Habían pasado casi tres días desde que la batalla contra Eren Jeager había terminado y el mundo estaba intentando adaptarse a ello como podía.
Los conflictos no habían concluido de un día para el otro, todavía quedaban muchas cosas para hacer, acuerdos estúpidos que firman y mucho esfuerzo de parte de la alianza para calmar las aguas. Todo eso no le importó a la comandante de la legión de reconocimiento, el futuro del mundo podría esperar, pero su amado hijo no y lo dejó muy en claro cuándo cruzó todo Mare llegar al puerto dónde le informaron que la señora Kiyomi había estacionado el pequeño bote salvavidas con el que se salvó su propio pellejo y el de varias personas que estaban allí dentro.
Evie había decidido ayudar con el tratado de paz entre Mare y los erdianos, aún así no fue la vocera pese a ser la comandante de la legión de reconocimiento, prefirió que Armin se hiciera cargo de ello, no sólo porque el rubio era una persona en la que podía confiar, si no porque ya estaba cansada de luchar. Ella nació peleando, desde que era tan sólo una bebé tuvo que aprender como crecer a base de malos tratos que recibía de la vida, soportó la nefasta vida en la ciudad subterránea, también el exhaustivo entrenamiento para ser soldado, hizo su trabajo de manera excepcional, perdió vínculos, vió morir a personas muy queridas, y todo ello con apenas veintiún años. Ya estaba bastante harta de todo eso.
Por esa razón, cuándo bajó de la extraña carroza de metal dónde los habían trasladado, no se aguantó la emoción que corría su cuerpo al ver esa mirada azulada que pertenecía a la personita más importante en su maldito mundo. No esperó que Reiner o Jean bajasen del vehículo, simplemente corrió con todas sus fuerzas sintiendo que se tropezaba más de una vez, pero sin caer, solo sintiéndose una maldita niña tonta en busca de lo más hermoso que tenía en su vida.
Erwin se percató de la llegada de su madre y sus enormes luceros zafiros brillaron más que el mismísimo cielo cuándo se fijó en la mujer que le había dado la vida. Una carcajada llena de felicidad inundó el aire y eso conmovió el corazón de la asiática mujer que había cuidado de ese niño los últimos días, sin duda era un ser sumamente puro que debía ser protegido de todo mal, y estaba segura que su mamá lo haría sin dudar.
—¡Mami!.-Exclamó el niño con una felicidad palpable para cualquier persona que estuviese en ese puerto.
Evie sintió su corazón partirse al escuchar a su hijo llamarla con esa voz tan emocional, una presión se hizo aplastante cuándo llegó hasta el menor y lo levantó en brazos sintiendo como el menor escondía su cabecita en el pecho de la mujer que le había dado la vida. Erwin se sintió desesperado por un segundo y buscó la forma en la que su oído descansara sobre el lado izquierdo de su madre, su pulso se calmó al instante cuándo sintió ese suave latido que soltaba la música más bonita del mundo.
Fue en ese momento que el pequeño niño de cuatro años estalló. Sus lágrimas brotaron de sus ojos sin quererlo y aferró sus manitas a la camisa blanquecina que tenía el perfume natural de su madre, ese olor a limpiador de ropa mezclado con la empalagosa fragancia a rosas que ella utilizaba como perfume. Sollozó con fuerza sintiéndose como en el hogar y Evie sólo atino a corresponder el abrazo preocupándose al instante por las lágrimas que estaba soltando su hijo.
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Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2]
Fanfic"Volaremos lejos, encontraremos un camino, veremos el final, seremos el final y en la eternidad una diosa serás. Vuela hasta el cielo." Evie seguiría luchando por su libertad, sin importar las plumas que caigan de sus alas y cuán roto se encuentre s...