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La situación se había tornado un poco menos pesada mientras el sol se iba escondiendo

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La situación se había tornado un poco menos pesada mientras el sol se iba escondiendo.

Nada se había arreglado y ellos eran conscientes de eso, pero Evie ya no sentía esa presión desgarradora en su pecho cada vez que pensaba en el asunto de la paternidad de su hijo y hasta sentía un extraño cosquilleo en el pecho al ver como Erwin se encontraba sentado junto a su padre biológico mientras le explicaba como hacía esas bonitas flores tejidas que le regalaba a toda la gente que apreciaba. El pequeño rubio de brillantes ojos azules era un niño sumamente apasionado con lo que le gustaba y lo demostraba con cada uno de sus gestos, cosa que a Reiner le parecía sumamente fascinante ya que Evie hacía exactamente lo mismo.

Pero toda esa escena se vió cortada cuándo escucharon el galopar de unos caballos a la lejanía y Evie no tardó en dejar todo lo que estaba haciendo para verificar quiénes eran los que estaban llegando. Sus ojos se abrieron de par en par cuándo vió la figura de su esposo sobre uno de los caballos, y una estúpida sonrisa llena de entusiasmo nació en sus labios cuándo se detuvieron a pocos metros de ellos, no reconocía al hombre que acompañaba a Hange y Jean, pero asumió que era ese comandante marleano que los estaba ayudando junto al titan cuadrupedo, aunque eso no improntaba en ese momento.

—Erwin y él se conocieron, ya sabe la verdad, lo siento.-Fue lo único que pudo decir cuándo el castaño se bajó del caballo, la mirada que recibió no era de sorpresa, entendía que eso podía ocurrir y no culpaba para nada a su querida esposa, pero si se podía apreciar un leve dejo de tristeza en esos ojos ámbar que Evie había conocido como su lugar seguro.

El hombre más alto no pudo evitar apresar a la mayor entre sus brazos haciendo que ella descanse su cabeza en el amplio pecho que siempre era su refugio cuándo las cosas se le salían de las manos. No había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, pero aún así vivieron muchas emociones fuertes en unas horas y ambos sabían muy bien que no era bueno el abstenerse de las muestras de afecto, no cuándo podían morir a cada momento y más aún en esa horrible situación en la que se encontraban.

—Tú siempre serás su padre, eso nadie te lo quitará, te lo juro.-Exclamó la más baja con una voz clara y algo afectada provocando que una pequeña sonrisa nostálgica se cruzara por los labios del menor.

—Tranquila, cariño, lo sé.-Afirmó con total seguridad a la par que bajaba un poco su rostro para dejar un suave beso lleno de ternura en la frente de esa mujer que siempre intentaba ser el pilar de todos sus seres queridos, pero de vez en cuándo necesitaba ser mimada y allí estaba él.

Pero su mirada ámbar fue a parar a unos pocos metros de ellos, allí dónde su hijo se encontraba devolviéndole una enorme sonrisa llena de luz, aún así eso no fue lo que lo impresionó, si no que junto a Erwin estaba cierto rubio de ojos miel que él conocía bastante bien. La mirada angustiada y hasta algo impotente de Reiner no abandonaba la escena que el matrimonio estaba protagonizando, era la primera vez que veía a Jean siendo de esa manera con la mujer que fue el amor de su vida y claramente le estaba afectando más de lo que podía explicar, pero no podía hacer nada, ellos eran pareja y era algo que no iba a cambiar.

Blue swan; Reiner Braun & Jean Kirstein. [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora