41. verdad.

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Hemos hablado innumerables veces acerca de los errores, de la culpa, pero jamás del largo proceso que se requiere para superar las consecuencias que conllevaron el sentir estas emociones tan fuertes, poderosas y destructoras.

Podemos hablar por horas, podemos crear ensayos completos que hablen acerca de lo que los errores y la culpa pueden hacernos llegar a sentir, para pudrirnos por dentro como si fuese una bacteria que acelerara nuestra descomposición. Sin embargo, todas estas cosas concluirían en una misma pregunta: La superación de la culpa y el error, ¿es una victoria o una derrota?

Bien sabido es, a estas alturas, quién representa a la palabra "error" y quien a la "culpa". Uno aún sigue vivo, luchando por su vida aun cuando estuviese casi seguro de que está cerca de su último soplo de vida, el otro, debido a su inocencia y al sentimiento de culpa que otros le hicieron sentir, falleció injustamente por algo que no debía de ser, por un error del destino que lo conllevó a la más miserable muerte. Y ellos eran, Haechan y Renjun.

Entonces, ¿es una victoria? ¿Una derrota? Quizás ambas, o ninguna. Pero la respuesta sólo será concebida una vez se sepa la auténtica verdad, y eso es ahora. 







El grupo de personas que apareció a sus espaldas lo intimidó, y tanto Jaemin como Chenle perdieron la guardia. Taeyong entonces no perdió el tiempo, y alejó al pelinegro de una patada. Chenle saltó lejos, y antes de que Jaemin pudiese siquiera pestañear, el enemigo saca una daga de su bolsillo, la alza, y se la entierra sin ninguna piedad en el costado.

Jaemin soltó un grito ensordecedor que hizo reaccionar a todos los que estaban allí.

—¡Jaemin! —chilló Haechan, viendo aterrorizado la sangre mancharle la ropa. Jaemin se desplomó en el suelo, retorciéndose en su lugar.

Johnny carcajeó, aun cuando estuviese en el mismo estado que él.

—¡Te voy a matar! —bramó Haechan, sacando su arma para dispararle y acabar con su vida de una vez. Mas la sonrisa cínica y su mirar tan serio le heló el cuerpo.

—Ahora —ordenó entonces, sin quitar la expresión de maniaco de su rostro.

El equipo que estaba detrás, entonces, atacó sin tapujos, arremetiendo de una vez con todos los que se encontraban allí. Haechan fue la primera víctima, cuando un chico unos centímetros más alto que él se acerca a zancadas para propagarle un disparo en el pecho: Doyoung. Haechan actuó por mero impulso, y con el arma, el cual aún poseía sobre sus manos, se giró y apuntó, sin embargo, su enemigo lo derribó con una patada en el estómago para, luego, acercarse a él y seguir apuntándole, esta vez en la cabeza. Donghyuck gimió, sintiendo la desesperación dominarle el cuerpo. «¿Ya? ¿Así va a terminar?» Pensó al ver los ojos rasgados y su sonrisa ladina que sin duda demostraba satisfacción.

Las lágrimas le anegaron los ojos, y por unos segundos, vio su vida entera reproducirse fugazmente sobre su cabeza. Tantos buenos momentos... tanta felicidad... Así sería el fin de su camino, una muerte tan digna como indigna.

Comenzaba a rendirse, hasta que, se acordó de Mark.

Miró rápidamente hacia atrás, viendo cómo Mark lo miraba y se removía en su asiento, aún con la cinta pegada a su boca. Por la manera en la que sus ojos estaban abiertos y sus venas marcándose sobre su cuello, advirtió que estaba gritándole algo que él no alcanzaba ni a escuchar ni mucho menos entender, pero, ¿por qué lo oía tan lejano? ¿Será que ya murió y por eso lo ve todo tan tranquilo?

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora