Capítulo XVIII.

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-¡Joder, mierda! -Escucho gruñir a Christian y abro los ojos lentamente. Me encuentro en la habitación de algún hospital, lo cual no me sorprende, últimamente estos lugares son como mi segundo hogar.

Me siento como si un camión me hubiese golpeado, lanzándome a las vías de un tren. Grace está aquí, además de Kate, quienes intentan calmar a mi cincuenta, pero es en vano.

-Puedo perderla, joder. -Su voz es un sollozo estrangulado. Ambas están tan concentradas en él que no han notado que estoy despierta -¡Ella es lo más valioso que tengo y está en peligro!

-Christian, querido, Ana estará bien. Es una mujer muy fuerte. -Lo abraza con todo su amor de madre mientras Kate contiene las lágrimas ¿Qué está mal?

-¡Ana! -Chilla mi mejor amiga cuando me ve con los ojos abiertos y corre a mi lado. Toma mi mano y la aprieto mientras sonrío -¿Cómo te sientes?

-Mal. -Digo, pues quiero ser sincera. Ocultar cosas me trajo hasta aquí -Me duele todo.

-Es normal, te hicieron muchísimos estudios. -Abro los ojos como platos y recuerdo que debo organizar la fiesta de Phoebe. Intento levantarme pero Christian me detiene mientras me dedica una mirada que me deja estática.

-Nena, debes descansar. -Besa mi cabello y suspiro.

-Tengo que organizar la fiesta de Phoebe.

-No puedes, Ana. Te dejarán internada.

-¿Qué? -Mi voz se eleva unas octavas -¿Por qué? ¡Mi hija no puede quedarse sin su fiesta!

-Ana, querida... -Grace se acerca y mira a Kate, parecen comunicarse y ella asiente y se aparta. Mi mano ahora se cierne sobre la abuela de mis hijos -Llevas cuatro horas aquí, en ese tiempo se te realizaron algunos estudios y te detectaron un tumor maligno que estaba oculto debajo del cerebro. Comienza a ocupar el espacio donde se encuentran tus nervios ópticos, lo que explica tus mareos y desmayos. Quiero que me seas sincera, ¿Has tenido dolores de cabeza?

Miro de reojo a Christian y asiento. Mi esposo se tensa y se aleja mientras pasa sus manos a través de su cabello.

-¿Por qué mierda no dijiste nada? ¡Estás recién operada, Anastasia! -Sus palabras me sobresaltan y las lágrimas pinchan mis ojos -No llores, por favor. -Suaviza su tono y se acerca para besar mis ojos, borrando todo rastro de llanto -No debí hablarte así, pero, estoy muy nervioso. Tú en peligro... Mi mayor temor se ha hecho realidad y no puedo hacer nada al respecto.

-Todo estará bien, me operarán y lo extirparan, ¿Cierto, Grace? -La miro y frunce el ceño, eso no puede significar nada bueno.

-La zona donde se encuentra ubicado es muy delicada. Un solo error y podrías quedar ciega. -Su voz tiembla, al igual que lo hace mi corazón.

Puedo quedar ciega. No concibo la idea de no volver a ver la sonrisa de mi esposo y las de mis hijos. No ver a mis bebés jugar, crecer, graduarse, casarse, no veré a mis nietos... Me enferma pensar que quizá entre a un quirófano y al salir no sea capaz de observar el rostro de Christian o sus hermosos ojos grises.

-Quiero ir a casa y organizar la fiesta de Phoebe. -Al ver que mi amado esposo tuerce el gesto, aclaro -Y me refiero a nuestra casa aquí en Aspen.

-Ana, haz lo que se te dice por una vez en tu vida, por favor. -Sé que estoy acabando con su paciencia pero para mi es importante el cumpleaños de Phoebe. Mi bebé cumple cuatro años y quiere una fiesta y de mi parte está que la tenga y sea perfecta.

-Ana, entiende que no estás en condiciones de organizar una fiesta. Hablaremos con Phoebe y... -Fulminó a Kate con la mirada, haciéndola callar.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora