Capítulo 2

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Me encontré sentada en un audi negro al día siguiente.

Habían dos hombres de traje negro sentados al frente. Llevaban gafas de sol y tenían unidades de comunicación en los oídos. Otros coches negros iban delante de nosotros.

Después de un rato, vi un destello de una puerta de hierro que apareció desde la distancia. Las paredes de piedra se extendían hacia el bosque verde oscuro que rodeaba el área.

Se abrió la puerta automática. Atravesamos un enorme patio con cuidados jardines y robles descuidados. El olor a flores se filtraba a través de los cristales tintados mientras los coches seguían arrastrándose por el pavimento de guijarros que serpenteaba hacia una enorme mansión.

El edificio se parecía a las mansiones de Florencia. Esos colosales pilares esculpidos, estatuas y fuentes de mármol se podían ver desde lejos. Cuando los coches se detuvieron, la puerta de mi asiento se abrió.

-Fuera. -me dijo un hombre vestido de negro. Salí cautelosamente de la camioneta con el corazón palpitante.

Entonces me di cuenta de que no estaba sola allí. Otras cinco niñas y tres niños también fueron llevados a este aparente paraíso, o en nuestro caso, al infierno.

Antes de que nos fuéramos de Human Institution, se habían asegurado de que estuviéramos bien arreglados y bien alimentados. Pasaron buena parte de nuestra estadía entrenándonos para ser sirvientes dispuestos. También me frotaron la piel, me peinaron, me pulieron las uñas y me quitaron el vello corporal. Fue un proceso arduo de mi parte, ya que odiaba cada minuto.

Al mirar al resto de nosotros, me di cuenta de que les pasó lo mismo. Se veían perfectamente sanos con piel radiante y caras hermosas, pero cuando nos miramos, pude ver el nerviosismo en sus ojos.

Unos diez guardias salieron por las grandes puertas dobles de la mansión y nos hicieron pasar al interior.

El salón principal era incluso más grande que el de una iglesia promedio. Sobre las ventanas colgaban gruesas cortinas de color escarlata desde el suelo hasta el techo. Muebles caros decoraban todo el lugar. Jarrones de cerámica y cuadros clásicos se alineaban en las paredes.

-Esperen aquí, humanos--  nos dijo uno de los guardias de ojos violeta. Otros mostraron sus dientes venenosos como advertencia.

Nos mantuvimos quietos y en silencio mientras ellos miraban.

Un momento después, otro grupo de hombres entró en el
pasillo. Uno de ellos vestía un traje blanco con un borde rojo alrededor del cuello. Un pañuelo rojo asomó del bolsillo del pecho. Tenía una figura alta y delgada, cabello negro brillante y ojos violetas. Los guardias le hicieron una reverencia cuando pasó junto a él.

-Informe- Ordenó el hombre con voz profunda. Uno de los guardias se adelantó y le entregó un tablero. El hombre lo tomó y examinó todo lo que estaba escrito en los papeles. - ¿Entonces todos tienen sangre O positivo?

Escuché que las personas con sangre O se habían vuelto tan raras y caras. Por alguna razón que no sabía, los vampiros de clase alta preferían su sabor.

-Señor.- El guardia asintió - Uno de ellos es especial.

-¿Cuál? - preguntó el hombre.

-Esa chica, señor. - el guardia me señaló. El hombre levantó la vista del portapapeles. Mi cuerpo se estremeció bajo su mirada.

-¿Cuál es su tipo de sangre?"

-El suyo es Rh negativo, señor- respondió el guardia. - El más raro de su tipo.

Esta informacion me sorprendió. Escuché que los humanos con este tipo de sangre ya estaban extintos bajo la opresión de los vampiros. Fue como encontrar una joya entre las rocas normales.

-Maravilloso- Dijo el hombre de traje blanco y luego caminó hacia adelante. Me congelé en el lugar mientras él me rodeaba con su penetrante mirada violeta.

-¿Cuál es tu nombre?

No pude encontrar mi voz para hablar. El nudo de pánico obstruyó mi garganta.

-Respóndele, esclava- siseó el guardia. Retrocedí.

-Mi mi nombre es Ca ... Camila Cabello- tartamudeé.

- También hueles diferente- El hombre asintió para sí mismo. Luego se volvió hacia los otros vampiros.- Quédese con éste. Lleven el resto a la casa de los sirvientes.

Los guardias comenzaron a alejar a los demás.

El hombre se acercó a mí y tomó mi barbilla en su mano fría. Sus ojos violetas se clavaron en los míos.

-Sé buena y obedece todo, niña humana- dijo. - Si deseas permanecer con vida más tiempo, complace a tu ama.

Hice una mueca. Entonces el hombre me dejó ir.

-Ahora ven conmigo- dijo y se volvió para caminar.

Mientras los guardias me escoltaban por el pasillo, miré alrededor del lugar. Subimos la escalera principal. La mansión era enorme. Bien podría ser un palacio. Puede que tenga que pasar un día entero solo para encontrar el baño más cercano.

Caminamos por el arco silencioso. Mis tacones altos rasparon el suelo alfombrado. Llegamos a otra majestuosa puerta de madera. Los guardias la abrieron. El sonido quejido de la madera envió un escalofrío por mi espalda.

Pero nadie cruzó el umbral como si hubiera unos límites prohibidos allí. El hombre del traje se volvió hacia mí de nuevo y sonrió.

-Espero que vuelvas con vida.

Luego, los guardias me empujaron a una habitación y cerraron la puerta tras de mí.

Las Hermanas Jauregui| CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora