Uɴᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ, ᴜɴ ᴇɴᴏʀᴍᴇ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ, ᴜɴᴀ ᴄᴀɴᴄɪóɴ ʏ ᴇʟ sᴏʟᴅᴀᴅᴏ ᴍás ғᴜᴇʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ʜᴜᴍᴀɴɪᴅᴀᴅ.
Gritar, cantar, reír, llorar y hablar: cosas simples que nos regala la voz, pero para aquellos que carecen de ella, las cosas se vuelven mucho más difíciles. Geheim...
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⚜ T E R C E R A P A R T E ⚜
—¡Apártense todos! —ordenó Keith Shadis a sus soldados.
El comandante de la Legión estudió la escena mientras los militares hacían lo que había pedido. Los titanes se amontonaban alrededor del extraño cono formado por las columnas creadas por la recluta muda. Esa chiquilla delgada, de baja estatura y débil tanto de adentro como en el exterior, había sido la culpable de tremendo desastre dentro del bosque de árboles gigantes.
«Nunca juzgues a un libro por la portada», se dijo sin despegar la vista oscura de la escena.
—Shadis Danchō —Erwin, su primer capitán, llegó a su lado—. Esperamos sus órdenes.
Nuevamente escaneó los puntos más importantes reparando en el hecho de que el enemigo parecía ser atraído por los resplandecientes picos. Las columnas eran una especie de imán, pudo darse cuenta, aunque no estaba completamente seguro de si en realidad era eso o la persona dentro del fuerte.
Un espécimen de doce metros, mucho más corpulento que los demás, consiguió partir la afilada punta de una columna. Un temblor sacudió el suelo entero cuando un nuevo pico salió remplazando al dañado.
—Se está protegiendo —afirmó con un tono de voz grave.
En el interior, las pocas gotas de lluvia que habían conseguido filtrarse, caían a los charcos esparcidos en toda el área, creando un eco dentro de la pequeña e improvisada cueva.
Geheim Brantd se encontraba arrodillada frente al cuerpo inconsciente de su hermano mayor, sollozando desconsoladamente con un enorme hueco abarcando todo su pecho. Le peinó el cabello con delicadeza, mojándole el rostro con las lágrimas que recorrían sus mejillas. La palidez alarmante de su piel le hizo perder las esperanzas. No le importaba nada, ni siquiera el descubrir una parte de la verdad. Todo carecería de sentido si él no estaba a su lado.
—Ritter... —susurró completamente rota por dentro.
La sangre saliendo de su cuerpo era abundante y no estaba segura de cuánto tiempo podría soportarlo si no buscaba el modo de ayudarlo. Había estado cerca de perderlo dos veces, no volvería a cometer el mismo error, mucho menos al saber que esta vez el adiós podría ser para siempre. Supo que no podía quedarse más tiempo ahí sentada, tenía que buscar el modo de sacarlo de ahí para que pudiera ser atendido por los médicos de la Legión. Tenía que luchar por la vida de su familia.
Le besó la mano antes de ponerse de pie, mas no hubo reacción alguna de su parte. El frío encerrado dentro del fuerte le erizó la piel, se quitó la capa por más mojada que pudiera estar y lo cubrió con ella para que aquello no terminara empeorando la situación. Antes de que la tela verde oscuro cayera sobre su cuerpo, le fue inevitable darle un último vistazo a la enorme mancha rojiza que se esparcía por todo su uniforme. Rezó porque su estado de inconsciencia se debiera al impacto contra la columna y no por lo último.
