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Reiner Braun deseó morir muchas veces en lo que iba de su vida

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Reiner Braun deseó morir muchas veces en lo que iba de su vida. La culpa de haber lastimado a sus amigos, el rencor hacia los propios marleanos, el constante miedo de perder a las personas que amaba, la presión de su madre, el rechazo de su padre y otra decena de razones provocaban que deseara acabar con su vida en más de una ocasión.

Pero había sobrevivido, había peleado a través de su propia tristeza y se mantuvo con la cabeza en alto para proteger a esa pequeña criaturita que la vida le había regalado como su prima menor. Siempre había luchado por Gabi, por esa bonita sonrisa que alumbraba su existencia gris y podía hacerlo sentir como si nada el mundo importase más que mantener el brillo de sus ojos. Ella era la única razón para seguir adelante.

O eso había pensado hasta que conoció a Erwin Kirstein. No había pasado más de tres días junto a esa dulce criaturita de enormes ojos azules y cabellos tan dorados como el sol, pero estaba seguro que podría hacer cualquier cosa en ese maldito mundo para darle una mejor vida. Era su hijo, una de las dos únicas personas que no quería decepcionar, deseaba compensar su propia ausencia y regalarle una existencia lejos de cualquier conflicto.

Por eso estaba dispuesto a dar hasta su propia vida. Ya no deseaba morir por la angustia que calaba dentro de sus entrañas, ahora deseaba vivir, vivir para mostrarle a Gabi y Erwin que el mundo podría convertirse en un lugar dónde ambos pudieran crecer siendo libres y felices, sin guerras o conflictos que amenacen su bienestar. Haría lo que sea para lograrlo.

Por esa razón estaba allí, luchando contra titanes anteriores sobre una enorme pila de huesos que alguna vez fueron un gran amigo suyo, pero en ese momento debía olvidar todo el cariño que sintió alguna vez por Eren Jeager, tenía que hacerlo para cumplir las órdenes de Evie. Todos habían sido una bola de cobardes a la hora de tomar una decisión clara sobre Eren y fue la azabache quién, finalmente, exclamó que debían matar al titan fundador, se sentía algo patético por dejar todo en manos de la mujer que amaba, pero ya no podía hacer más que obedecerla.

Se tragó las lágrimas cuándo vió a los titanes de Porco y Marcel arremetiendo contra él, aún así no bajó su espíritu y contraatacó con todo lo que tenía, debía encargarse de esos titanes para que Evie y los demás salvasen a Armin. Pero de pronto sintió un vapor bastante conocido e hizo que su propio titan girase, encontrándose de lleno con el rostro del titan colosal que había pertenecido a uno de sus más grandes amigos.

Angustia era poco al ver cómo utilizaban a Bertholdt para atacarlos. Ese chico había sido su mejor amigo, su confidente y la persona a la que acudía cuándo sentía que realmente estaba volviéndose loco. Quizá fue por esa razón que no pudo luchar contra él, se quedó totalmente preso de sus propios sentimientos y fue capturado en el acto por el titan colosal que era controlado por Eren Jeager, a merced de su poderosa mordida o su letal vapor.

Y pensó que moriría en ese mismo segundo, era algo jodidamente irónico, él era una persona que deseó morir más de una vez, pero justo en el momento que deseaba vivir la vida le daba una enorme bofetada, aunque finalmente sólo fue un pensamiento, puesto que unos cálidos brazos fueron los que lo quitaron de su titan en un rápido movimiento y lo sostuvieron contra su cuerpo mientras se alejaba del titan que intentó decorarlo.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora