Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2]

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AFUERAS DEL MURO ROSE
AÑO 850

El aire era algo que un habitante de la ciudad subterránea no podía sentir con tranquilidad. Allí abajo era sofocante y el frío o las ventiscas no llegaban bajo ningún término, logrando que sus ciudadanos fueran bastante resistentes al calor casi insoportable que se encontraba en ese lugar.

Por esa razón esa pequeña muchacha de largos cabellos negros y ojos azules no sentía en lo absoluto la necesidad de descansar luego de caminar con grandes sacos de patatas bajo el sol, si, sus brazos dolían un poco, pero el calor no era un problema para la diminuta joven que estaba poniendo todo de si en esa simple tarea.

Todos miembros de la tropa ciento cuatro se encontraban en ese lugar alejado de la ciudad desde que el comandante había sido dado de alta, tenían que irse antes, eso era obvio, pero la azabache se había negado a abandonar la pequeña habitación dónde su padre biológico se estuvo recuperando, quizá era un poco egoísta, pero no podía irse hasta que supiera que estaba bien.

—¡Tienen que ser más rápidos si no quieren conseguir una reprimenda!.

Exclamó con una voz autoritaria, pero que ninguno de los presentes tomaba como una ofensa, después de todo ella era la segunda al mando luego del capitán. Habían sido elegidos como parte del nuevo escuadrón del capitán Levi, pese a no saber exactamente el porqué de todo ello, ya que debían proteger al titan cambiante y la heredera ilegítima del trono, pero Evie no hizo preguntas, confiaba ciegamente en los dos hombres que consideraba sus padres y en esa loca obsesionada con los titanes.

—No todos tienen la suerte de ser hija del capitán.-Se quejó el mejor amigo de esa bonita adolescente, pero era obvio que no lo decía en serio, por esa misma razón una leve carcajada brotó de los rosados labios que portaba la hija del comandante.

Armin también sonrió mientras intentaba que la enorme caja de pan no se le cayera de sus manos y veía como Evie comenzaba a apresurarse para llegar a la pequeña cabaña que estaban compartiendo sus compañeros y el capitán. Un poco más atrás se encontraba Sasha intentando llevar la mayor cantidad de agua que podía.

—Al parecer su humor ha mejorado.-Comentó el muchacho de cabellos rubios viendo como la pequeña espalda de la azabache se veía a varios metros de ellos dos, así que no podía escucharlos.

Jean oyó las palabras que el menor había soltado y solo pudo fruncir el ceño a la par que recordaba claramente como su mejor amiga había reaccionado ante todas las atrocidades que estaban ocurriendo en su vida, una tras otra, casi sin detenerse ni por un segundo. Parecía que el mundo estaba en contra de su felicidad y eso preocupaba a Jean.

—Pareces preocupado.

—Ella estuvo casi dos semanas enteras encerrada cuidando al comandante y cuándo salió de allí se convirtió en la Evie de nuestros tiempos como reclutas.-Señaló sin decir exactamente todo lo que le preocupaba con exactitud.