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Habían ciertas cosas en ese mundo que Evie Kirstein nunca pensó volver vivir en todos los años que le quedaban de vida, escenarios improbables y descabellados que ya estaban muy lejanos de su realidad actual

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Habían ciertas cosas en ese mundo que Evie Kirstein nunca pensó volver vivir en todos los años que le quedaban de vida, escenarios improbables y descabellados que ya estaban muy lejanos de su realidad actual.

Pero nada podía compararse al momento en el que Reiner Braun se apareció frente a ella después de más de cuatro años en los que no supo nada de ese hombre. Sus terminaciones nerviosas picaron en el mismo instante en el que su mirada se cruzó con la de ese titan y casi sintió que las lágrimas saldrían de sus ojos en cualquier segundo, pero las aguantó, después de todo no debía centrarse en el progenitor de su hijo, sólo tenía que asegurarse de salir viva de allí.

Eren le dió un puñetazo a Reiner que hizo volar la mitad de su rostro y Evie juró que su propio cuerpo le pedía a gritos que detenga al titan fundador por alguna razón, pero no necesitó hacerlo, ya que el castaño mismo salió de su titan. La azabache frunció el ceño y le hizo una pequeña ceña a Mikasa dándole a entender que ella sería quién iría por Eren, la Ackerman lo entendió, después de todo esos dos tenían cosas que hablar.

—No tengo fuerzas, no podré derrotar a Reiner.-Declaró el de ojos esmeralda apenas sintió la presencia de esa pequeña azabache de ojos azules que siempre se había encargado de actuar como una maldita hermana mayor para todo su grupo y ahí estaba, salvandole el pellejo.

—Eren...-Murmuró la mayor de ambos queriendo decir un tumulto de cosas que no podían salir de sus labios, había pensado demasiado sobre lo que Eren los empujó a hacer, pero en el momento de la acción seguía siendo una maldita blanda que podía ser convencida por el menor con rapidez.

—Y tú tampoco quieres derrotarlo.-Exclamó el Jeager con un tono algo reprochador, pero una de sus manos se estiraron para rozar la mejilla de la más baja.

Ese fue el límite de Evie y se lo hizo saber tomando la mano del más alto con fuerza, frenando el siguiente avance. La Kirstein subió su mirada azulada y la entrelazó con la esmeralda del titan cambiante, mostrándole exactamente quién mandaba allí, no le importaba que fuese el mismísimo titan fundador, de ataque, el martillo o todos juntos, ella era su superior y él un simple imbécil con la misma mirada de desolación que ella poseía en los días que habitaba la ciudad subterránea.

—Debemos volver a casa.-Sentenció la más baja quitando la mano del menor de golpe recibiendo un pequeño suspiro por parte del portador del titan fundador.

Pero Eren no dijo ninguna palabra más en contra de las órdenes de Evie, simplemente sintió como la diminuta muchacha pasaba uno de sus brazos por su cintura, afirmando el agarre para que el menor no se cayera en el trayecto al dirigible, y dirigió uno de sus cables hacia la enorme nave voladora que se cernía sobre sus cabezas. Pero antes de irse para siempre de ese horrible lugar le devolvió una mirada al cuerpo del titan acorazado, sintiendo como su corazón pesaba aún más dentro de su pecho.

—Hasta nunca, Reirei.-Murmuró siendo escuchada sólo por Eren y su propio corazón, sea cuál sea el caso ninguno diría nada sobre lo que había salido de los labios de la azabache.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora