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El otoño llegó cuándo los habitantes de las murallas menos se lo pensaban, provocando que las hojas de los árboles caigan y los soldados estén más centrados en acabar con los titanes que se encontraban al rededor de los muros para lograr conocer m...

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El otoño llegó cuándo los habitantes de las murallas menos se lo pensaban, provocando que las hojas de los árboles caigan y los soldados estén más centrados en acabar con los titanes que se encontraban al rededor de los muros para lograr conocer más allá de lo que nunca se imaginaron.

Pero detrás de esos muros, miles de kilómetros después, luego de cruzar los largos pastizales, la interminable tumba de arena y el imponente mar, justo detrás, los habitantes de Mare se lamentaban la pérdida de, no sólo uno, si no de dos poderes titanicos que fueron arrebatados de sus manos por culpa de esos demonios que sólo buscaban el exterminio de la humanidad, o eso era lo que les decían a los pequeños niños que no sabían porqué esos demonios no eran totalmente exterminados de la faz de la tierra.

Entre todos ellos se encontraba un muchacho, el mismo que portaba el poder del titan acorazado y quién había sido el único sobreviviente entre los cuatro guerreros que salieron de los muros de Liberio para servir a su patria y pagar los pecados que sus antepasados habían dejado sobre sus pobres espaldas.

Reiner Braun, el titan acorazado, estuvo por más de cuatro meses siendo interrogado por los altos mandos de Mare, ya qué había fracasado totalmente en su misión y ellos necesitaban saber exactamente que había ocurrido con esos demonios cuándo dejaron a sus cuatro guerreros ir hasta esas tierras infectadas de pecadores. Fueron unos meses difíciles dónde lo castigaron sin que pueda mirar a su familia a la cara, después de todo no podían torturarlo luego de volver, pero eligieron apresarlo por un tiempo hasta saber toda la verdad de esos demonios.

Lo liberaron cuándo las hojas comenzaron a abandonar los árboles y el frío comenzaba a notarse en el lugar, haciendo que el rubio pensara, inconscientemente, en que Evie debía estar maldiciendo al cambio de clima que ella no podía soportar, después de todo esa pequeña muchacha no aguantaba el frío por el lugar sofocante dónde creció. Intentó quitarse esos pensamientos de la cabeza cuándo ingresó a Liberio luego de pasar por el control habitual que todos los erdianos debían adquirir al entrar y salir del barrio.

Pero cuándo cruzó por las murallas de su hogar pudo ver como un pequeño destello café llegaba corriendo hacia él. Al parecer esa dulce niña de ocho años se había enterado que él volvería ese mismo día y estuvo dispuesta a esperar toda la mañana para que su primo cruzara por las puertas del barrio dónde todos los erdianos convivían. Gabi Braun no tardó ni un segundo en aferrarse a la cintura de su primo mayor con fuerza, sin querer soltar a ese adolecente que tanto admiraba.

—Gabi...-Murmuró Reiner al percatarse que esa niña era nadie más que su pequeña prima que había dejado algunos meses atrás luego de cederle el titan mandíbula a Porco.

El rubio se mordió el labio, intentando no llorar cuándo levantó en brazos el delicado cuerpo de quién era casi una hermana pequeña para él y la castaña sonrió de oreja a oreja mientras escondía su rostro en el hombro del mayor, aferrando sus bracitos al cuello de Reiner, totalmente entusiasmada por el regreso de su amado primo mayor.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora