Las gotas amarillentas cayeron al suelo recorriendo el borde de sus botas cafés, ocasionando un eco impresionante gracias al silencio sepulcral que se había apoderado de la sala. Nadie decía nada, estaban demasiado ocupados atragantándose con sus propias palabras ante el miedo y asombro que la historia les ocasionó, sólo atinaban a quedarse callados como Geheim Grunewald lo había hecho desde hacía tantos años.
En las últimas líneas, su timbre había pasado a uno airoso en su totalidad, dificultándole poder seguir con el relato. La recluta no omitió ningún detalle aun cuando en el principio pensaba hacerlo. Describió a la perfección todos los momentos que consideraba importantes y vitales para la misión que Kieth Shadis había prometido en busca de su madre. No se detuvo incluso cuando la incomodidad pasó a primer plano entre todos los capitanes, el comandante, y los guardias que le apuntaban a la cabeza, al llegar al trágico día, como solía llamarlo.
Cuando ella terminó y sus labios se secaron al igual que su garganta, nadie podía estar más asombrado que Keith Shadis, la impresión fue tal que tuvo que regresar a su antiguo lugar y recargarse sobre la mesa para evitar caerse. Estaba confundido, existían demasiadas preguntas por hacer y sin ninguna respuesta aparente.
Geheim Brandt le contó la historia de Geheim Grunewald, esa muchachilla inocente que había sufrido las injusticias del mundo cruel al que todos habían sido enviados, pero eso no saciaba la sed de curiosidad. No hubo razón alguna para cuestionar la veracidad de sus palabras, todo parecía encajar, excepto la muerte de Erlig Mork. Si Geheim Grunewald no lo había asesinado, entonces ¿quién? Si ella no conocía de su poder en ese entonces, ¿habría sido su madre?
Entendió pues, que dar con el paradero de Leise Grunewald no sería sólo una necesidad para su subordinada. Encontrar a Leise Grunewald sería la salvación de la humanidad. Esa mujer misteriosa sabía más cosas que nadie más en ese pequeño mundo; si daban con ella, todas sus dudas se verían disueltas y tal vez el mundo tendría una nueva oportunidad.
El mal olor no molestó a ninguno, no porque la intensidad de éste fuera baja, sino que la razón de su existencia se debía a una causa completamente razonable. Geheim se había orinado a mitad de la sala. El recordar esa noche regresó el pánico que sintió, casi creyó estar de nuevo rodeada por esos hombres, al punto de sentir el filo del arma perforar la piel de su víctima, y el sabor metálico de su propia sangre recorrer su cavidad bucal.
A pesar de todo, no derramó ni una sola lágrima y tampoco titubeó al hablar. Levi supo, desde su lugar, que no era porque aquello había dejado de atemorizarla, más bien, los sentimientos de la mocosa que alguna vez fue muda, estaban encontrados manteniéndola en un estado de neutralidad al no saber cuál expresar primero. Inconscientemente, la recluta había creado un muro impidiendo a sus emociones cruzar la línea, hasta que no acomodara sus ideas y encontrara una buena razón para dejar salir todo aquello que la abrumaba.
Geheim Grunewald estaba a su límite. Tantos años guardando silencio y reprimiendo la angustia al no saber nada de su madre, así como mantenerse siempre alerta cuando se encontraba por accidente con la policía militar, la habían dejado tan agotada que lo único que deseaba en esos momentos, era dormir y jamás despertar. Pero había mucho por hacer, además, Sam tenía razón, estaba obligada a vivir la vida que no merecía.
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SILENCE || Levi Ackerman (En edición)
FanfictionUɴᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ, ᴜɴ ᴇɴᴏʀᴍᴇ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ, ᴜɴᴀ ᴄᴀɴᴄɪóɴ ʏ ᴇʟ sᴏʟᴅᴀᴅᴏ ᴍás ғᴜᴇʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ʜᴜᴍᴀɴɪᴅᴀᴅ. Gritar, cantar, reír, llorar y hablar: cosas simples que nos regala la voz, pero para aquellos que carecen de ella, las cosas se vuelven mucho más difíciles. Geheim...