Cincuenta Sombras en el Ayer©.

Capítulo XXIX.

Anastasia POV.

Mi sonrisa no ha abandonado mi rostro desde hace dos horas. Ted y Phoebe no se han separado de mi lado y Christian mucho menos. No me siento incómoda ni asustada por sus constantes atenciones, en realidad, nunca he estado más feliz.

-¿Alguien quiere darme un abrazo? -Abro mis brazos esperando que alguien lo haga y mi espalda termina hundida en el sofá cuando se abalanzan mis hijos sobre mí. Los tres reímos y los lleno de besos.

No me queda duda alguna de la veracidad de sus palabras. Soy Anastasia Grey, esposa de Christian Grey y madre de Theodore y Phoebe Grey. No pertenezco a la familia Campbell y no hay lazos sanguíneos que me unan a Jailene o a Lucy.

-Los amo. -Susurro en sus oídos y los escucho suspirar. Sus cálidos alientos golpean contra mi cuello, erizandome la piel y causando un hormigueo por todo mi cuerpo. Mis hijos están entre mis brazos otra vez, un lugar de dónde nunca debieron ser separados.

Un sentimiento agrio crece dentro de mí. Es algo que no había sentido antes: Desprecio. No soy una mala persona y no creo en la venganza o en el ojo por ojo, pero gracias a Jailene y Lucy mi familia sufrió al pensar que yo estaba muerta. Estos dos pequeños seres inocentes lloraban durante las noches por haber perdido a su madre mientras yo estaba anhelando tener una vida mejor en una solitaria habitación, sintiéndome vacía, sola, triste y desdichada. Espero que cuando Christian y yo estemos a solas él me cuente qué tiene pensando hacer.

-Mami, ¿Cómo es el cielo? -Pregunta Ted, sacándome de mis pensamientos. ¿Debo decirle la verdad o inventar algo? Creo que lo mejor será explicarles, de una manera algo maquillada, lo que en realidad sucedió.

-Yo no estaba en el cielo, bebé. -Digo acariciando su cabello. Phoebe y Ted se ponen de pie, de manera que no puedo decir con exactitud dónde se encuentran. Los busco a tientas con mis manos pero no logro dar con ellos.

-Entonces ¿Te fuiste a otro lugar? -Susurra Phoebe con incredulidad. Volteo y entonces mi mano se topa con una de sus piernas. Está abrazada a su padre.

-Nos abandonaste... -Dice Ted en un tono de voz tan bajo que apenas escucho sus palabras. Me horroriza la línea que han tomado sus pensamientos y me apresuro a sacar a mis hijos de su error, lo último que necesitan mis bebés luego de tanto sufrimiento es creer que me fui porque no los quería.

-No, mis bebés. No los abandoné, digamos que... Unas personas me llevaron a otra casa porque me querían con ellos.

-¿Otros niños te querían como su mamá? -Phoebe vuelve a mi regazo y aspiro el aroma de su cabello.

-Sí, exactamente. -Decido que lo mejor será que no se sientan amenazados o crean que cabe la posibilidad de volver a perderme -Otros niños querían que yo los cuidara, pero mis únicos hijos son ustedes y los amo. -Phoebe besa mi mejilla y Ted se acurruca a mi lado. Sonrío y siento los labios de Christian posarse sobre los míos con delicadeza, pidiendo permiso para continuar. Tomo la iniciativa y comienzo a mover mi boca contra la suya, pidiendo, exigiendo. Él me da lo que pido y nos separamos con un suspiro.

-Te amo. -Susurro involuntariamente. Las palabras escaparon de mi boca de manera espontánea, no fue forzado ni pensado, simplemente lo dije como si fuese lo más natural del mundo.

-Yo a usted, Sra. Grey. -Contesta y pasa su brazo por detrás de mi cabeza. Me pego más a su cuerpo y mis párpados comienzan a cerrarse.

Me pregunto cómo eran las cosas entre nosotros antes de que sucediese todo. Sólo tengo unas horas aquí y estoy eufórica gracias a tanta felicidad, probablemente fui la mujer más dichosa que ha existido, y pienso recuperar mi vida, mi felicidad y a mi familia.