche. Anduvieron furtivamente por el patio trasero, mirando constantemente hacia los lados y hacia atrás para estar seguros de que nadie venía a por ellos.

—Mark me dice que vayamos al laboratorio, que él esta allí. —Indicó. Jaemin frunció el ceño.

—¿Y dónde coño queda eso?

—En el pasillo principal a la izquierda —replicó el de cabellos violeta, indicándole con el dedo hacia la puerta de la entrada. Jaemin le mostró el dedo pulgar a modo de afirmación, y entraron de una vez.

Se sorprendieron al ver la grande infraestructura que poseía. Paredes blancas, muebles modernos y bien cuidados, incluso el suelo brillaba por sí solo de lo limpio que estaba. Jaemin rechistó, era lógico que Johnny tuviera este tipo de lujos, siempre había sido igual.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora