Capítulo XVI.

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Los brazos de Christian me aprisionan y planta suaves besos en mi cabeza. Todos nos observan enternecidos. Me siento incómoda, Kate articula un «Lo siento» y yo pongo los ojos en blanco.

-Christian... -Murmuro y se separa unos centímetros de mí para verme a los ojos, pero sus manos permanecen en mi cintura. Creo que quiere colocarlas sobre mi vientre pero se contiene.

No sabía cuánto anhelaba él otro hijo hasta este momento. Yo no había considerado esa posibilidad. Todo está, o estaba, perfecto en nuestras vidas... Un nuevo bebé no es precisamente lo que más deseo.

-Nena, ¿Por qué no me lo habías dicho? -Sonríe y vuelve a besarme, yo correspondo un poco reticente.

-Yo no... -Sus labios se apoderan de mi boca, haciéndome callar.

-Esto es maravilloso, nena. -Me duele ver lo emocionado y feliz que está y saber que debo explotar la burbuja en la que está sumergido.

-No estoy embarazada, Christian. -Ante su cara de confusión acaricio con dulzura sus labios -Has escuchado solo una parte de la conversación y te hiciste ideas equivocadas. -Lo beso rápidamente y el rubor se instala en mis mejillas cuando noto la mirada de toda mi familia sobre nosotros.

Comienzan a hablar y mirar en cualquier dirección excepto a nosotros. Los ojos de mi cincuenta pierden el brillo que habían adquirido y quiero patearme.

-Bueno, ya podremos intentar que sea de verdad. -Se encoje de hombros y mientras sonríe, me besa. Pero me quedo petrificada. ¿He escuchado bien?

Al ver mi reticencia me observa con el ceño fruncido. Me dejo caer nuevamente en el sofá y coloco mi rostro entre mis manos, todo estos días ha sido muy intenso y ahora debo lidiar con la idea de Christian queriendo otro hijo.

-No quiero otro hijo. -Declaro. Me observa confundido y se arrodilla entre mis piernas. Kate se escabulle para dejarnos a solas.

-Si mal no recuerdo alguna vez dijiste que tendríamos un hijo más, al menos. -Mete su mano por debajo de mi camiseta y me estremezco ante su contacto, pero recordando que nuestra familia está a pocos metros de distancia, tomo su mano y la dejo sobre mi rodilla.

-Pero... No ahora, Christian. Tenemos a Ted y Phoebe, tengo el trabajo que siempre deseé y mi equipo crece al igual que la editorial, un bebé absorbería todo mi tiempo y no quiero eso. -Paso mis manos por su cabello y lo veo adoptar su pose de gerente general, sin duda está considerando sus opciones, pero en este tema ya he dicho la última palabra.

-Está bien si no quieres un bebé ahora, Ana. -Consiente, pero lo miro recelosa, detrás de ese tono tan meloso debe ocultarse algo que seguro no me gustará. Al ver que he descubierto sus intenciones me muestra su sonrisa lobuna y yo niego -Por favor, no te cierres ante la posibilidad. Me encantaría verte nuevamente embarazada y luego tener a otro pequeño blip en nuestra casa.

Sonrío ampliamente al escuchar ese apodo. Mis pequeños blips. Recuerdo cuando mis niños eran bebés y me entran ganas de llorar, crecen muy rápido y no me gusta, si por mi fuese aún dormirían en cunas y los arrullaría mientras les canto canciones de cuna o los dejaría en portabebés sobre el piano para que escuchen como toca su padre.

-¿En qué piensa, Sra. Grey? -Murmura divertido al verme perdida en mis ensoñaciones.

-La respuesta es no. -Beso su nariz y me levanto. Se acerca a mí y me rodea la cintura -En este momento seré tan inflexible como lo es usted en los negocios, Sr. Grey. -Susurro con una risita.

Veo a Ted y Phoebe adormilados frente a nosotros y me sorprendo. ¿Por qué no están descansando?

-Deberían estar durmiendo. -Me acerco y los envuelvo entre mis brazos.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora