El estómago le gruñó con fuerza conforme el olor a comida comenzaba a parecerle irresistible. Estar sin probar bocado no había resultado una tarea tan difícil gracias al enorme nudo incrustado en su estómago, junto con las dos únicas piezas de pan que Dyra Tilger le dio entre las sombras cuando cuidó de ella. El revoltijo en sus intestinos persistía y se agrandaba de forma casi alarmante en compañía de los nervios y desesperación.
A pesar de lo llamativos que lucían los vegetales bañados en el aderezo color blanco, Geheim hizo acopio de toda la fuerza de voluntad que aún le quedaba, y desvió su mirada oscura en otra dirección. Para mal de ambos, el representante del rey pudo notar esto último.
—¿En serio continuaremos de este modo? —Le cuestionó masticando con la boca abierta. Y el hambre se le fue en un dos por tres—. Si quisiera verla muerta, créame que ya lo estaría. No tiene sentido en lo absoluto su forma tan estúpida de actuar.
Ese era un dato que consideró completamente innecesario, pues entendía a la perfección que él no la quería muerta, de ser así, ya estaría tres metros bajo tierra. Los planes del ministro parecían ir mucho más allá de todo eso, un tormento que tenía intenciones de perseguirla lo que restaba de su vida, y por esa misma razón era que no podía darse el lujo de bajar la guardia con algo tan banal como la comida.
Incluso entre los más mínimos detalles, podría estar oculta la peor de las amenazas y verdades.
—Lo que pase conmigo, no es de su incumbencia. Estoy cansada de esperar —le respondió peinándose el flequillo en un fallido intento de disfrazar la amarga sensación.
—Tu impaciencia me resulta sumamente molesta. Dime, Geheim, ¿por qué tanto apresuro? ¡La noche es nuestra! —Exclamó alzando ambas manos, salpicándola de vino en el proceso—. Y si lo quisieras, el resto de la vida también.
Evitó formar una mueca de desagrado, limpiándose la cara con el dorso de la mano.
—Debería ponerse en mi lugar antes de decir algo así —ni siquiera lo miró.
—Por supuesto que me he puesto en sus zapatos una infinidad de veces —vaya mentira tan grande, afortunadamente, Geheim no le creyó—, por eso mismo es que sé que se encuentra mejor estando conmigo que con aquellos que usted solía llamar camaradas.
El recuerdo le tensó los músculos del cuerpo, haciendo sonreír a su acompañante.
—¿Di en el blanco?
—Quisiera decir que usted no sabe nada, pero es más que obvio que me equivoco.
El barbudo se peinó un mechón de pelo suelto hacia atrás.
—Sé lo que le hicieron al incompetente que consideraba tu familia, ¿en serio llegó a pesar que iba a dejar sin supervisión alguna a mi amada belle fille? —Su tono cargado de burla, junto con el puchero fingido, sumaron puntos a los puñetazos que estaba juntando para él desde el momento en que lo conoció—. Supe de la trampa, también, y del gran caos que creaste. Traes la destrucción en tus venas, ¿no es así, Geheim Grunewald?
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SILENCE || Levi Ackerman (En edición)
FanfictionUɴᴀ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ, ᴜɴ ᴇɴᴏʀᴍᴇ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ, ᴜɴᴀ ᴄᴀɴᴄɪóɴ ʏ ᴇʟ sᴏʟᴅᴀᴅᴏ ᴍás ғᴜᴇʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ʜᴜᴍᴀɴɪᴅᴀᴅ. Gritar, cantar, reír, llorar y hablar: cosas simples que nos regala la voz, pero para aquellos que carecen de ella, las cosas se vuelven mucho más difíciles. Geheim...