La llama de la esperanza es algo que puede nacer de manera espontánea, encendiendose de manera abrumadora que puede dominar todo el interior de una persona, pero también puede apagarse con una simple ventisca, es algo frágil y sumamente volátil que determina a una persona.
Y Evie siempre tuvo momentos dónde la esperanza desaparecía y se quedaba sola en medio de ese frondoso bosque que era su corazón, pero ese no era el caso, porque después de todo Hange había sido la persona que golpeó su puerta el día anterior, golpeó su puerta haciéndola salir de su cálida cama y con unas simples palabras logró que la llama eterna de la esperanza renaciera tal y como el ave fénix en medio de las crueles cenizas.
Las lágrimas no tardaron en escaparse de sus ojos cuándo escuchó que su padre adoptivo seguía vivo y quizá eso fue lo que desató el enorme valor que temía haber perdido. Así fue que su pecho se llenó de ese fuego interno que tanto caracterizaba a los Smith y prometió, ante el rostro dormido de su hijo, las personas que habían luchado a su lado durante tantos años y su querido esposo, que ella haría cualquier cosa para que ese mundo se salvara.
Y fue así que llegó el día siguiente. Evie se escabulló junto a su hijo para terminar de poner en orden las carretas que necesitarían para salir de allí mientras que Jean y Mikasa eran los encargados de sacar a Onyankopon y Yelena de las manos de Floch, la azabache de brillantes ojos azules no sabía muy bien porqué necesitaban a la gigantesca rubia, pero no lo cuestionó demasiado, después de todo estaban recibiendo ayuda de la titan cuadrupedo y uno de los oficiales marleanos, y ellos necesitaban a esa mujer con vida.
Un suave suspiro brotó de los labios de la azabache mientras veía como su hijo se encontraba sentado en una de las carretas jugando con el peluche de cerdito que Eren le había regalado cuándo era sólo un bebé. Se mordió el labio, sabiendo muy bien que ese lugar no era el adecuado para su hijo, pero no podía darse el lujo de ir hasta Trost para que la madre de su esposo lo cuidase, o en realidad tenía miedo de dejarlo fuera de su vista, sabía que Floch era capaz de hacer cualquier cosa y él no podía matarla, pero nada le privaba de lastimar a su hijo, eso era algo que la aterraba demasiado para poder decir algo al respecto.
—¡Evie-san!.-Escuchó de pronto, quitándola de sus pensamientos sobre todo lo que estaba ocurriendo justo frente a sus narices y no tardó en girarse al percatarse que ella conocía esa dulce voz que gritaba su nombre.
Gabi tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras bajaba del caballo que estaba utilizando y no tardó demasiado en correr hasta la azabache de cortos cabellos para abrazarse al cuerpo de esa mujer que tanto la había protegido desde que se conocieron. La Kirstein se sorprendió un poco al principio por la efusividad ajena, pero no tardó en sonreír con dulzura mientras correspondía el tierno abrazo y acariciaba un poco la cabeza de esa pequeña castaña.
La niña de cabellos castaños se separó tras regalarle una pequeña sonrisa y no tardó demasiado en comenzar a ayudar con los víveres de la carrera, pero en ese momento la azabache levantó su mirada y no pudo creer que sus ojos estuviesen viendo a esa rubia que había estado tanto tiempo congelada dentro de su armadura, pero intentó ignorarlo, después de todo Reiner le informó que todo tipo de endurecimiento había sido acabado por Eren y eso podía incluir la jaula que la propia Annie había constituido.
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Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2]
Fanfiction"Volaremos lejos, encontraremos un camino, veremos el final, seremos el final y en la eternidad una diosa serás. Vuela hasta el cielo." Evie seguiría luchando por su libertad, sin importar las plumas que caigan de sus alas y cuán roto se encuentre s...