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Los ojos de Evie Kirstein se abrieron con sobresalto

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Los ojos de Evie Kirstein se abrieron con sobresalto.

Su pecho subía y bajaba con enfado, casi como si su propio cuerpo estuviese totalmente confundido por todo lo que había ocurrido. Pero esa azabache de enormes ojos azules sabía exactamente que había pasado, y eso no fue un consuelo, no pudo esconderse detrás de un manto de ignorancia, sólo intentó que el pequeño sollozo no se escapase de sus labios mientras una de sus manos bajaba a su vientre apretando la tela casi al instante.

No sentía ningún tipo de dolor o incomodidad, la herida de bala que tenía en su vientre había sido totalmente curada tras convertirse en titan, también podía ver como sus manos llenas de cicatrices ahora volvían a estar cubiertas de piel blanca e inmaculada, al parecer hasta sus cicatrices de niña habían desaparecido y eso la hacía sentir extrañamente triste, casi como si su propia historia estuviera siendo borrada delante de sus narices.

Pero esa no fue la razón por la cuál su corazón se sintió pesado, no, eso era algo totalmente banal. Su tristeza llegó luego de percatarse que si ella estaba allí era porque su estúpido imbécil favorito había sido asesinado por las manos de quiénes más apreciaban al castaño. La frustración de no poder hacer nada mientras sus niños cargaban con el peso de matar a su gran amigo provocó que su propia alma se quebrara aún más de lo que ya estaba.

—Ese jodido imbécil...-Murmuró con la voz quebrada por toda la angustia que sentía, no era sólo tristeza, ahí había frustración y hasta se sentía algo decepcionada de si misma por no lograr salvar el corazón de Eren Jeager.

Sintió que una mano se entrelazaba a la propia y giró rápidamente para ver como su esposo estaba allí, a su lado, mirándola con sus ojos llenos de lágrimas, pero una pequeña sonrisa. Estaban vivos, ambos estaban con vida y podrían criar a su hijo como desearon desde el principio, fuera de la tristeza que podía existir vieron lo bueno de la situación y no pudieron evitar levantarse del suelo con las manos entrelazadas dispuestos a darse un enorme abrazo que calmara la incertidumbre que sintieron al pensar que podían dejar a Erwin sin dos de sus padres.

Pero antes que ambos decidieran abrazarse se quedaron de piedra al ver que, a unos cuántos metros de ellos, unas figuras casi fantasmales podían apreciarse entre todo el vapor que habían dejado los pasados titanes. El miedo fue vencido por una dolorosa y, al mismo tiempo, cálida sensación, puesto que una de esas figuras era una mujer idéntica a Evie, sólo que más alta y con unos amables ojos ámbar, esa mujer que la azabache menor conocía perfectamente.

El rostro de Margoth Langer les regaló una amable sonrisa mientras sostenía una bebé entre sus brazos, una bebé de cabellos castaños y enormes ojos azules que brillaban con alegría mientras soltaba unas infantiles carcajadas que sirvieron como miles de pequeños puñales para esos dos padres que, aún sin haber visto a su hija antes, supieron casi al instante de quién se trataba esa joven alma que no dejaba de mirarlos como si fueran lo más interesante en su pequeño mundo.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora