Capítulo 47 - Damián

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Capítulo 47 - Damián

Apagué el despertador cuando empezó a sonar en medio del silencio y la oscuridad de la habitación. Hacía bastante tiempo que estaba despierto. Me di una ducha rápida para despejarme y tomé un café amargo y largo. Me fui al estudio ya que contaba con algunos pendientes de trabajo. La fotografía me ayudaba a enfocarme. Si bien esto era meramente comercial me gustaba pensar que encontraba una forma de que aquello se vuelva único. Cuando me senté delante de la computadora a editar, me llegó un mail de Despegar con vuelos a Francia, España, Italia. Y por un segundo pensé que, si me iba ahora, sería lo mejor para todos. Para Ana, porque podría seguir con su vida. Para Julia que podría volver a vivir acá, recuperar su estudio. Y quizás para mi podía ser un empezar de nuevo. Estaba por dar el clic a comprar, cuando sonó el timbre.

Baje las escaleras trotando. Al abrir la puerta pude ver de lejos una enorme espalda junto a una silueta pequeña. Gustavo y Daniela. Parpadeé un par de veces y corrí hasta la entrada. Todo fueron besos y abrazos.

De golpe mi casa había tomado algo de color, se había borrado un poco ese gris monótono al que ya me estaba acostumbrando. Y por alguna razón ambos habían ignorado los golpes que tenía en la cara, lo que definitivamente agradecí.

Me siguieron hasta la sala donde se sentaron cómodos en el sillón mientras todos nos hacíamos preguntas que ninguno respondía. Era incluso gracioso.

−Ahora en serio, ¿Qué hacen acá, cuando llegaron?

− Teníamos el viaje pendiente para resolver algunas cosas en Buenos Aires antes de instalarnos en París. La casa, y otras cosas... Algo te conté cuando hablamos.

Gustavo tenía razón habíamos hablado hacía relativamente poco, pero para mí había pasado una vida.

− Además se acerca tu cumpleaños Damián, ¿Pensaste que nos íbamos a olvidar? Ahora que con la vacuna se puede viajar, no dudamos ni un minuto.

A Daniela nunca se le pasaban fechas importantes. Importantes por afecto no por obligación. Festejar mi cumpleaños estaba lejos de ser una prioridad en este momento. Nos rodeó un silencio incomodo.

−Damián si llegamos en un mal momento podemos volver otro día.

− No, no, perdón. No se vayan. ¿Dónde están hospedados? Pueden quedarse acá, serían buena compañía.

− ¿Y Julia? – Preguntó Daniela mirando para todos lados como si eso la hiciera aparecer como por arte de magia-.

Me sentía abrumado, en los últimos meses pasaron tantas cosas, Gustavo sabía tan solo una parte y le estaba agradecido porque evidentemente no le había dicho nada a Daniela.

Tome una enorme bocana de aire para empezar a contarles.

−Con Julia, -hice una pausa larga porque me costaba decirlo, era otra cosa que nunca había dicho en voz alta- nos separamos.

Daniela se llevó una mano a la boca ante mi confesión. Supongo que nadie se lo esperaba, ni siquiera nosotros.

−Somos buenos amigos, nos queremos. – Soné casi desesperado-.

−Cuando la vea a Juli la voy a matar, ¿Cómo no me dijo nada?, Gustavo vos sabías algo? –Le pego un codazo entre risueño y agresivo que me hizo reír. Envidié esa cercanía que habían logrado-.

−No te enojes, la verdad es que yo tampoco llegue a contarle nada a Gustavo. Fue todo muy... no sé, rápido.

Gustavo hace un ademan como para que Daniela entienda que él tampoco sabía nada. Y ella le toma la mano.

Quiero verte bailarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora