8. peligro.

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—¡Renjun! —exclamó Haechan al verlo sentado en la puerta de la entrada junto con otro personaje que desconocía—. Si vas a ir a algún lado tienes que avisarme —lo regañó al llegar a su lado—. Te estuve buscando por todo el bendito bar...

—Haechan, ayúdame —le pidió el mayor con impaciencia.

—Sí, claro —replicó él con amabilidad, esperando a que Renjun le explicase lo que sucedía.

—¿Podrías llamar a Jeno? Este chico está en peligro, lleva perdido varios días y hace poco unos Retrógrados intentaron asaltarlo. —Dijo, señalando al chico de mechas rubias que se escondía en el rincón de la puerta, asustado.

Haechan asintió, sacando el teléfono del bolsillo de su pantalón y mensajeando a Jeno para que viniese rápido. Fue tan sólo en cuestión de minutos que llegó corriendo hasta el lugar.

—¿Qué pasó? ¿Renjun está bien? —preguntó con voz agitada y expresión de preocupación.

—Sí, estoy bien —replicó—. Es sólo que... bueno... —comenzó a ponerse nervioso. No sabía cómo formular la pregunta de la manera correcta.

—Sólo dilo —le apuró Haechan, quien se veía inquieto desde el momento en el que entró a ese oscuro pasillo.

—¿Podemos... llevarlo a casa? —soltó sin más. La expresión tensa de los otros dos chicos le dio a entender de que haber hecho aquella pregunta había sido una mala idea.

—Renjun... no lo sé... —replicó el de cabellos morados—. No lo digo por mí, sino por...

—Jaemin, ya lo sé —le interrumpió—. Pero está solo y perdido, necesita de ayuda. Sé perfectamente lo que se siente estar allí fuera... por favor... —suplicó juntando sus dos manos.

Haechan y Jeno se miraron entre sí, sin saber qué hacer. Finalmente, Jeno claudicó.

—Renjun tiene razón... Tenemos que darle al menos algo de cobijo hasta que pueda hacerlo por sí solo. —Guardó ambas manos en sus bolsillos.

—Pero Jeno, ya vimos lo que pasó con Jaemin, y no sabemos cómo irá a reaccionar con él...

—No importa —le cortó—. Jaemin tendrá que entender o por las buenas o por las malas —su ceño se frunció, resaltando su mirar serio y la determinación que tenía con su opinión.

Haechan cedió, encogiéndose de hombros y alzando las manos en signo de inocencia, como dejándoselo todo a responsabilidad de ellos.

—Ven con nosotros —le ofreció el castaño, acercándosele y extendiéndole la mano. Jisung lo miró temeroso, algo desconfiado por no conocerlo, pero aceptó de igual manera, tomando su mano.

Jeno abrió la puerta, y sacando las llaves de su bolsillo, le quitó el seguro al coche. Subió en el asiento del piloto, mientras que Renjun y Jisung en los asientos de atrás, y Haechan de copiloto. Apenas el motor se encendió, Jeno giró el auto y se fueron de vuelta a casa.

—¿De dónde eres? —le preguntó el de pelo morado a Jisung, girando su cabeza para verlo mejor.

—No lo sé... —respondió en un susurro.

—¿Cómo es eso de que no sabes? ¿Eres un Retrógrado? —le preguntó, confundido. Jisung automáticamente negó con la cabeza.

—No, no lo soy —agitó sus manos, alterado—. Mis padres lo eran... ellos murieron hace dos días...

2083 ー NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora