El error. Una palabra tan simple y poderosa a la vez. Silenciosa y cauta, pero al mismo, destructiva como el mismo veneno. El error sería, quizás, la peor palabra jamás creada y, sobre todo, la más humana. Por eso es terrible, porque es algo que sólo una persona puede cometer, y somos nosotros lo más repulsivo que puede pisar el planeta.
Pero, tal como cualquier otro elemento en el mundo, los errores tienen sus pros y contras, convirtiéndolo en una cualidad esencial para nuestro crecimiento. Son los errores los que nos moldean, como alfarero a su jarro de barro. Puede ser un simple detalle, o algo muy grande, pero cada error nos ha guiado a lo que somos hoy. Hay veces en las que ni lo notamos, y hay otras veces, en las que es tan evidente la causa de nuestro error que incluso se nos revuelven las entrañas por no haber podido hacerlo mejor.
Y tal cual, como nosotros, existe Haechan, aquel chico rodeado de errores por todos lados, pero que aún no siente aquella repulsión en su estómago porque jamás se ha sentido culpable de sus errores.
Dos días antes.
Las respiraciones se mezclaban entre sí, agitadas. Sus alientos se metamorfoseaban con desesperación, deseándose cada vez con más lujuria. Los potentes rayos del sol pegándose a la espalda del mayor subía con más auge la temperatura del ambiente, y el sonido de los besos sólo hacía redoblar el efecto.
El cuerpo de Donghyuck expelía sudor por todos lados al sentir la adrenalina recorrer todo su interior. Estar revolviéndose con él en medio del callejón le prendía aún más, deseando que aquel momento fuese eterno.
—Mark... —jadeó, agarrando la camisa del chico para atraerlo más hacia sí.
El mayor sonrió ladino al oír su nombre, apoyando su palma sobre el pecho del menor y empujándolo contra la pared. Su mano izquierda lo mantenía acorralado, asegurándose de que no se fuera a ningún lado.
—¿Qué quieres? —preguntó en un susurro, haciendo círculos en el escote del chico, excitándose al sentir la yema de su dedo índice acariciar su piel.
—Quiero tocarte... —murmuró con desesperación.
Mark soltó una risita al ver las mejillas sonrosadas del de cabellos violeta. Bajó la vista hasta sus manos, y con cuidado tomó su diestra, posándola sobre su pantalón. Gruñó de placer al sentir el calor de sus dedos sobre su ropa.
—Hazlo, entonces —le susurró en el oído, procediendo a acariciar su cabello y dejar que él se encargara de lo demás.
Donghyuck se dejó llevar por sus impulsos, cediendo ante cualquier tipo de voluntad que le negase este tan majestuoso momento.
Con la misma mano que posaba sobre su ropa, procedió a bajar la cremallera del pantalón. Sintió las palpitaciones del corazón de Mark sobre su pecho y eventualmente la aceleración de su respiración, impulsándolo con más confianza a seguir.
Metió su mano dentro de la prenda, sintiendo su duro miembro rozar sus dedos. Mark gruñó, y Haechan sólo continuó en silencio, acariciando con suavidad y lentitud su intimidad, disfrutando los pequeños gemidos que su chico trataba inútilmente de contener.
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2083 ー NCT
FanfictionAño 2083, Era de Edén. El mundo ha sufrido un giro de ciento ochenta grados luego de una larga crisis conmemorada como el Apocalipsis. Más de la mitad del mundo pereció, y con ello también lo hicieron todo lo que alguna vez se conoció como Ley y Ord...