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Evie había odiado a Reiner Braun durante mucho tiempo

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Evie había odiado a Reiner Braun durante mucho tiempo.

No podía evitar hacerlo, fueron demasiados años dónde todo lo que el rubio le había prometido hacía eco en el pobre corazón de esa mujer que había visto toda su vida quebrandose en mil pedazos como el más frágil cristal. Y por esa razón no lograba entender porqué podía tratar con tanta ternura a esa pequeña castaña que se aferraba a la tela de su camisa como si temiera que se fuera en cualquier momento.

Reiner había hablado varias veces sobre su prima a la cuál había dejado atrás cuándo ella tenía únicamente tres años de edad e insistía en que esa niña era la única razón por la cuál quería regresar un día a su hogar, la azabache no lo había entendido las primeras veces que se lo dijo, pero cuándo descubrió la verdad todo terminó por tener sentido en su cabeza y más aún en ese momento que ya había conocido a esos enormes ojos castaños con destellos ámbar que lograban calar un poco dentro del alma tan maternal que Evie poseía.

Lanzó un suave suspiro mientras cruzaba la puerta del lugar dónde había dejado a Mikasa junto a su pequeño hijo y la Ackerman la miró con sorpresa al ver el tembloroso cuerpo de pequeño tamaño en los brazos de la Kirstein, pero no preguntó nada ya que su sobrino se escapó de sus brazos apenas vió a su madre cruzar la habitación hasta dejar a la niña de cabellos castaños en una de las sillas que adornaba el lugar.

—¡Mami, volviste!.-Exclamó el niño con felicidad llegando junto a su madre y no evitó abrazarse a una de las piernas de la mujer que le había dado la vida recibiendo una suave caricia en sus cabellos rubios.

Gabi vió esa imagen en silencio mientras sus ojos se mantenían sobre el niño que parecía muy feliz de ver a su amada madre. Los ojos del niño eran unos enormes luceros azules idénticos a los de su madre al igual que la pequeña nariz con una leve desviación y el diminuto lunar debajo de sus labios que destacaba gracias al tono blanquecino de su piel.

Esa criaturita era una copia exacta de su madre con excepción de las finas cejas que portaba el niño y el brillante cabello rubio que distaba del azabache de su madre. Pero había algo más, algo en la luz que portaban esos brillantes ojos azules que parecía levemente distinto a los que la azabache portaba, pero Gabi lo asoció con la inocencia que tendría ese niño al ser sólo un bebé de tres o cuatro años.

—Amor, quédate jugando con tus juguetes un momento, mamá debe curar a esta linda señorita de aquí porque tuvo un accidente muy feo, ¿si?.-Soltó la azabache mientras acariciaba los cabellos de su hijito con una dulzura que ablandó el corazón de todos los presentes, hasta de esa niña nacida en Mare que no estaba muy contenta por lo que su cabeza le estaba diciendo.

En ese instante Erwin asintió antes de ir corriendo hacia dónde había dejado sus peluches mientras que Mikasa y Armin tomaron asiento frente a la castaña menor. Evie volvió a suspirar, ya no sabía cuántas veces había suspirando en el día, pero era una clara señal de todo el cansancio que habitaba en su interior, aún así tomó un pequeño pañuelo de su rostro y se arrodilló frente a la menor para quitarle con cuidado toda la suciedad y sangre que podría haber en su rostro intentando no provocarle dolor.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora