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La destrucción era inminente en ese festival de la masacre dónde se vieron involucrados todos los habitantes de Liberio y los soldados de la isla Paraíso que sólo seguían las indicaciones que Eren Jeager les había impuesto

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La destrucción era inminente en ese festival de la masacre dónde se vieron involucrados todos los habitantes de Liberio y los soldados de la isla Paraíso que sólo seguían las indicaciones que Eren Jeager les había impuesto.

Niños, ancianos, hombres y mujeres, ese demonio no tenía ningún miramiento en destruir a todo aquél que veía su enemigo, tal y como hicieron con su propio hogar cuándo él era tan sólo un niño. Y Evie quería comprenderlo, intentó hacerlo porque ella quería a ese imbécil con todo su corazón y había vivido el terror que los marleanos desataron en Shiganshina ese día tan cruel, pero aún así no podía entender todo lo que estaba ocurriendo frente a sus brillantes ojos azules.

Intentó no pensar en ello mientras usaba su equipo antipersonal, disparandole a cuánto soldado viese e ignorando a los civiles que corrían despavoridos para que ningún demonio de la isla acabe con sus vidas. El pecho de la azabache se sintió pesado por un segundo, pero intentó empujar esa emoción a lo más recóndito de su interior, después de todo era una oficial y debía mantener su cabeza totalmente en frío para lograr que la misión termine de manera exitosa.

Con eso en la mente esquivo una de las balas que esos estúpidos soldados marleanos intentaban dispararle, pero ellos no sabían que estaban tratando con una de las soldados más rápidas de la legión de reconocimiento, y lo entendieron en el mismo momento que vieron un veloz relámpago de vibrantes ojos azules acabando con su vida en unos cuántos segundos.

Evie se quitó la sangre de su rostro con un gesto algo cansado, no había utilizado las lanzas relámpago por una razón y esa era que su cuerpo todavía no podía resistir el impacto que ese tipo de arma le dejaba, pero aún así seguiría luchando por llegar a su hogar junto a su hijo. Quizá eso era lo único que le importaba en ese momento, no le interesaba la batalla que Eren estaba teniendo con el mundo, sólo necesitaba volver a Trost para tomar a Erwin entre sus brazos y nunca sé pararse de él. ¿Era mucho pedir?.

Tomó una de sus granadas y la lanzó dentro de un edificio dónde únicamente habían soldados, pero de pronto escuchó explosiones desde el sector dónde los hogares de los civiles se encontraban y eso generó un malestar dentro de su estómago ya que Hange nunca había dicho que debían destruir todo Liberio, por lo contrario, lo mejor para la isla era que los erdianos de Mare dejasen de verlos como demonios, pero no iban a lograrlo si destruian su hogar.

Agudizó su mirada, intentando mirar a través de todo el polvo y el humo, pudiendo encontrar rápidamente de dónde venían las explosiones, no por nada su mirada se había desarrollado bastante luego de vivir años en el subterráneo, todavía no estaba tan oxidada como pensaba.

Bufó al encontrar el maldito origen de todo y no pudo hacer más que tomar su equipo de maniobras para lanzarse hacia ese edificio dónde los soldados lanzaban barriles llenos de explosivos, pero eso no era lo peor, no, lo peor era que quién los lideraba era un pelirrojo que ella conocía bastante bien, para su desgracia. La sangre de Evie hirvió en ese mismo instante y tuvo que apretar sus puños muy fuerte para no atravesar a ese bastardo idiota con una de sus cuchillas.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora