Capítulo XXXII.

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-Aún no puedo creer que esto sea cierto. -Escucho la voz de Ray a mi lado y le sonrío antes de dar un suave apretón a su mano, la cual permanece sobre mi rodilla desde hace algunos minutos -Pensé que jamás volvería a verte. -Comenta con la voz entrecortada, rompiéndome el corazón.

-Me alegra tanto que estés de regreso, cariño. -Volteo el rostro en dirección a mi madre, quien ocupa el lugar a mi lado derecho -Te extrañamos mucho.

-Mami, ¿Puedes ayudarme en algo? -La voz de Ted se filtra en mis oídos y automáticamente una dulce sonrisa se posa en mis labios

-Claro que sí. -Toma mi mano y me guía hacia el interior de la casa. Subimos las escaleras y caminamos hacia lo que creo es su habitación.

-Te escribí una carta hace unos días. Pensaba leerla en el cementerio, pero ahora estás aquí y quiero que la rompas. -Me entrega un sobre que identifico como la carta. Frunzo el ceño y me dispongo a hacer lo que mi hijo desea, pero me detengo en el último minuto.

-Quiero que la leas para mí. -Extiendo de nuevo la carta hacia él pero no la toma -Por favor. -Hago un puchero y escucho su risa.

-Está bien, mami. -Besa mi mejilla suavemente, enviando un hormigueo de felicidad a mi corazón. Se aclara la garganta y escucho como desdobla la hoja de papel ruidosamente -Querida mami, espero que estés bien en el cielo y que la nube en la que duermes sea tan suave como la cama de papi. -Una risita se me escapa -No sé si lo recuerdas, pero hoy es mi cumpleaños número siete. Phoebe dice que seguro lo recordaste y en medio de la noche bajaste del cielo un segundo para darme un beso y felicitarme. Le pregunté a papá y dijo que probablemente sí lo hiciste... entonces ¿Puedes escapar del cielo sólo por hoy y darme un abrazo? Me hacen mucha falta. Si estuvieses viva me habrías preparado de desayuno hotcakes con mucha miel de mapple. Gail los preparó para mí, pero les faltaba tu toque mágico, tu amor de mami. -Su voz se rompe, obligándolo a detenerse. A pesar de saber que estoy aquí, es tal la fuerza de sus sentimientos al momento de escribir la carta que le es imposible no revivirlos.

-Estoy aquí, mi amor. No iré a ninguna parte. -Me agacho hasta quedar a su altura y acaricio su mejilla con delicadeza.

-Quisiera que me hubieses despertado con muchos besos como solías hacerlo, pero papi lo hizo, no te preocupes. Aunque terminamos hablando de ti y lloramos. -Se acurruca contra mi pecho mientras continúa su lectura -Mi mejor regalo de cumpleaños sería que tú estuvieras aquí conmigo. Un abrazo tuyo es lo que más deseo en el mundo, mami. Te extraño mucho, por favor regresa. -Siento algo húmedo caer en mi mano y entonces me doy cuenta de que mi pequeño está llorando.

-No llores, por favor. No me gusta verte llorar. -Voltea su cuerpo entre mis brazos y esconde el rostro en mi cuello. Siento sus sollozos amortiguados contra mi piel y me estremezco -Todo está bien ahora. -Susurro al mismo tiempo que acaricio su cabello -Te amo y aquí está tu abrazo. -Afianzo aún más mi agarre a su alrededor, intentando tranquilizarlo.

Vuelve a colocarse con la espalda contra mi pecho y suspira -Para finalizar... -Besa mi mejilla y sonrío -...Quiero decirte que te amo y que fuiste y siempre serás la mejor mamá del mundo. Gracias por estar a mi lado seis años y al lado de Phoebe cuatro. Posdata: Si no logras escapar del cielo, al menos sopla muy fuerte desde allá y ayúdame a apagar las velas de mi pastel.

-Te prometo que hoy apagaremos tus velitas juntos. -Beso su frente y me levanto -A partir de hoy, ya no necesitarás escribir cartas para mí, porque me tienes de vuelta. -Le sonrío ampliamente y me entrega la carta -¿De verdad quieres que la rompa?

-Sí, porque estás aquí. -Responde con seguridad. Rompo el sobre en muchos pedazos y Ted lo quita de mis manos para tirarlo a la basura.

-Te amo, Ted. -Le digo una vez que toma mi mano para salir de la habitación.

Cincuenta Sombras en el Ayer©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora