31. desmoronarse.

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Mark lo acompañó hasta su habitación justo después de que Johnny haya dado las indicaciones para el trabajo de esa noche. Renjun simplemente lo dejó, más que nada porque no tenía la menor idea de lo que se hacía a continuación.

—Ponte esto cuando salgamos —le indicó el castaño, sacando un conjunto de su clóset. Era un traje negro bastante elegante, algo que él jamás había usado antes—. A Johnny le gusta demostrar autoridad, por eso siempre usa trajes, y nosotros también los usamos como uniforme. —Le explicó, dejando la ropa sobre su cama.

—Entendido —musitó él, agradeciendo en parte que Mark lo ayudase.

—Perfecto. Cualquier cosa no dudes en preguntarme, ¿sí? Recuerda que puedes mandarme un mensaje —Le dijo, mirándolo a los ojos. Renjun asintió con la cabeza, haciendo de sus labios una línea a modo de sonrisa.

Mark después dejó la habitación, volviendo Renjun a estar a solas. Por la forma en la que hablaba y lo miraba, podía deducir que el castaño estaba siendo auténticamente generoso con él, ¿por qué? No lo sabía. Todos aquí le daban mala espina, menos él.

Decidió no ahondar demasiado en ello, y se recostó en la cama, dejándose caer sobre ella. Vio el traje estirado sobre el edredón. ¿No iba a ser muy incómodo portar un rifle con un traje puesto? Johnny tiene preferencias extrañas... él en sí era bastante extraño, no como su equipo...

De pronto se sintió nostálgico. No se sentía cómodo aquí, tampoco seguro. Todos lo miraban como juzgándolo, podía sentir sus miradas intimidantes sobre él. Ojalá pudiese volver y sentirse cómodo otra vez... pero no, tenía que hacer el sacrificio.

Se quitó la ropa para probarse el traje que Mark le había entregado. No dejaría que el miedo y la duda lo dominaran. Tomaría ese rifle, se pondría ese traje, y seguiría al pie de la letra las instrucciones, y su plan.

Ni Johnny, ni Jaemin, ni sus propios miedos lo harían perder.






Su pie permanecía pegado al acelerador, ansioso por llegar a su lugar de destino. Había encontrado la dirección de la Escuela Secundaria a la que Renjun había ido en su tiempo, y estaba conduciendo, con la esperanza de que pudiese estar allí, intentando rememorar lo que fue su vida en el pasado.

Tragó saliva, nervioso. No sabía si esto funcionaría, pero era el único método que se le había ocurrido para poder encontrarlo. Ni siquiera fue si idea tampoco, sino de Chenle. Si no hubiese sido porque Chenle lo estaba ayudando, él de seguro seguiría frustrado tratando de encontrar alguna pista.

Bajó un poco la velocidad cuando entró a una calle un tanto más estrecha. Se inclinó hacia adelante para ver mejor la calle, y avanzando un poco más, encontró lo que buscaba.

—Escuela Secundaria de Artes de Seúl...—musitó al leer el gran logo que se extendía por todo el establecimiento.

Soltó un suspiro, y sin perder más el tiempo, estacionó el coche afuera. Tanto la escuela como la calle estaban más que vacías, lo que le hizo sentir un tanto inquieto.

Entró al establecimiento, y anduvo por varios pasillos, nervioso. Sus manos temblaban y podía sentir sus latidos golpear su pecho con ímpetu.

—¿Renjun? —lo llamó, pero no recibió respuesta. La escuela estaba vacía y oscura, llegaba a causar escalofríos—. ¿Renjun? —volvió a llamarlo, pero no. No estaba, como era obvio.

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora