Capítulo XXII.

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Una semana después...

¡Sopla bebé! ¡No olvides pedir un deseo! Gritamos al unísono mientras las cuatro velas en el pastel de cumpleaños de Phoebe iluminaban nuestra noche. Phoebe sonrió y sopló con fuerza mientras cerraba los ojos para pedir su deseo.

-¡Mami soplé como el lobo! -Chilló y la abracé con fuerza. Me cuesta creer que esta pequeña bebé tenga cuatro años a mi lado.

-Sí bebé, pero no derribaste el pastel, por suerte. -Todos rieron y Christian apretó mi cintura posesivamente.

-Phoebe, ¿Le dijiste a mami de qué es el pastel que elegiste? -Le pregunta con una sonrisa.

El pastel es por supuesto, de frozen. Tiene tres pisos gigantes y me parece que estaremos comiéndolo por un mes. Es demasiado para las pocas personas que somos.

-Mami, el primer piso es de chocolate relleno de nutella. Es segundo es de vainilla relleno de fresas y el tercero de vainilla relleno de crema de maní y malvavisco. ¡Quiero un pedazo de cada uno! -Pasa su lengua exageradamente sobre sus labios y río.

-¡Yo también! -Dice Ted. Lo tomo en mis brazos y lo presiono contra mi pecho.

-Entonces un pedazo de cada pastel para mis bebés. -Le digo a Kate, quien se dispone a cortarlo -Además creo que Ava e Isabella esperan lo mismo. -Ella observa a su hija y ríe ante su mirada de ilusión sobre el pastel.

Audrey al parecer me escuchó y se acerca para decirle algo a Isabella. La niña hace un puchero pero asiente.

-Audrey. -La llamo y un minuto después está a mi lado.

-¿Te sientes mal, nena? -Christian acuna mi rostro entre sus manos y yo niego antes de plantar un casto beso en sus labios.

-No. Solo quiero saber si el cambio en el rostro de Isabella se debe a que su mamá le dijo que no puede comer un trozo de cada pastel. -La Dra. Harrison se sonroja.

-No quiero que... -Comienza pero la corto en seguida.

-Es una niña y además, ¡Hasta yo quiero un pedazo de cada uno!

Todos reímos y al final, tenemos platos llenos de pastel. Apenas doy el primer bocado suelto un gemido de deleite. Está delicioso.

La fiesta fue un éxito y lo mejor de todo fue ver la felicidad brillando en los ojos de los niños.

* * * *

Phoebe me mira con los ojos llenos de lágrimas mientras se aferra a Christian, quien besa su cabello y le susurra una y otra vez que todo estará bien.

Kate lleva a Ted en otra camioneta e intenta consolarlo. Entiende que me operarán y está muy asustado. Tiene miedo de perder a su mami... Mi bebé, yo también tengo miedo de no volver a verte.

El camino hacia el hospital es silencioso y triste. Christian me observa y todo lo que puedo ver es el temor brillando en sus ojos. Le sonrío y tomo su mano con la poca fuerza que tengo.

Estacionamos y mi corazón se paraliza al ver a Ted sosteniendo un ramo de flores para mí. Está sentado en el maletero de la camioneta, el cual está abierto de par en par. Corro hacia él y lo envuelvo en mis brazos.

Mi corazón se hunde al ver desaparecer su sonrisa. Las lágrimas mojan su rostro y no puedo hacer más que presionarlo con fuerza contra mi pecho.

-Todo estará bien, campeón. -Susurro en su oído. Mis ojos se cristalizan pero hago uso de toda mi valentía para no echarme al suelo a llorar -Me verás en unas horas.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora