Las Hermanas Jauregui| Camren

Capítulo 37

Camila POV

En la penumbra de la habitación, nuestros gemidos sonaron a través de la noche tranquila. El peso de una figura angelical encima de mí no dejó aire en mis pulmones. Jadeé cuando Billie se aplastó contra mi perla caliente. Se estaba tomando su tiempo, y causó más resbalones en mi empapada entrada.

Ambas gemimos de placer sensual. Después de un rato, Billie levantó mis rodillas y me abrió más. Continuó deslizando sus dedos hacia arriba y hacia abajo, devorando mi mojado desaire. Pasó su otra mano alrededor de mi trasero y chupó ligeramente mi cuello, enviando escalofríos arriba y abajo de mi columna.

Mi cuerpo temblaba mientras continuaba lamiendo mis pechos, mordisqueando mis pezones palpitantes. Sus dedos separaron mis labios húmedos y luego se deslizaron en mi raja goteante sin esfuerzo. Como una llave que siempre hacía juego con la cerradura.

La sensación de ella deslizándose a través de mis paredes empapadas no tenía precio. Mis manos se envolvieron alrededor de Billie. Apreté los dientes mientras respiraba con dificultad contra su hombro.
Billie movio su mano, meciéndome suavemente contra la cama. Mis pechos se balanceaban hacia adelante y hacia atrás con el movimiento. Sentí su lengua recorriendo mi cuello, provocando la piel de gallina en mi cuerpo tembloroso.

El calor comenzó a acumularse entre mis muslos abiertos. Entonces fue demasiado para manejar. No pude apartarme de llegar al éxtasis.

Mi respiración se volvió ronca. Mis ojos seguían rodando hacia atrás mientras sentía que se acercaba el placentero clímax.

-Oh Bill.. Billie me voy...- lloré. Luego, los músculos alrededor de mis muslos se tensaron cuando una deliciosa sensación explotó desde la profundidad de mi núcleo. Mis piernas se tensaron mientras convulsionaba, echando la cabeza hacia atrás. Dejé un grito cuando la ola del clímax se apoderó de mi cuerpo, dejándolo navegar al borde del orgasmo. Ella finalmente disminuyó la velocidad mientras yo me estremecía por completo. Mis dedos de los pies se curvaron, incapaces de soportarlo más.

Billie retiró la mano de entre mis piernas y se acercó para ver cómo estaba. No pude limpiar el aturdimiento de mis ojos mientras miraba su hermoso rostro de nuevo. Ella apartó un mechón de cabello de mi cara y trató de llevarme de vuelta a la tierra con suaves besos en mi cuello. Ella me miró. El calor en sus ojos hacía que sus iris brillaran en la oscuridad. Por un breve segundo, se sintió como un déjà vu. Seguía volviendo a mi mente como un boomerang. Me volví a mi lado para evitar esos fascinantes ojos esmeralda.

Parecían recordarme a alguien.

-¿Estás bien, bebé? ¿Te lastimé?- Billie me preguntó con voz preocupada. Negué con la cabeza, todavía apreté mis manos entre mis piernas sobre mi carne de niña palpitante mientras me acurrucaba en una bola. No dolía, pero se sentía demasiado sensible. Mi lugar privado todavía estaba temblando por el efecto de la sensación de felicidad, no me atrevía a moverme.

-Estoy bien. Solo necesito un momento. - dije, tratando de recuperarme. El área alrededor de mis caderas en la cama estaba mojada por mis jugos. Demostró lo mucho que Billie me hizo responder a la dicha que todo lo consumía.

Billie y yo habíamos estado haciendo el amor mucho
desde que volvimos a estar juntas. Era como si Billie nunca se cansara de nuestro sexo. A veces, estábamos en ello todo el día como si ella estuviera recuperando el tiempo perdido. Siempre estaba a punto de desmayarme cada vez que ella me hacía llegar al clímax. Ahora no pensé que podría manejarlo si ella me pedía que lo hiciera de nuevo. Ella dio más de lo que necesitaba.

-Está bien, amor. No te volveré a tocar, te lo prometo. - me aseguró, sonriendo.- Al menos hoy. - Se rió de manera traviesa. Luego se inclinó para besar mi frente antes de rodar sobre su espalda. Su mano se extendió para acariciar mi mejilla. Sus firmes ojos esmeralda se demoraron en mi rostro.

-Me pregunto a quién saliste. Te ves tan hermosa, ¿lo sabías?. - Ella susurró. No pude evitar sonreír en la oscuridad.

-No tan hermosa como tú. - dije, pero Billie resopló.

-¿Sabías que yo era la más fea entre mis hermanos?

-No lo creo.- respondí.

- Mis hermanas eran todas hermosas. - dijo Billie. - Les gustaba burlarse de nosotras cuando éramos jóvenes.

-¿Nosotras?

-Lauren y yo. - dijo Billie. - En aquel entonces nos llamaban la pareja pequeña. Solíamos jugar juntas y compartir la habitación. Mis hermanas mayores, Taylor y
Cristina eran la pareja grande. No les agradaba, pero no les importaba mucho a Lauren.

No sabía por qué la mención de Lauren hizo que mi corazón latiera contra mis costillas.

-¿Por qué la diferencia?- No pude evitar sentir un poco de curiosidad de nuevo.

- No sé-  rió Billie. - Todos pensaban que yo era el demonio de la casa.

-¿Qué? ¿Eras el pequeño diablo? Dije. - No puedo imaginarme eso.

-Sí, es la verdad. - dijo Billie con una pequeña risita.

-Recuerdo que metí una piedra en mi bola de nieve y se la arrojé a mi hermana mayor durante unas vacaciones de invierno en Polonia. Mi padre estaba tan furioso.

-De hecho, eras muy desagradable. - me reí entre dientes.

-Sí, lo era. - estuvo de acuerdo, riendo. - Pero Lauren no era así. Era una buena chica, siempre buscaba agradar, pero estaba constantemente preocupada por no ser amada lo suficiente.

Nunca lo hubiera adivinado si Billie no me hubiera contado esto sobre Lauren. La persona de corazón frío como Lauren una vez se preocupó demasiado. Ya me imaginaba a la  joven Lauren siendo dulce y cariñosa. A veces había experimentado su lado más suave, pero nunca pensé que fuera realmente su verdadero yo.

-Por favor, deja de hablar de Lauren. - le dije- No quiero pensar en ella.

Billie dejó escapar un suspiro.

-Camila, sé que te he lastimado, pero Lauren estaba allí para curarte el corazón roto. No voy a fingir que no sucedió nada entre tú y mi hermana. - dijo. - No quiero endulzar nada. Cuando nos conoces claramente, puedes decidir con quién es mejor estar.

- ¡Oh Billie por favor, no me hagas elegir!- Solté .

En ese momento, los ojos de Billie parpadearon a un tono diferente de emoción. Era como si hubiera confirmado algo que ella había temido durante mucho tiempo. Yo misma estaba en shock. Si decía amar solo a Billie, ¿por qué tenía miedo de tener que elegir? Y cuando todo parecía demasiado, una explosión de lágrimas frustrantes ardió en mis ojos. Enterré mi rostro en mis manos y le di la espalda.

Me odiaba a mí misma por sentirme así. Odiaba lastimar a Billie, pero no pude evitarlo. Meses atrás si me preguntaban con quién quería estar, la respuesta sería sin duda Billie. Pero ahora ya no tenía la respuesta clara. Después de un rato, sentí las manos de Billie acercándome a ella nuevamente. Intentó susurrarme algo al oído para calmar mi sollozo furioso. Mis hombros temblaron mientras lloraba. Sabía que amaba tanto a Billie, pero luego estaba Lauren.

Lauren siempre estuvo en mi mente todo el tiempo.