Capítulo 18

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Ya estaba de vuelta a mi habitación en un deslumbramiento. No sabía lo que acababa de pasarme a mi ni a Lauren. Ella siempre me había tratado peor que a cualquier otro esclavo en esta casa, pero de repente, parecía una persona diferente.

Esto fue demasiado para mi estado mental actual.

Me dolía la cabeza por analizar demasiado todo.

Al día siguiente, Lauren me quería abajo a primera hora de la mañana. Tenía que vestirme, pero todo lo que realmente necesitaba era que me dejaran sola en mi habitación. Lauren también insistió en que me trasladara a su habitación. Me tomó mucho tiempo protestar contra la idea.

Finalmente convencida de que no huiría, me dejó hacer lo que quisiera. Incluso si pudiera escapar, ¿a dónde iría ahora? Ya no tenía a nadie como refugio y todavía no podía dejar de pensar en Billie.

¿Dónde estaba ella en este momento?

Pero mi mente debe haber estado tan trastornada que cada vez que pensaba en ella, también aparecía la sonrisa malvada de Nikol.

¿Por qué Billie no me dijo que ya tenía pareja?

Me sentí mal del estómago.

-Señorita Cabello. - dijo una voz de mujer desde fuera de mi puerta. - Mi señora la está esperando. Por favor, dese prisa.

Se sintió un poco extraño que lo abordaran correctamente por primera vez.

-Estaré allí en un minuto-dije.

Después de terminar de ducharme, fui a mi armario, pero toda mi ropa vieja había desaparecido. Los atuendos que encontré adentro eran diferentes. No hubo más vestidos de sirvienta. Todos parecían ropa cara. Cada uno diseñado a la perfección.

Había cordones de seda sueltos, vestidos largos, hermosa; faldas y elegantes bufandas. Había hermosos vestidos bordados y todos los accesorios elegantes que puedas imaginar. La mayoría de ellos tenían diseños muy intrincados y clásicos.

-Tiene que estar bromeando- murmure para mí misma, mirando esos artículos caros con incredulidad. Tuve que pasar un largo y frustrante momento para encontrar las cosas más simples para ponerme, pero seguía siendo molesto usar una camisa de lana marrón suelta y pantalones cortos blancos. Tuve que envolver una bufanda alrededor de mi cuello ancho. Tal vez fue bueno para mí no exponer demasiado mi piel alrededor de Lauren.

Bajé las escaleras y me encontré a Lauren sentada elegantemente en una silla, con una pequeña canasta colocada a su lado. Pero cuando me miró, hizo algo inesperado; Lauren se quedó helada, parecía como si acabara de verme por primera vez.

Entonces ella sonrió. Fue la sonrisa más angelical que jamás le había visto.

Rápidamente flotó a mi lado y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.

Me estremecí. Su cercanía me provocaba cosas que no entendía. El perfume de su cuerpo que desprendía acariciaba mi nariz y me embriagaba, seduciéndome incluso cuando lo que más deseaba era estar a una distancia enorme de ella. No comprendía qué me sucedía, por qué un ser tan despreciable me atraía de aquella manera.

Había otras sirvientas y guardaespaldas en las esquinas.

-Por favor, no hagas eso. - dije, pero Lauren no parecio notar a los espectadores. Ella estaba, bueno, siendo Lauren.

-Deberíamos hacer un picnic juntas. - dijo alegremente. Nunca la había visto de tan buen humor.

-¿Un picnic?- Yo pregunté.

-Si.- Lauren asintió y se volvió hacia la canasta sobre la mesa. - Yo personalmente preparé algo dulce y delicioso para animarte.

- Pero por qué...

-Ven conmigo. - dijo simplemente y me arrastró.

Lauren no respondió nada de lo que le pregunté después de eso. Y caminannos hasta que salimos del gran jardín de ta mansión y luego a la zona boscosa cercana.

Nunca antes había explorado su propiedad. Era demasiado grande, así que nunca pensé que la vista exterior sería tan impresionante.

Había laderas y álamos, extendiéndose a lo largo y ancho.

Lauren seguía sosteniendo mi mano mientras paseábamos juntas, y lo más extraño fue que no intenté apartarme. Caminamos así en silencio, pasando por los hermosos arbustos floridos y las fuentes de agua. Podía oler el aroma de rosas y hojas secas desde la distancia. Había pasado mucho tiempo desde que vi una vista tan deslumbrante del mundo exterior.

El momento me encantó tanto que cuando miré a Alex de nuevo, me olvidé de mi repentina crisis amorosa y le sonreí. Ella pareció un poco desconcertada por eso, pero me devolvió la sonrisa rápidamente. Sus pupilas verdes se iluminaron aún más. Nunca me di cuenta de la luz que tenían bajo el sol.

Mi cabeza se volvió hacia ella.

-Lauren!- Jadeé.

-¿Qué? - dijo, mirándome con ojos interrogantes.

-¿Puedes caminar bajo el sol?

Lauren se echó a reír.

-¿Qué? ¿Crees que ya debería haber estallado en llamas dramáticas?- dijo, sacudiendo la cabeza con diversión.

-Bueno, ¿no se supone que es un problema serio para, ya sabes, los vampiros?- Dije.

-Algo así. - dijo con una sonrisa. - Pero no para mí. Soy especial.

-Ya veo.- Asenti. - Eres un vampiro de clase alta y oh..  tan wow.

Lauren se rió de nuevo. Era extraño escucharla reír sin tener miedo. Normalmente, toda su risa siempre iba acompañada de su crueldad sarcástica y despiadada.

Ahora era diferente.

-Me gusta tu forma de hablar, Camila. Realmente eres adorable. - dijo y pellizcó mi mejilla con fuerza. Aparté su mano y le lancé una mirada molesta, pero ella solo me sonrió con picardía.

Un momento después, llegamos a las afueras de la finca. Luego tuve que jadear ante la vista frente a nosotros. Había un hermoso arco con hiedra de hoja perenne colgando sobre él. Rosas blancas asomaban desde todos los ángulos de los enrejados. Parecía ese tipo de arcos de un cuento de hadas. Había rosas blancas por todas partes.

Lauren sonrió ante mi reacción. Dio un paso adelante y me tendió la mano.

-¿Vendrás conmigo y serás mi princesa rosa?- ella dijo.

Miré a Lauren.

Y sin una gota de conciencia, tomé su mano.

Las Hermanas Jauregui| CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora