Capítulo 14

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Mi mandíbula cayó.
¿La novia de Billie?

El pensamiento me apuñaló como una espada. Sentí algo parecido a un infarto. No podía respirar. Mi estómago se revolvió y sentí como si estuviera a punto de vomitar. No lo podía creer. Pero la mujer estaba de pie ante mis ojos. Ella era real, y estaba aquí, ahora reclamando lo que era suyo.

¿Por qué Billie me hizo esto?

¿Por qué nunca me dijo que ya tenía pareja?

Quizás yo era solo otro esclavo para ella.

Lo que sea que tuviéramos fue simplemente un disfrute sexual.

Fue demasiado fácil enamorarme.

Fui demasiado estúpida para perderme.

Con los pensamientos gritando en mi cabeza, lágrimas calientes corrieron por mis mejillas. Traté de tragarme el dolor, pero era demasiado tarde para evitar que mi corazón se rompiera.

Nikol seguía mirándome con sus ojos fríos.

-¿Por qué estás llorando?- Se arrodilló para mirarme a la cara. Retrocedí y me limpie los ojos.

-¿Por qué Billie no me habló de ti?-Le pregunté. Mi voz se quebró.

-iNo me respondas con una pregunta, esclava!- Nikol me agarró por la nuca y me acercó más, Su aliento era como una corriente de fuego en mi cara. Hice una mueca al ver sus ojos lívidos. Estaban llenos de odio y celos. No pude evitar temblar de miedo.

-Estás enamorada de mi novia, ¿no? Por eso estás llorando- dijo Nikol de nuevo. - Pero te digo que Billie nunca pensará en ti más que en una esclava humana. Puede que tengas un buen sabor, ya que puedo oler tu rica sangre, pero soy yo la única la cual ama y siempre lo hará. Si eres inteligente, lárgate de aquí antes de que te destroce, ¿me oyes?.

No supe que decir. No pude encontrar las palabras. No había nada que pudiera hacer más que enterrar el dolor en mi pecho. ¿Cómo pudo Billie hacerme esto? Pensé que ella también sentía algo por mí. Sentí como si mil cuchillos hubieran cortado cada parte de mi cuerpo. ¿Por qué tenía que doler tanto? Sollocé más fuerte.

Nikol me soltó y se puso de pie.

-Ahora, vete. - dijo. - No lo diré dos veces.

Con mi corazón como una pista pesada, me levanté y recogí mi ropa vieja antes de salir por la puerta principal, dejando atrás el hermoso santuario y el recuerdo de Billie amándome.

Fue como un sueño que terminó al despertar.

No podía respirar mejor afuera. Pero abracé mi cuerpo tembloroso y ordené a mis pies que caminaran por el camino pedregoso. Hacía viento y hacía frío cuando había llegado la noche.

No sabía hacia dónde me dirigía, pero seguí caminando y caminando como si estuviera en trance. Hasta que hubo un destello de faros que estallaron en mi retina. Salté y me cubrí la cara con la mano.

Antes de que pudiera reaccionar, varias manos fuertes me agarraron por los brazos y los hombros, forzándome hacia una limusina negra. Traté de patear y gritar, pero fue en vano.

Me empujaron al auto como una bolsa de basura. Escuché arrancar los motores de varios otros autos. Las puertas se cerraron de golpe.

Miré a mi alrededor cuando los coches empezaron a noverse.

- ¿Sorprendida?- dijo una familiar voz angelical. Me volví y encontré a otra persona sentada junto a la ventana del otro lado. Sus largas piernas cruzadas. Su largo cabello negro sedoso parecía plumas de cuervo dentro del oscuro interior del auto.

-Lauren. - suspiré.

-Es bueno que todavía recuerdes a tu ama. - Dijo volviendo su rostro hacia mí por fin. Bajo el brillo plateado de la luz de la luna, Lauren era tan intimidante como deslumbrante. Mi mente se quedó en blanco una vez que nos miramos a los ojos. Casi olvido el sentimiento miserable que tuve hace un momento cuando la miré. Su mandíbula se apretó y aflojó como si algo se moviera profundamente dentro de ella. Luego, en un abrir y cerrar de ojos, encontré su mano fría agarrando mi barbilla, obligándome a mirar sus ojos esmeraldas.

-¿Creíste que nunca descubriría dónde estabas y qué estarías con mi hermana, Camila?- Siseó entre dientes.
-Puedo oler el sexo en tu piel. iMe das asco!

-iEntonces no me toques!- Respondí bruscamente. El rostro de Lauren se endureció como una piedra. Estaba esperando una bofetada o un mordisco, pero nunca llegó.

En cambio, aplastó sus labios contra los míos y los recorrió con fuerza y fiebre. Fue un beso enojado. Mantuvo una mano firme en la parte posterior de mi cuello mientras su otra mano apretaba mi pecho. Me dolió casi hasta las lágrimas y apenas podía respirar.

Traté de alejarla, pero no fue hasta que rompió el beso por sí misma que pude liberarme del tormento. Sentí un escozor en el labio inferior y una pequeña gota de sangre brotó.

Los dientes afilados de Lauren me habían cortado. La miré en estado de shock.

-Esto te recordará que todavía me perteneces- dijo.

En ese momento, solo quería morir y olvidarme de todo.



Las Hermanas Jauregui| CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora