11. deseo.

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—¡Acelera! —chilló Jeno al ver que la explosión era más grande de lo que esperaban.

Jaemin reaccionó por fin. No perdió el tiempo, y aun estando herido, pisó el acelerador con todas sus fuerzas y girando el volante hacia la derecha, salió por la primera salida que se les cruzó por delante.

La luz cálida del fuego que se provocó luego de que la bala atravesara el motor fue inefable, esparciéndose como una gran nube. El coche afectado casi se parte en dos, y cuando la onda de la explosión apartó a los otros dos coches del lugar, el espectáculo fue simplemente sublime.

El fotograma del escenario se reflejó en los ojos de Chenle, quien miraba impactado la escena, asomándose por la ventana del techo. Su sonrisa se ensanchó aún más al saber que habían ganado, sintiéndose mucho más poderoso que antes.

Haechan, desde su asiento, vio que Chenle no pensaba bajar de ahí, por lo que con fuerza lo tomó de las ropas y lo tiró hacia él para que volviera a su lugar.

—¡Sal de ahí y cierra la ventana, imbécil! —le gritó, haciendo lo que le había mandado él mismo. Chenle lo miró con el ceño fruncido al haber sido interrumpido en sus momentos de gloria—. Y no me mires así —lo reprendió sin siquiera mirarlo; lo conocía bastante como para saber lo que haría después.

Chenle rodeó sus ojos, haciendo una mueca e imitando burlescamente su reprimenda. Se cruzó de brazos y miró hacia el frente, viendo como ya salían de la carretera.

—Hey, Renjun —le llamó Haechan cuando ya estuvieron completamente a salvo y más tranquilos—. Nada mal, ¿eh?

Renjun esbozó una sonrisa tímida al oír el cumplido.

—¡Sí! —saltó Chenle, olvidándose por completo de su enojo—. Si no hubiese sido por ti, no habríamos podido escapar. ¿Cómo se te ocurrió hacer algo así? —preguntó con curiosidad.

—Gracias... —agradeció en un susurro—. Lo pensé desde un principio, sin embargo, no estaba seguro de si funcionaría o no. Cuando vi que estábamos bajo presión no tuve más opción que hacerlo —empezó a hablar con más confianza al ver que Haechan y Chenle en serio le prestaban atención; sus ojos fijos sobre él—. Si funcionó fue pura suerte...

—Fue... ¡Grandioso! —Chenle alzó sus brazos de la emoción.

—Si te soy sincero, al principio no pensé que serías alguien tan útil, pero después de haber visto lo que hiciste... —resopló de la impresión—. Simplemente, wow. ¿Tú qué piensas, Jaemin? —se dirigió ahora al líder, quien conducía en completo silencio.

—Hizo lo que debía —respondió secamente, y siguió conduciendo mientras Jisung le envolvía una venda alrededor de la herida en su brazo.

—Ahg, ¿no podrías decir algo mejor? Un "bien hecho" o algo —dijo el de pelo morado, mosqueado.

—Déjalo, no tiene remedio —le murmuró Chenle, codeándolo y mirando a Jaemin con molestia—. ¿Y tú qué piensas, Jisung?

El nombrado se giró, y mirando a Renjun, levantó levemente las comisuras de sus labios y le mostró su pulgar a modo de aprobación. Chenle sonrió ante el complemento, y siguieron con su camino.

—Buen trabajo —le susurró Jeno al oído de Renjun cuando cada uno se centró en lo suyo. Apretó con firmeza su hombro para confortarlo, haciendo que los nervios del mayor se encendieran con ímpetu al sentir el tacto sobre su ropa.





2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora